Así te controla el Poder a través de los medios de comunicación

Pedro Baños analiza en ‘El dominio mundial: Elementos del poder y claves geopolíticas’ cómo el Poder controla a las masas a través de los medios de comunicación. El coronel destripa las diez estrategias comunes de las élites para controlar a la ciudadanía.

Señalaba Bakunin que «ejercer el poder corrompe. Someterse al poder degrada». Y los humanos siguen corrompiéndose y degradándose, la mayoría de los segundos sin ser conscientes. Baños desvela las 10 claves de la esclavitud a través de los medios.

LAS DIEZ CLAVES DEL PODER Y LOS MEDIOS

1- Inundaciones

El tsunami informativo indigerible que sufrimos tiene una ventaja: nos convierte en seres incapaces de separar el grano de la paja. Afirma Zenith Media que recibimos 3.000 impactos publicitarios diarios. Y en esta cantidad no entran los impactos publicitarios del Poder mediante publirreportajes.

Señala Iñaki Gabilondo que el futuro del periodismo es jerarquizar la información. Los periodistas se convertirán en marcas que prescribirán datos y hechos relevantes a sus seguidores, que deberán pasar por caja antes estos nuevos medios ‘unipersonales’.

2- Alerta roja

En la película ‘La sombra de la ley’, estrenada el pasado año, Dani de la Torre denuncia como las autoridades españolas utilizaron la violencia del anarquismo, pervertido por elementos policiales infiltrados, como señuelo para eclipsar informativamente al desastre de Annual, 1921.

El Gobierno habría provocado falsos problemas que se habría apresurado a arreglar. ¿La intención? Marcarse un tanto y borrar del imaginario colectivo otros asuntos. Recuerden que el independentismo catalán creció más de veinte puntos durante los gobiernos de Rajoy, encantado de sacar de la agenda informativa la corrupción de su partido y los recortes de sus ejecutivos.

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El control social a través de los medios.

3- Res-pon-sa-bi-li-dad

Responsabilidad. Las clases medias asumen sin pestañear las medidas de ajuste ejecutadas desde el Gobierno cuando llegan las crisis. Eso sí, esa responsabilidad no alcanza a las élites, que mantienen sueldos, caprichos y mamandurrias.

El Gobierno incentiva a través de los medios que la ciudadanía asuma los recortes en el Estado del bienestar, puesto en pie cuando había hambre y recortada cuando vamos al gimnasio a rebajar el empacho. La educación, la sanidad y las pensiones sufren las crisis.

4- Migajas

Migajas para calmar la ira. En Bilbao miles de pensionistas echaron un pulso a Rajoy, que acabó tragando subida cuando necesitó los votos del PNV para sacar adelante el presupuesto (días antes de los jeltzales le desalojasen del poder).

Estas concesiones al pueblo solo se suceden cuando hay amago rebelión callejera. El poder no quiere motines de Esquilache. Carlos III evitó la guerra enfrentándose a los comerciantes. Creció el intervencionismo y bajaron el liberalismo y el hambre. 253 años después todo sigue siendo igual.

5- Infantilismo

La degradación de los informativos televisivos es palpable: la política es una colección de declaraciones de líderes políticos. Y el resto se rellenan con sucesos sangrientos, vídeos de Youtube, encuestas callejeras intrascendentes, predicciones meteorológicas y resúmenes del Real Madrid.

La televisión se ha convertido en una fábrica de ovejas y el papel sobrevive escondiendo informaciones, como siempre. El infantilismo y la banalidad se apoderan del mensaje, que se convierte en un tuit sin profundidad que nunca invita a la reflexión.

6- Materiales averiados

Las élites quieren obra de mano barata: por eso incentivan a aprender inglés en vez de aprender a vivir. Alemania quiere españoles preparados, sin que le pasemos la factura educativa. Por eso los materiales educativos son, en líneas generales, folletines desfasados y superficiales.

Pero siempre hay clases: la cultura y la educación VIP es concertada, es decir, pagada en parte con la caja común. Las clases populares se encuentran un tapón y se conforman con creerse clase media aspiracional, eufemismo con el que ahora se conoce a los pobres que se gastan el 70% de su sueldo en el alquiler.

7- Tazas motivacionales

Existen varias empresas que han hecho su agosto con unas tazas de desayuno motivacionales. «Todos los problemas son irrelevantes», «Todo es posible con ganas» o ‘El camino al éxito es la actitud’, afirman.

No estaría de más que los creadores de estas tazas, y los autores de muchos libros de aeropuerto dedicados a fabricar emprendedores, les contasen sus memeces en Nigeria a los señores y señoras que pierden a sus hijos por la difteria. ¿No tienen ganas los africanos de comer o de sobrevivir? La clave es situarnos como culpables de nuestra situación, como si el accidente geográfico o social no tuviese nada que ver.

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La televisión es un elemento clave del control social.

8- Muera la inteligencia

En el alborotado arranque del curso de octubre de 1936, en plena Guerra Civil, a Millán-Astray se le atribuye de forma errónea la siguiente frase dirigida a Miguel de Unamuno: «¡Muera la inteligencia!».

El presunto disparate está en vigor. La intelectualidad está ridiculizada y los modelos de la sociedad son conocidos analfabetos: futbolistas y estrellas de ‘Sálvame’ para conquistar al público masculino y femenino y estridentes ‘youtubers’ para la chavalería.

9- La culpa

La culpa, el negocio de la Iglesia, también se utiliza como mecanismo para narcotizar a las masas. La culpa es paralizante e impide el desarrollo del ser humano. El objetivo es convertirnos en vulnerables.

Por eso funciona tan bien el victimismo a la hora de vender libros o conquistar votos. Los perseguidos, los que sufren escraches incentivados y los que supuestamente son perseguidos, cuando en realidad son los que persiguen, es un buen caldo de cultivo.

10- Mata Hari

Mata Hari duerme todas las noches en nuestro smarphone. Nuestras cuentas bancarias, nuestros correos electrónicos, nuestros ligues y nuestras fechorías llenan escasos centímetros cuadrados que reposan en nuestra mesilla.

Pero la ciudadanía está encantada y acude a citas con el primero o primera que le regala un ‘me gusta’. Esta semana Antonio Ramos, de Mundo Hacker, advertía en ‘La resistencia’ de #0 de los problemas de la tecnología. Y todavía no nos hemos dado cuenta.