El español que quiere transformar el lujo en China

Ricardo Ferrer adoraba de pequeño los libros de Sandokan y, quizá por eso, lleva 23 años viviendo en China. Hoy, junto a la business angel venezolana Carmen Busquets, intenta aprovechar el repunte del lujo que se espera en el coloso asiático después de tres años de caída.

Busquets, reconocida como la madrina del ecommerce de lujo, fue una de las primeras inversoras de Net-a-Porter y tiene una cartera de inversiones absolutamente impresionante, entre las que se encuentra, sí, la plataforma de comercio electrónico de diseñador Farfetch, con sede en Londres y fundada por el portugués José Neves.

El toque Busquets

Pero Busquets también ha invertido en otras plataformas de ecommerce de lujo como Lyst o Moda Operandi, así como en empresas que combinan moda y tecnología. Es el caso de Unmade, el fabricante de jerseys personalizados de lujo impresos en 3D, o Vinaya, que fabrica la joya wearable Altruis.

Ferrer Busquets viajó a Hong Kong para un año de prácticas en 1993 después de estudiar Económicas, y nunca dejó del todo China. Su primer negocio fue una empresa de accesorios de gama alta que fabricaba en China y vendía directamente a España. Fue bastante innovador, ya que en aquel entonces lo normal era trabajar con intermediarios de Hong Kong.

En 2012 se lanzó junto con Busquets a trabajarse la escena del comercio electrónico de lujo en China y fundar Trustluxe.com, una plataforma de marcas de nicho, especialmente bolsos, accesorios y joyería.

La empresa tiene una tienda a través de WeChat –una tendencia en China que viene a ser como si Whatsapp permitiese comprar desde su plataforma en España– y trabaja con diseñadores como los joyeros Shaun Lane o Lydia Courteille, o las diseñadoras de bolsos Mireia Llusia-Lindh o Tonya Hawkes.

El freno al daigou

Según un informe de Bain&Co, el mercado del lujo en China fue de 15.600 millones de euros en 2015, y se prevé una importante recuperación en 2017 después de tres años de caída, debido principalmente a las medidas impositivas del gobierno chino para frenar que este tipo de artículos se adquieran mayoritariamente fuera del país.

Es el famoso fenómeno del comprador daigou, que se dedica profesionalmente a comprar productos de lujo en grandes tiendas y enviarlas de vuelta a los compradores chinos a cambio de una comisión que oscila entre el 5% y el 15%, y que el gobierno local intenta erradicar para incrementar el consumo nacional y elevar los ingresos vía impuestos.

Presumir de buen gusto, no sólo de dinero

Ferrer cree que el gusto de los consumidores chinos ha evolucionado más rápido que el mercado, e intentan buscar nuevas marcas exclusivas que no pueden encontrar en China. En su opinión, los super-ricos están hartos de las mismas marcas de centro comercial de lujo y buscan alternativas más exclusivas.

Trustluxe, según la información publicada por scmp.com, vende apenas 60 piezas de lujo cada día, a precios de entre 1.500 yuanes a más de 100.000 yuanes (entre 200 y 15.000 euros, más o menos). Sus clientes son jóvenes de entre 20 y 32 años de la China continental con mucha exposición al mercado occidental, que no quieren comprar cosas masivas y que están menos interesados en presumir de dinero que en demostrar buen gusto.

El negocio de TrustLuxe no sólo depende de Internet, sino también de la capacidad de vender en persona. La compañía tiene un showroom en el barrio de Xuhui, en Shanghai, al que sólo se puede acceder con cita previa. Los clientes premium llegan en coche privado.