La infame campaña contra Ciudadanos evidencia la situación mediática

Los medios mayoritarios se están dejando los nudillos en arrear a la cúpula de Ciudadanos, que por primera vez en sus catorce años de historia va a hacer lo que prometió en campaña: ponerse frente a Pedro Sánchez.

Los mismos gurús que anteayer aplaudían a Albert Rivera ahora lo desprecian porque su negativa a abstenerse ante el candidato socialista. Este hecho aboca al PSOE a pactar con Podemos, del que Ibex-35 sabe que pedirá unas medidas sociales incómodas para sus intereses.

Las televisiones, plegadas ante La Moncloa por regulaciones, amenazas de Competencia e hipotéticos concursos de licencias de la TDT; y la prensa, servil ante el Gobierno de turno por la publicidad institucional, han demostrado que hoy sirven al PSOE con la misma soltura que anteayer se plegaban ante Soraya.

ENAMORADOS DE RIVERA

Cuando los medios españoles mayoritarios descubrieron a Albert Rivera, allá por 2014, el líder de Ciudadanos se había paseado por los estudios más reaccionarios de los madriles, había cortejado al TDT Party y había sido patrocinado por una fuerza xenófoba, Libertas.

En 2014 había elementos de juicio suficientes para dejar claro que Rivera era un oportunista sin ideología que bailaba al son de la música mainstream: pero el papel tenía que frenar a Podemos con otra fuerza aparentemente regeneracionista, en realidad lampedusiana, que apuntalase a la Casa Real, al PP en Madrid y al PSOE en Andalucía.

Ciudadanos
Albert Rivera, presidente de CIudadanos. Foto: Gtres

Rivera, torpe imitador de Suárez, enterraba cualquier debate sobre las estructuras del Estado, encantadas con que varias cabezas de turco (Urdangarin, Rato, Zaplana o Matas) pagasen las mastodónticas facturas de cuarenta años de podredumbre ética.

Es por ello que Ciudadanos vetaba al PSOE en 2015 antes de pactar con Sánchez, vetaba al PP antes de sostener a Rajoy y viajaba a Caracas en 2016 para interesarse con mucha afectación por el hambre del pueblo venezolano sin preguntar por el del árabe, tan emparentado con nuestra jefatura del Estado. Rivera, modelo para los cachorros del ICADE, era el nuevo ‘hombre de Estado’.

ENCUESTAS Y CUENTOS

Pero Ciudadanos era el niño bonito: las teles linchaban al PP, al PSOE y a Podemos, pero Rivera era intocable para alegría del Ibex-35, encantado con la resurrección de la ‘Operación Roca’ de 1986 con un émulo de Lerroux.

El País decía que Rivera rozaba La Moncloa con más de 100 escaños, cuando se abrían las urnas alcanzaba con dificultad los 40, pero Ciudadanos era el partido bonito hasta que por primera vez ha cumplido su palabra por un interés propio: quieren convertirse en uno de los dos actores del nuevo bipartidismo que se avecina. Es por ello que vetan a Sánchez y aceptan con disimulo a Vox.

Curiosamente, no solo han sido los medios más proclives a La Moncloa han levantado las armas contra Rivera: también ha habido duros ataques desde la derecha mediática, esa misma que equiparaba a Sánchez con ERC y EH Bildu cuando la derecha política se manifestaba en Colón entre vítores patrióticos. 

Y la campaña se ha orquestado por tierra, mar y aire: unos han presionado a Rivera a través de París, como si la sede de Ciudadanos fuese un rancho sureño de Macron, y otros a través de golpes bajos con los fundadores del partido.

MÁS PALOS CONTRA RIVERA

El País dice hoy en su editorial que «el ensimismamiento del que son víctimas Rivera y los dirigentes que lo apoyan les impidió ver que, cuando menos, no era el momento. Durante el fin de semana, Vox se ha prodigado en groseras descalificaciones machistas a una ministra (…) Cabe preguntarse, no obstante, el porqué de su empeño en exponer todo un país al oscurantismo de sus innecesarios aliados». La ministra también soltó en su día frases muy machistas y El País se olvidó del tema.

Juan Luis Cebrián, niño bonito del tardofranquismo y ahora resucitado para la ocasión, decía ayer que Rivera «viene desde hace meses estableciendo alianzas con un partido neofranquista, heredero del más oscuro credo reaccionario. Allí donde Vox ha tenido oportunidad de influir en el poder político no ha hecho sino proponer medidas que implican un retroceso, en algunos casos dramático, de derechos adquiridos por los españoles con esfuerzo y tesón durante los cuarenta años de democracia».

Ciudadanos
Los políticos Albert Rivera y Pablo Iglesias durante el acto » España a debate » en Madrid
27/11/2015

Arcadi Espada, encantado de conocerse, afirma hoy en El Mundo que «es difícil saber en qué momento exacto un hombre o una organización pierden el contacto con la realidad. Y mucho más señalar las razones de la desconexión. Por desgracia para mí, y 4.136.599 españoles más, Albert Rivera no es el presidente del Gobierno. Ni lidera la oposición. Qué duda cabe que hubo un momento en que esto pareció probable».

Rivera sufre hoy el nivel periodístico del que ayer se beneficiaba: en realidad no van contra él, las élites tienen miedo de que el PSOE tenga que cumplir su programa por orden de Unidas Podemos. Pero le toca aguantar carros y carretas mientras el colorín lo despelleja por fascículos. Por Podemos renacieron y por Podemos pueden morir. En el pecado lleva la penitencia.