Donald Trump, el showman que hizo a Nueva York grande de nuevo

Se sabe que Donald Trump, aparte de haberse convertido en tan solo unos meses en uno de los presidentes más polémicos de la historia de Estados Unidos, es un empresario de éxito en su país. Pero ¿cómo amasó su fortuna? ¿cuál ha sido su historia? ¿cómo ha llegado a acaparar una fama tan influyent?

Lo primero que llama la atención de la biografía del empresario neoyorquino son sus orígenes; con una madre escocesa y nieto -por su lado paterno- de inmigrantes alemanes. Es curioso, por lo tanto, su animadversión y los mensajes que ha lanzado durante los últimos meses en contra de los ciudadanos foráneos que buscan una vida mejor en suelo norteamericano.

En cualquier caso, Trump nació el 14 de junio de 1946 en el barrio de Queens, donde pasó su infancia. Comenzó a trabajar en el negocio familiar de su padre, Elizabeth Trump and Son, en 1971 y con 25 años se puede decir que se hizo con las riendas de la compañía. La revitalización del complejo de apartamentos de Swifton Village en Cincinnati, en el estado de Ohio, fue uno de los primeros proyectos en los que Trump participó en la compañía familiar. 

El perfíl de Trump en la revista Forbes

Antes había estudiado en la Academia Militar de Nueva York; en la Universidad de Fordham, en el Bronx; y en la prestigiosa escuela de negocios, Wharton, adscrita a la Universidad de Pensilvania.

Pero, volviendo a la vida empresarial del magnate del ladrillo, Trump vio desde joven muy claro que el negocio inmobiliario en Nueva York estaba en Manhattan. Una apuesta arriesgada, ya que su padre nunca se había atrevido en sus años como regente de este lucrativo negocio a dar el salto, operando únicamente en zonas periféricas como Queens, o Staten Island; con un negocio más enfocado a las clases medias.

Biografía de Donald Trump como presidente en el portal web de la Casa Blanca

Grand Hyatt New York Hotel exterior e1487245847685 Merca2.es

Tal vez, uno de los grandes éxitos de Trump en el centro de la capital del mundo fue convertirse en pionero en crear pisos y centros de lujo. Su primer gran proyecto vino en 1976; cuando transformó el ruinoso, The Commodore, en el conocido hotel de lujo, The Grand Hyatt.

En 1980 el centro de hospedaje estaba abierto, cuando empezó una de sus óperas primas, la Tower Trump. El primer rascacielos que construyó Trump en la ciudad, y el primer edificio que lleva el apellido del magnate en la Gran Manzana. Gracias a estos dos proyectos atesoraba un total de 400 millones de dólares en 1983 -y otros menores-. 

Para sacar adelante estos dos grandes inmuebles, Trump hizo uso de los contactos políticos de su padre, con lo que obtuvo varias exenciones fiscales y reducciones de impuestos. También son obra suya -durante la década de los 80- el resurgir del emblemático hotel, The Grand Plaza, por el que desembolsó 390 millones de dólares; y la construcción de la pista de patinaje sobre hielo en Central Park.

Trump puede hacer tropezar la economía en la misma piedra por segunda vez

Su última obra le sirvió para granjearse una gran simpatía entre la sociedad neoyorquina, que vio en Trump una especie de héroe que logró solucionar un problema que el ayuntamiento -arruinado- no era capaz de solucionar. 

La década de los 80 fue la época dorada para el actual presidente de Estados Unidos, por sus obras en su ciudad natal -a la que había conseguido dar brillo tras dos décadas de decadencia- y su aterrizaje en Atlantic City. En la ciudad del juego de la costa este abrió dos grandes casinos el Trump Plaza, y el Trump Castle.

Pero no es oro todo lo que reluce, durante estos años también había acumulado varios fracasos. El batacazo más sonado fue el que vivió con la compra de Eastern Airlines en 1989, ya que para su compra tuvo que pedir un préstamo de 380 millones de dólares. Cabe recordar, que por aquella época ocupaba el puesto 26 de las personalidades más ricas del mundo de la revista Forbes, con más de 1.700 millones de dólares.

Un año después, la situación era totalmente contraria, Forbes consideraba su fortuna bastante cercana al cero. ¿Qué había ocurrido? Al penoso estado de la aerolínea, se une el hundimiento de otro casino, el Trump Taj Mahal, en Atlantic City. Se juntó, también, a esta situación la recesión económica que afectó en 1990 de manera feroz la economía de Estados Unidos.

Trump Taj Mahal e1487247398563 Merca2.es

La década de los 90 fue bastante convulsa para el magnate, que tuvo que renegociar su deuda con sus acreedores, algo que consiguió con bastante éxito. Sin embargo, también le sirven para hacerse aún más famoso. Durante esta década se casó y divorció con su segunda esposa, Marla Maples, una actriz de Georgia. Se puede decir que estos años fueron en los que Trump consigue reconstruir su imperio. 

Por lo que en los albores del Siglo XXI construye la Trump World Tower, la torre de viviendas más alta del mundo en aquellos años y a partir de ese momento se embarca en nuevas aventuras empresariales, lejos del ladrillo.

En 2001 erigió un nuevo componente en el Skyland de Nueva York: la Trump World Tower

Aprovechando su fama -y popularidad-, granjeada desde la década de los años 70, se ha decidido en la última década a lanzar al mercado varias marcas: un juego de mesa, una línea de muebles o una fragancia son solo algunos de los productos que se producen bajo la firma del empresario.

Cabe recordar su relación en estos año con el mundo de la televisión, donde protagonizó algunos realitys shows a nivel nacional. El de mayor éxito fue The Aprenttice, donde varios jóvenes luchaban por un puesto en la Trump Organization. También controlo parte de las acciones del concurso Miss Universo y Miss América adolescente. 

Pero no hay que olvidar el sinfín de inmuebles controlados por la corporación del magnate, que se ha internacionalizado, llegando a países como Panamá, Canadá o Dubai. Su fortuna, según estima la revista Forbes para 2016, es de 4500 millones de dólares.

El resto de la historia, desde el 16 de agosto de 2016, ya la conocemos. Se presentó a las primarias del partido republicano y venció, a pesar de tener duros competidores. Más tarde, se enfrentó a su rival, Hillary Clinton, en la carrera política por convertirse en el presidente número 45 y volvió a vencer, a pesar de la dureza de sus palabras contra su homóloga en el partido demócrata, a los que una vez les unió una especie de amistad. En cualquier caso, y de lo que no cabe ninguna duda, es que el bueno de Trump es todo un ganador.