Golpe bursátil a Iberdrola: lo ‘verde’ lastra sus cuentas

Este miércoles 21 de febrero parecía ser un gran día para Iberdrola. Al menos a primera vista, al leer por encima los llamativos titulares en prensa especializada sobre los resultados presentados por la energética vasca: “Iberdrola gana 2.804 millones, con un incremento del 3,7%”. Incluso, otros como “Iberdrola gana 2.804 millones y supera las previsiones del mercado”. Lo dicho, parecería un gran día para la firma presidida por Ignacio Sánchez Galán, sino fuese por el ‘bofetón’ que se llevó en Bolsa.

Iberdrola cerró la sesión con una caída del 4,10%, obviamente la mayor del Ibex y uno de los mayores descalabros en un solo día en años. Al mercado, los analistas e inversores que viven de ello, no solo no le han gustado sus resultados, sino que la situación en el sector es cada vez más compleja. Asimismo, las renovables todavía no están respondiendo en cuanto a retornos al nivel de lo esperado tras grandes inversiones. De hecho, Iberdrola apenas ha ganado 6 euros por cada 100 invertidos en renovables sin contar con ingresos atípicos en las mismas.

Iberdrola dedica 4 de cada 10 euros que invierte en renovables, pero solo gana 1,8 de cada 10 euros de beneficios

Más allá de hablar del desastre que normalmente son las cuentas del gigante eléctrico, con apartados sin auditar y con el Estado de Flujos de Efectivo casi inexistente y totalmente atípico, la realidad es que no le salen. El único sector que realmente está funcionando a plena rendimiento es su negocio de redes, mientras que el de renovables –por el que está apostando más fuerte- apenas responde. El Ebitda decrece ligeramente, aunque lo más importante es la fuerte caída del ‘Ebit’ precisamente a consecuencia de las fuertes provisiones y amortizaciones que tiene que llevar a cabo. Por último, la deuda sigue creciendo llegando a superar niveles peligrosos respecto a Ebitda (por encima del 4x), por no hablar si se mide respecto del flujo de caja.

La compañía está realizando importantes desembolsos en renovables que todavía no están dando su fruto. Solo en 2017, la firma dedicó a este apartado 2.300 millones de euros, un 41% de toda su inversión. El retorno de tales inversiones es todavía muy pequeño, y existe el peligro de que se aplane o incluso se contraiga debido a las próximas reformas en sus países fetiche, Estados Unidos, y las que faltan en España.

Si solo se centra el estudio en 2017, los 2.300 millones de inversión apenas han generado 2.500 millones de ingresos de los cuales solo 519 se imputarían a beneficios, en realidad serían cerca de 140 si no fuera por los no recurrentes. Por lo tanto, la firma dedica 4 de cada 10 euros a invertir en renovables, pero solo gana –en forma de beneficios y sumando los no recurrentes- 1,8 de cada 10 euros de beneficios. Las renovables todavía no le salen a cuenta y cada vez exigen mayores provisiones, en EEUU por ejemplo se han disparado al extenderse el periodo de recuperación de los créditos fiscales.

La caída en Bolsa de Iberdrola tiene más que ver con este desfase de inversiones y recuperación de la inversión que cualquier otro aspecto. En la parte alta de la cuenta, el Ebitda se mantiene más o menos estable si se ajusta respecto del año pasado, pero este indicador apenas tiene relación con el interés de accionistas o inversores que lo que intentan anticipar son beneficios futuros.

El Ebitda en general marca más el ritmo o capacidad de la empresa para devolver sus obligaciones, debido a que a dicha partida se le deben descontar un número muy grande de gastos: amortizaciones, provisiones, intereses e impuestos. Además, se da el hecho de que al menos tres de ellos son críticos para Iberdrola, de ahí que aunque la parte alta es estable a medida que baja el deterioro es más evidente.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»52752″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

A diferencia de lo que ocurre con el Ebitda, el flujo de caja libre sí se aproxima más a lo que podrían ser los beneficios futuros. Por ello, es un elemento clave para muchos inversores, aunque esta misma partida pierde su eficacia cuando se intenta valorar una compañía. El problema de Iberdrola es que lo poco que deja entrever esta partida no transmite demasiada confianza. El efectivo ingresado a través de operaciones apenas superó los 5.000 millones, mientras que las salidas de efectivo en inversiones rozaron los 5.500 millones. La cosa cambiaría seguramente si se ajustasen los flujos de los renovables, aunque por desgracia ese dato no aparece en las cuentas.

El problema que pueden ver los inversores es que Iberdrola se convierta en una empresa que invierte más de lo que genera de manera continua, esperando grandes retornos que no llegan. Los beneficios no se ven afectado por ello, porque los gastos de alargan en el tiempo pero la empresa termina por presentar importantes desequilibrios que cuesta mucho recuperar.

La deuda, un problema para todos ‘menos’ para Iberdrola

El presidente de Iberdrola ha intentado ser claro sobre el momento en el que se encuentra el sector: “Gracias a la época de dinero barato con los tipos de interés en mínimos, muchas compañías sin experiencia se han apalancado extremadamente y ahora con el cambio de tarifas habrá una limpieza del sector”, ha explicado al ‘Finantial Times’. El problema de las palabras de Sánchez Galán es que olvida que Iberdrola también está utilizando, y mucho, el entorno de tipos bajos para endeudarse. De hecho, es la empresa española que más ha incrementado su deuda en los últimos años.

Iberdrola deuda Merca2.es

En 2017, Iberdrola sumó una deuda financiera neta de 32.856 millones, un 60% superior a la que tenía hace diez años. Además, este alto volumen de deuda ha empezado a poner en peligro los ratios de la firma: el apalancamiento financiero se elevó en 2017 al 43,4% y se acerca peligrosamente al 50%. Por otro lado, la deuda financiera neta respecto a los recursos propios cerró en casi el 77%. Además, la deuda frente a ebitda está en 4,37 veces y el ratio de solvencia –que mide beneficio de explotación frente a deuda- está en el 7,6% muy al límite.

Iberdrola ha encontrado en el mundo de los bonos verdes un filón para financiarse. En otro artículo (‘Préstamos y bonos verdes: el caballo de Troya de Iberdola’) MERCA2 explicaba como la compañía fue en 2017 la que más instrumentos de este tipo emitió al mercado y que ello podría convertirse en un problema para la firma. Por el momento, en sus cuentas ya existen un plan de desinversión de activos por valor de 3.000 millones. Es importante para una empresa cuyo supervivencia reside en llevar a cabo proyectos muy grandes mantener la deuda estable, sino se lo pueden preguntar a Telefónica y sus resultados en Bolsa.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2