IAG confía en tener un beneficio operativo de al menos 3.200 M€ en 2019

Willie Walsh, consejero delegado de IAG, ha confirmado este jueves que esperan obtener un beneficio similar al de 2018, cuando cerraron con 3.230 millones de euros. Por lo demás, la compañía mantiene sus objetivos «sin cambios», a pesar de la fuerte inversión hasta 2023 con la que esperan aumentar su flota y capacidad.

Para 2019, el ‘holding’ aéreo, que agrupa a Iberia, British Airways, Vueling, Aer Lingus y LEVEL, espera un beneficio operativo antes de partidas excepcionales similar al de 2018, que fue 3.230 millones de euros, 280 millones de euros más que el año anterior, más de seis veces más, tal y como ha recordado el presidente de IAG, Antonio Vázquez.

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«A pesar de cierta incertidumbre en el mercado derivada de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, nuestro negocio no se vio realmente afectado y la demanda continuó mejorando durante todo el año», ha dicho Walsh durante su discurso ante la junta general de accionistas.

Walsh ha señalado que si bien los costes por combustible aumentaron durante el ejercicio la cobertura preventiva realizada a finales de 2017 suavizó el impacto de dicho encarecimiento en comparación con algunos de sus competidores.

Así, puso en valor la mejora tanto en ingresos unitarios como en costes unitarios, excluido el combustible a tipos de cambio constante, lo que compensó «ampliamente» el alza del combustible. «Eso se logró al tiempo que aumentamos la capacidad un 6,1% e incrementamos la inversión en nuestros clientes en todas nuestros aerolíneas», ha subrayado el primer ejecutivo de IAG.

De hecho, IAG elevará la inversión neta a 2.600 millones anuales entre 2019 y 2023, un 23,8% más que los estimado inicialmente, y espera un resultado bruto acumulado antes de arrendamientos (Ebitdar) de 7.200 millones de euros en promedio por año, un 10,7% más que lo estimado hasta 2022, según anunció el grupo aéreo en noviembre.

Walsh ha defendido la «estructura única» de IAG que permite «crear valor» al accionista y que trata «a todas las aerolíneas del grupo por igual», asignando la inversión entre sus compañías en función de su rentabilidad sobre el capital invertido.

«LAS CIFRAS HABLAN POR SÍ MISMAS»

En esta línea, el presidente de IAG, Antonio Vázquez, ha afirmado que las «cifras hablan por sí mismas» y que no solo se alcanzó en 2018 un récord en el beneficio operativo sino que en el primer trimestre ha sido de las pocas aerolíneas que registró beneficios operativos.

No obstante, ha reconocido que pese a la solidez de los fundamentales del grupo que ha calificado de «excelentes» y de sus perspectivas, la evolución del precio de la acción «no está siendo positiva». «Los primeros que no estamos contentos somos nosotros», ha admitido ante preguntas de los accionistas al respecto.

Para Vázquez este caída del valor puede atribuirse a varios factores entre ellos el miedo de los mercados a una posible recesión que afecta a compañías más expuestas a los ciclos como las aerolíneas, a los recientes ‘profit warning’ emitidos por compañías competidoras sobre sus expectativas anuales, un rasero que se aplica a la consideración del sector, y además del riesgo latente del ‘Brexit’.

CAÍDA DE LA COTIZACIÓN

Vázquez ha recordado también que en abril IAG fijó en el 47,5% el máximo permitido de accionistas no comunitarios en su capital –la normativa europea establece que al menos el 50% del control esté en manos europeas– limitación que espera levantar en cuanto el porcentaje de no participación europea se sitúe «en los niveles adecuados». Esta limitación, ha dicho Vázquez, ha influido de manera puntual en la cotización al salir el valor de los índices de compra fuera de Europa.

Pese a la caída de la cotización de IAG en el último año, Vázquez ha defendido que el rendimiento evidencia el nivel de rentabilidad del grupo, que «pocas compañías tienen», por lo que espera que el mercado identifique esa realidad y trate en su cotización a la compañía «como merece».

Durante la junta, IAG ha aprobado distribución de un dividendo complementario bruto de 0,165 euros por acción, al que destinará 327,4 millones de euros, así como un dividendo extraordinario de 0,35 euros, por 700 millones, con cargo ambos al ejercicio 2018 y fecha de pago el próximo 8 de julio.

El dividendo adicional, junto al abonado en diciembre, elevan a 0,31 euros por acción la retribución ordinaria para 2018, que representa un importe de 615 millones de euros.

De esta forma, IAG destinará 1.315 millones de euros a la retribución de sus accionistas vía dividendos en 2018, lo que supone 260 millones más con respecto al ejercicio anterior y un incremento de más del 25% frente a la remuneración del ejercicio de 2017.