Ibercaja: el banco del ‘Vamos’ a fusionarnos o convertirnos en una gestora

Hasta donde se sabe, o se puede saber, Ibercaja sigue trabajando para salir a Bolsa, aunque no se conoce si lo hará como banco o como una gestora de fondos que, de manera ocasional, concede hipotecas o créditos al consumo. Más que nada, porque lleva viviendo de incrementar las comisiones que cobra los cuatro últimos años, hasta el punto de que 4,1 euros de cada 10 que ingresa la firma vienen de ellas, mientras que la evolución de la verdadera partida bancaria, el margen de intereses, se ha mantenido más plano que una etapa de la Vuelta a España en mitad de la meseta castellana.

En pleno verano de 2016, también a finales de julio (buenos tiempos aquellos porque al fin y al cabo el calor era el mismo, pero tres años menos siempre es mejor que tres más), Ibercaja comunicaba sus resultados semestrales, entre los que figuraba la siguiente cifra: margen de intereses 278 millones de euros, una cifra que se debe recordar. Cerca de 1.100 días después, la firma aragonesa presentaba sus cuentas desde enero a junio en las que su margen de intereses se alzó hasta los 278 millones de euros; exacto, los mismos. Lo que podría ser un caso para Iker Jiménez, en realidad se explica si se ve la misma partida en 2017 y 2018, que en concreto sumaron 279 y 277, respectivamente.

Lo anterior se podría explicar con el hecho de que el negocio bancario de la entidad (todavía no han dado el paso de denominarse gestora, les daremos tiempo) lleva prácticamente estancado en los últimos años, pero no es del todo así, ya que para igualar cifras (que ya tiene mérito viendo el sector) ha necesitado forzar a sus clientes con fuerza. Por un lado, lo que les pagaba por su dinero se ha reducido un 85,7% (cerca de un 98% en el último lustro), mientras que lo que cobra por prestar dinero se ha reducido (por la durísima competencia, entiéndase la ironía) un 0,66%, vaya éxito para el ciudadano de a píe la política del BCE. En definitiva, que para ganar lo mismo ha tenido que elevar su margen neto de intereses, lo que se conoce como margen clientes, un 18,5%.

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Lo anterior deja un problema, y es que no se puede reducir mucho más lo que se paga por un depósito, ya que lleva sin moverse del 0,03% prácticamente más de un año. Tampoco es fácil tirar el diferencial, en lo que cobra, al alza, porque la competencia apenas deja margen y las grandes firmas ya tienen campañas muy agresivas de créditos al consumo (que es lo único capaz de generar ese efecto). A lo anterior, hay que añadirle que el euríbor está cayendo a su nivel más bajo en la serie histórica hasta cifras que doblan, en lo negativo, la que mantenía en algunos de los meses de este trimestre. En definitiva, que el negocio bancario dadas las circunstancias no da para mucho más.

Entonces, ¿Ibercaja lleva con los ingresos congelados durante los últimos cuatro julios? No, en realidad sus cobros se han ido elevando paulatinamente gracias al cobro de tasas, que han crecido un 15% respecto de la cifra de 2016. La política de la firma aragonesa de imponer comisiones a cualquier cosa que se mueva en sus sucursales, cuidado con llevar el perro, le ha posibilitado convertirse en el banco español que más ingresos por esta vía obtiene respecto del total con un 41% (un hecho del que sacan pecho en las cuentas). Una cifra que es por ejemplo un 46% superior a la de Caixabank o un 57% superior a la de Banco Sabadell.

Ahora, imaginemos que el banco quiere seguir siendo un banco, que paradoja, y ver que puede ofrecer a largo plazo, por un lado se ha visto que la partida de ingresos va a estar muy afectada en la parte de intereses, por lo que se debe reducir los costes para obtener mayor rentabilidad. Con ello llegamos a la razón que llevó a la entidad a acometer un ere, en los años anteriores, que es la de lograr una mayor rentabilidad. Pese a ello, la realidad es que no ha sido así, si bien los costes se han reducido la rentabilidad de la compañía apenas alcanzó el 5,4% (sin cargos ya de los despidos), una cifra difícil de levantar con fuerza sin capacidad de maniobra en los ingresos y tras sanear el apartado de costes. La alternativa sería, para seguir como entidad, buscar una fusión que generaría sinergias, más reducción de costes, y mayor escalabilidad en los ingresos. Por el momento, fuentes explican que alguna entidad ya ha preguntado a la aragonesa, pero ninguna de las dos si quiera reconocen un pequeño acercamiento.

EN BUSCA DEL ROE PÉRDIDO DE IBERCAJA

Quizás ya están trabajando en ello y todavía no ha transcendido, pero una de las próximas películas de Misión Imposible bien podría ser intentar encontrar algunos de las ratios bancarios más importantes en las presentaciones o documentos de Ibercaja. En concreto, hallar el más seguido durante años, el que mide la rentabilidad respecto del capital propio (conocido como Roe), sería una tarea titánica hasta para el propio Tom Cruise. Mejor no hablar de otras relacionadas con el riesgo como el RAROC o (casi impronunciable) RARORAC.

El negocio bancario de Ibercaja lleva congelado tres años, y solo sobrevive a base de comisiones muchas de ellas por gestionar fondos, una situación que se agravará en el futuro a no ser que consiga una fusión

Podemos revisar sus presentaciones, tomaremos las del segundo trimestre por eso de que han sido las últimas en salir, en distintos años para investigar. Así, en las de 2019 no aparecen, tampoco en las de 2018, ni en las de 2017 y así podríamos seguir obligando al guaperas de Hollywood seguirle la pista sin ningún atisbo de poder hallarla. En realidad, Ibercaja no lo pone en ninguna de ellas (imaginarse el por qué) y para encontrarlo se debe acudir al apartado de información financiera en formato Excel donde lo encontramos, finalmente. Tampoco ha sido tan difícil, ¿no? Bueno queda lo mejor, si intentas seguirlo por trimestres te das cuenta que en 2017 no aparece ni dicho documento, fascinante.

Por suerte, dicho apartado si se puede encontrar en 2019, más en concreto, en el punto de ‘Principales cifras’, aunque de nuevo la composición de la misma es cuanto menos curiosa. Normalmente, para los que no vean muy a menudo resultados bancarios, las cifras en su total vienen comparadas con un mismo periodo (final de año, un año antes o un trimestre antes, en función de con cual saliese más favorecida), pero en este caso cada cifra se compara con una distinta en un cuadro que firmaría el mismísimo Victor Frankenstein: el balance respecto al cuarto trimestre de 2018, la cuenta de resultados frente al primer semestre de 2018, la gestión del riesgo junto a al segundo trimestre, la solvencia del segundo trimestre frente a la del cuarto trimestre de 2018.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2