Los seres mitológicos, demonios, extrañas criaturas, dioses y leyendas siempre han estado adornando las historias de muchas culturas. La mitología nórdica, o la roma y griega, están entre las que siguen generando mayor atracción en la actualidad. Pero España también tiene una mitología oculta muy interesante, como la celtíbera, o demonios como Guayota, de Tenerife.
Si te gustan estas historias esotéricas, y ahora que podrás moverte por todos los territorios de España, seguro que te interesará conocer algo acerca de Guayota y viajar a Tenerife, para conocer de cerca su origen, y ponerte en la piel de aquellos pueblos primitivos frente al majestuoso Teide, con sus violentas erupciones volcánicas…
Así era Guayota, el demonio de Tenerife
Lugar y origen de Guayota
La creencia en Guayota tiene su origen en la tribu Guanche, unos antiguos aborígenes que habitaban la isla de Tenerife. Eran los autóctonos de la zona antes de la conquista de los españoles en 1496.
Su origen lo tienen en los bereberes del norte de África, que colonizaron las islas en épocas pasadas y que guardan genética y lengua testigos de este origen bereber. A pesar de eso, existen algunas diferencias, como las de no ser un pueblo marino, a pesar de vivir en una isla, ni tampoco contaban con armas de largo alcance como los bereberes.
Estos pueblos de Tenerife tenían unas creencias muy particulares, con una mitología guanche propia y dioses diferentes al resto de tribus. Incluso eran una cultura que momificaba, como ocurría con otras tribus del pasado, como el pueblo Egipcio.
Entre los dioses en los que creían se encontraba Achamán, que era una especie de dios supremo de los cielos. Era el dios benévolo, frente al demonio Guayota. Una deidad que habitaba en el infierno o Echeide, como ellos lo llamaban. De hecho, identificaban a ese infierno con el Teide, donde creían que residía Guayota.
A estos dioses rendían culto para conseguir prosperidad de sus cosechas, con lugares de culto y rituales en algunos lugares de Tenerife. En ellos celebraban incluso sacrificios (tanto humanos como animales, algunos incluso de niños), como se ha podido comprobar por los descubrimientos arqueológicos.
Así continuaron hasta la llegada de los conquistadores y su interacción con el cristianismo. Algo que también los asemeja a las tribus de América, como los pueblos precolombinos: Mayas, Aztecas, Incas, etc.
