Deutsche Bank será la mayor víctima de la nueva MiFID II europea

Stefania Spezzati para Bloomberg

Deutsche Bank podría recibir el mayor impacto en los ingresos comerciales cuando las normas europeas MiFID II entren en vigencia debido a su exposición a Europa, según un informe UBS Group.

En el peor de los escenarios, donde el crecimiento de los ingresos operativos europeos se desacelerará 9% durante el año 2018, el Deutsche Bank verá un crecimiento del 4,7%, predijo UBS. Barclays sería el segundo prestamista más expuesto con una desaceleración del 3,7% en sus ingresos operativos, según el banco suizo, que no se incluyó en ese análisis.

Los portavoces de Deutsche Bank y de Barclays declinaron hacer comentarios a la prensa.

Las normas obligarán a los bancos a cobrar por la investigación por separado de los servicios de corretaje

La Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID II) armoniza la regulación sobre los mercados de valores, organización y relación con los clientes de las entidades que prestan servicios de inversión. Se trata de la segunda versión de una normativa que ya aplica en Europa y que busca regular los mercados financieros, productos de inversión y prestación de servicios de asesoramiento.

Muchas empresas no están preparadas para la versión nueva de la MiFID, que entrará en vigencia el 3 de enero, según UBS. Las normas obligarán a los bancos a cobrar por la investigación por separado de los servicios de corretaje para mejorar la transparencia y exigir a las empresas que informen sobre los acuerdos en mucho más detalle para demostrar que están ejecutando las operaciones de los clientes a los mejores precios, con los costos adecuados y en las plataformas adecuadas.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»31884″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

“No esperamos que las ganancias de los ingresos sean compensadas por los recortes de gastos en el primer año debido a la presión al alza de los costos de implementación, el deseo de evitar recortes antes de que el impacto sea más seguro y un cambiante panorama competitivo”, escribió Brennan Hawken en un informe.

Mayor exposición

En el caso del banco suizo, sin embargo, espera una reducción menos severa del crecimiento de los ingresos en operaciones europeas de alrededor del 1,5%, versus Deutsche Bank y Barclay que verían un impacto del 2,7%.

Los cálculos se basan en la hipótesis de que prestamistas como Credit Suisse Group, Deutsche Bank y Barclays generan entre un tercio y la mitad de sus ingresos comerciales en Europa, con lo cual están más expuestos a la MiFID II.

La MiFID II costará entre 2.1.25 y 2.550 millones de euros para la industria

JP Morgan Chase, Morgan Stanley y Goldman Sachs sufrirán menos que los bancos europeos por el cambio legislativo, dado que los mayores bancos estadounidenses apenas generan entre un cuarto y un tercio de sus ingresos operativos en el continente, según UBS. El prestamista suizo todavía nombra a Goldman Sachs como una de las empresas “menos preferidas” debido al impacto de las normas, y Blackrock es una de sus principales opciones.

En términos de costos de implementación, UBS anticipó que los bancos y corredores más grandes gastarán entre 80 y 120 millones de dólares (68 y 102 millones de euros) en la preparación de la MiFID II, y que los recortes de personas son probables en sus negocios.

Esto costará a la industria entre 2.500 y 3.000 millones de dólares (2.125 y 2.550 millones de euros) para efectuar los cambios tecnológicos para cumplir con las normas, lo que representa un incremento “sustancial en la carga regulatoria para algunas empresas”, según UBS.