Iglesias apuesta por tomar el control de los servicios básicos

La guerra por el control de Podemos avanza sin cuartel de cara a Vistalegre II. Allí Pablo Iglesias e Íñigo Errejón lucharán por el control de la formación morada, y poco a poco van desvelando sus armas. Como esta del actual secretario general que aboga por «la defensa de los sectores estratégicos» del país. Una necesidad que basa en «articular un proyecto de país que recupere su soberanía, rescate la democracia y garantice los derechos de la gente».

Así aparece reflejado en el documento que presentará bajo el título Plan2020: Ganar al Partido Popular, Gobernar España. En él se relatan -uno a uno- los sectores que deben ser controlados por el Estado en aras de la «recuperación de la soberanía». En primer lugar la energía «en el marco de un proceso de transición energética orientado hacia la recuperación de la soberanía, la garantía del derecho a la energía por parte de las personas como un elemento esencial para la vida», relata.

Pero no queda aquí la cosa. También apuesta por un cambio de modelo energético tendiendo más a las renovables de forma que ayude a la reindustrialización del país. Mirar al futuro para revertir la «desindustrialización que ha lastrado el desarrollo económico, clave en la precarización del trabajo y la desvalorización salarial». Así que Iglesias propone también el control de otros sectores como las comunicaciones y el transporte. Se trata de lograr garantizar «su acceso y desarrollo como servicios públicos esenciales para la comunidad, que ponga fin a los abusos de las grandes corporaciones».

Iglesias quiere conseguir una economía social, sostenible que sirva para modernizar el país

Electricidad, transporte, telecomunicaciones… No puede faltar un clásico de Podemos. El sector financiero «por medio de una regulación fuerte frente al abuso y la especulación», pero también hay sitio para el turismo del que dice está «basado en la precariedad y la degradación social y ambiental». Por eso considera que es fundamental acometer cambios que lo hagan sostenible desde el punto de vista social y medioambiental.

Un texto que también propugna una apuesta por la famosa economía social de Podemos, en el que se abogue por hacer frente a la injerencia «de las grandes corporaciones (basadas en la desregulación, la deslocalización, la especulación, el desmantelamiento del tejido productivo y la precarización de las condiciones de trabajo)». Y para ello apuesta por la protección de pymes, autónomos y de la economía social mediante «un control democrático». De hecho, una de las soluciones que propone para solventar el gran reto del cambio climático pasa por «ciudades menos contaminadas, menos tiempo de trabajo, respeto a otras formas de vida y pautas de consumo más sostenibles».

Este último aspecto lo refuerza con una última propuesta dedicada al sector agroalimentario, fomentando la «soberanía alimentaria frente al negocio que desmantela la producción bajo la concepción de una agricultura y una ganadería sin agricultores y ganaderos». Así que aboga por la defensa de las pequeñas y medianas explotaciones, fortalecer el cooperativismo y la economía social.