La economía española necesita 1,5 millones de inmigrantes

Los últimos datos de empleo y paro registrados en España muestran signos más que esperanzadores. En los últimos cuatro años, el empleo ha aumentado en 1,9 millones de personas, es decir, un 11%. Turismo, transportes y servicios a las empresas han tirado del carro. “De aquí a 2026, España creará 2,6 millones de empleos”, señala Raúl Grijalba, managing director en la región mediterránea de ManpowerGroup. La pregunta es: ¿qué papel jugarán los inmigrantes?

Estamos ante un campo de juego, el del empleo, en el que todavía quedan por reabsorber unos 1,8 millones de puestos de trabajo. Hay que tener en cuenta que en la crisis se perdieron 3,8 millones. Asimismo, hay otro componente que será clave: “La población en edad de trabajar se reduce en 800.000 personas hasta 2026”, indica Josep Oliver, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Los mayores de 50 años aumentarán en casi 3,5 millones durante la próxima década

Por tanto, confluirán dos fuerzas: la reducción de la población activa, por un lado, y, por otro, su envejecimiento. El colectivo de activos potenciales, de entre 16 y 39 años de edad, habrá perdido en el periodo 2009-2026 algo más de 4 millones de efectivos. Por su parte, los mayores de 50 años, aumentarán en casi 3,5 millones. “Este doble proceso será cada vez más acelerado salvo que se produzca una fuerte corrección a través del flujo migratorio”, sostiene Oliver. Y añade: “Necesitaremos 1,5 millones de inmigrantes durante la próxima década”.

INMIGRANTES Y TRABAJADORES SENIOR

El universo anteriormente descrito se traducirá en un déficit de trabajadores. ¿Consecuencia? Habrá inflación salarial o aumento de la inmigración. O ambas cosas al mismo tiempo. ¿Traducido a números? Según el informe El futuro del empleo, de ManpowerGroup, y en la década que va desde 2016 a 2026, la caída de los activos disponibles será de 1,2 millones (el 48% de la población activa).

Ahora bien, ¿qué tipo de migración necesitamos? Para empezar, España es un país muy terciarizado. Tres de cada cuatro puestos de trabajo están en el sector servicios. Y, dentro de los servicios, predominan los relacionados con el sector privado.

Otro punto a tener en cuenta es que España tiene un problema de sobrecualificación muy serio: personas que ocupan empleos para los que tienen un exceso de experiencia laboral o de formación. “La consecuencia es una reducción del avance de la productividad”, según el catedrático emérito de la UAB. Dicha productividad también se verá dañada por el ajuste demanda-oferta de empleo por edades.

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Fruto de ello, se podrían producir elevadas tasas de paro para los menos cualificados y necesidades de inmigración. “Porque si la tasa de paro de pleno en España se situara por encima del 5%, por ejemplo, en el 8%, las necesidades de mano de obra inmigrante serán sensiblemente mayores”, destacan en el informe de ManpowerGroup.

Entonces, ¿cómo se resolverá la tensión entre necesidades de formación elevada y relativamente joven con una oferta que sólo, muy parcialmente, cumple estos requisitos? “Lógicamente, deberá traducirse en contrataciones de individuos con una educación menor a la deseable, elevaciones de salarios y/o en atracción de inmigración extranjera”, añade el estudio. De ahí que Josep Oliver avance la idea de que “tendremos un segundo shock migratorio y a ver cómo lo gestionamos”.