¡Dejadme solo! Los históricos de ACS abandonan a Florentino Pérez

Han pasado poco más de tres años desde que Florentino Pérez anunciara en La Sexta quién sería su sucesor al frente de ACS: Marcelino Fernández Verdes, consejero delegado de su filial Hochtief. Un ‘nombramiento’ que pilló por sorpresa a más de uno; pero que el constructor tuvo que hacer forzado por las circunstancias: una compañía endeuda, la resaca del fallido asalto a Iberdrola (que le costó la desconfianza de sus socios); y la presión social por que existiera un relevo al frente de las principales empresas españolas.

Malos tiempos en los que tuvo que afrontar, también, los problemas derivados por el cierre del almacén submarino de gas Castor. Por los que percibió, por cierto, una suculenta indemnización de 1.350 millones para la empresa que lo gestionaba -y en la que ACS tenía el 66%-.

No sólo eso. Una época en la que  vio, incluso, cómo la CNMV le daba un toque de atención por forzar la ley con la intención de quitarse deuda de encima. Y es que ACS lleva, desde el año 2012, empleando una pequeña argucia para aparentar ser un poquito más esbelta en deudas. ¿Cómo? Aplicando la Ley General Contable, y descontándose el dinero que deben todos aquellos activos que están disponibles para la venta. En aquel entonces hablamos de algo más de 3.000 millones de euros. Algo que le permitía figurar con tan sólo una deuda de 4.952 millones de euros -¡En lugar de casi 8.000 millones!-.

Captura de pantalla 2017 03 26 a las 18.56.18 e1490547420540 Merca2.esSin embargo, de aquel entonces a ahora la situación ha cambiado radicalmente. La mejora de los mercados; el aumento del ritmo inversor -con una fuerte apuesta por Estados Unidos- y la venta de distintos activos (entre ellos Urbaser a un grupo chino) le han permitido dar la vuelta a las cosas. El endeudamiento se ha reducido hasta los 1.200 millones de euros; aunque los beneficios siguen manteniéndose en el entorno de los 725-750 millones. Muy alejados de los más de 1.000 millones que Florentino Pérez se fijó como objetivo para el pasado 2016; una cifra -por cierto- que sí alcanzó en 2006 antes de hacerse con Hochtief (en donde está destinado su delfín: Marcelino Fernández).

Pero eso no es algo que preocupe ahora a Florentino. Su obsesión en los últimos años en ACS (y en el Real Madrid) ha sido la deuda. Sobre todo, porque le ha permitido salir fortalecido en su posición de presidente de ACS. Y él, aunque no quiera reconocerlo, lo sabe. Prueba de ello es lo que le costó justificar en la última presentación de resultados que Marcelino Fernández no esté ya en Madrid como consejero delegado para tomar las riendas de la empresa ante su relevo. Se limitió a señalar: “Estamos viendo cómo simplificamos la estructura directiva. Vendrá lo antes posible, pero tranquilos que para mi será una gran satisfacción”. Se acabó, ni una palabra más.

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Composición de los principales accionistas de ACS. Datos de la CNMV. No incluye la participación de Florentino Pérez.

Así que no parece que esté en sus planes, por ahora, tener un segundo que se ocupe del día a día. Algo que podría empezar a hacer mella en Fernández que, el año pasado, vendió algo más de 3.000 títulos de ACS -situando su participación- en el 0,3%, según el informe anual de Gobierno Corporativo enviado a la CNMV.

Pero la cosa no queda aquí. Florentino Pérez era, en 2014, uno de los tres principales accionistas de la empresa. A día de hoy es el principal accionista con el 12,52% que controla a través de Inversiones Vesan, S.L. Sus principales socios, los March y los Albertos -que además eran fundadores de la compañía- han venido reduciendo su participación en la constructora. Y no sólo por el tajo al dividendo al que ha sometido a la constructora Florentino; también a sus desacuerdos -cada vez mayores- con la forma de gestionar ACS que tiene su actual presidente al que, por cierto, no han podido quitar del puesto.

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La familia March, a través de Corporación Financiera Alba, tiene ahora mismo el 4,73% del accionariado (el 7,24% a cierre del 2016) -según el último documento enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Algo llamativo si tenemos en cuenta que llegó a superar el 20% de la compañía. También los Albertos (Alberto Cortina y Alberto Alcocer) han ido disminuyendo su peso. Actualmente poseen el 2,58% y 2,56%, respectivamente frente a más del 20% que llegaron a tener en ACS. Y a eso hay que sumarle el hecho de que, Iberostar, que posee el 5,61% de las acciones, dejó el consejo el año pasado -lo que denota su intención de empezar a vender-. Sobre todo, porque tras años de minusvalías (compró a 46,82 euros la acción) ahora podría recuperar algo de dinero tras haber provisionado pérdidas de 150 millones de euros.

Así que parece que Florentino (que se mueve bien en aguas turbulentas) ha logrado su objetivo: hacerse fuerte en ACS derribando a todos y cada uno de sus enemigos: la deuda, los accionistas y su futuro sucesor. Veremos si éste llega o no en algún momento de 2017, pues debía haberlo hecho allá por 2016.

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Fuente: Bloomberg

Ahora bien, que no se confíe mucho porque más del 66% del capital social de la compañía es flotante en este momento, lo que deja a merced de los fondos la constructora. Y eso nunca es bueno. De hecho, Black Rock, ya reconoce una participación del 3% en ACS y, seguramente, con intenciones de seguir creciendo en los próximos meses. Todo dependerá de la buena (o mala) evolución que pueda tener ACS en bolsa. Los analistas de Citi cifran su precio objetivo en los 31 euros. Muy lejos, por cierto, de los 33 euros que necesita Florentino (y su cúpula) para llevarse un bonus de 210 millones de euros el 30 de abril. Y desde luego, que los accionistas sigan vendiendo, no ayudará a ese proceso.