César Vidal rompe su silencio ante el enemigo número uno de Jiménez Losantos

Las controvertidas investigaciones llevadas a cabo por El Mundo, COPE y Libertad Digital sobre los atentados del 11-M provocaron que algunos medios de ideología cercana como ABC o Intereconomía tacharan las mismas de «teoría de la conspiración». Entre los que más cargaron contra Federico Jiménez Losantos por estas posturas no respaldadas por la justicia se encontraban José Antonio Zarzalejos, que atribuye su salida en ABC en el libro ‘La destitución’ a sus presiones y las de Esperanza Aguirre. También fue muy crítico con Losantos el periodista  Enrique de Diego, que en 2008 llegó a publicar el libro ‘Conspiranoia: de cómo El Mundo y La Cope mintieron y manipularon sobre el 11-M’, con la intención de denunciar «los excesos periodísticos» de su antiguo jefe en Libertad Digital.

Pero Losantos ni calló ni olvidó, y a finales de 2011 publicó el libro ‘El Linchamiento’, en el que relata su salida de la COPE y en cuyo adelanto enviado a los medios de comunicación desvela varios aspectos personales de De Diego, que según la estrella de esRadio participó en las Jornadas Liberales de Albarracín «hasta que una trifulca psico-conyugal, que por piadosa discreción no detallaré, le hizo abandonarlas». El golpe bajo iba acompañado por una explicación del turolense: «El afecto, admiración o identificación de Enrique conmigo, que en no pocos momentos ha alcanzado niveles ruborizantes, se trasladó a Libertad Digital, periódico en el que colaboró desde el principio. El problema que le planteaba a su primer director, Javier Rubio, es que quería colaborar demasiado. Hasta tres artículos diarios llegó a enviar, según se me quejaba Javier; y esa reticencia a su inflamable inspiración provocó el enfriamiento de nuestras relaciones y, finalmente, su marcha. Roto el dique de su entorno liberal, se lanzó a escribir ensayos a porrillo y novelas en pandilla, lamentablemente sin éxito».

Y añadía Losantos: «Es raro que publicando tanto no se acierte alguna vez, pero el destino de los genios suele ser injusto. Tras esta colaboración con la «operación venganza» de los policías del 11-M, fundó el «Movimiento de las Clases Medias», con el que a partir de cierta popularidad alcanzada en Radio Intereconomía e Intereconomía TV, quiso regenerar España desde el Ayuntamiento de Madrid. Pero la injusticia que sabotea sus meritorios intentos en las letras, también lo impidió». Sobre esta guerra De Diego desmintió a su ex compañero y repicó en Periodista Digital que «la COPE dejó de contar con él por descensos de audiencia y por su tendencia histriónica y compulsiva a practicar el linchamiento, que llegó incluso hasta hacer una campaña contra el Nuncio, tildándolo de masón».

Pero De Diego no olvidó y en 2013 aprovechó la ruptura profesional de César Vidal con Federico Jiménez Losantos, que compartieron durante más de una década negocios, libros y micrófonos. En Twitter escribió que la marcha del entonces director de ‘Es la noche’ del Grupo Libertad Digital se debía a que Losantos «se ha gastado todo el dinero que pagaron los evangelistas por la televisión, y que era para cinco años». Pero llegó a ir más allá: el ex de Intereconomía afirmaba en relación a la locutora de esRadio bajo las iniciales A.B e hija de Fernando Sánchez-Dragó que «Losantos ha dado a su amante un programa que emite a las doce de la noche y que sólo escucha el pequeño enamorado (…) Losantos paga 60.000 euros netos a su amante por un programa sin publicidad y sin audiencia. Vidal ha montado en cólera porque eso no es vida privada». De Diego se jugaba un juicio al señalar que Libertad Digital era un «putiferio del enano bufón de Esperanza Aguirre con la hija de otro cortesano-Sánchez Dragó-. La corte de los milagros en versión porno cutre». Pero lo más arriesgado del asunto es que De Diego atribuía estas informaciones a César Vidal, sobre el que señalaba que «César no ha querido despedirse en lo personal de Federico porque lo considera un degenerado y un chorizo».

César no quiso entrar en temas personales y declaró a Periodista Digital que le había enviado una carta con diez folios a Losantos para arreglar temas empresariales «donde no aparece la palabra amante» y que no había obtenido respuesta, lanzando graves acusaciones en el campo profesional hacia Dieter Brandau y Javier Somalo, director de informativos y de cadena en esRadio respectivamente. De esta situación han pasado más de cuatro años, pero César, exiliado en Miami desde donde elabora un podcast y escribe para La Razón, ha roto su silencio…ante Enrique de Diego. En la entrevista, publicada por Rambla Digital, César lamenta la situación de la libertad periodística en nuestro país. Eso sí, lo hace con algunos dardos de los cuales se pudiera doler su antiguo aliado, Jiménez Losantos: «Para conseguirlo, se calla, se silencia, se manipula e incluso se miente descaradamente. Hay excepciones, pero, una vez más, son excepciones. Las voces críticas existen, pero han sido arrinconadas cuando no directamente perseguidas. Incluso algunos de los autoproclamados como críticos hace mucho que se vendieron a la publicidad. Dan patadas en las espinillas, pero basta contemplarlos para ver que mendigan dinero institucional para no desaparecer».

El locutor señala que en España «se puede atacar o defender a los sindicatos o a este o ese partido, pero la publicidad de un banco, de una compañía de energía o de unos grandes almacenes es sagrada e implica silencio. Yo mismo he sufrido que el presidente de una radio me enviara un mensaje telefónico para que callara a uno de los componentes de una de mis tertulias porque hablaba de una caja con la que en esos días se negociaba el contrato publicitario. Cuando una persona roza uno de esos puntos neurálgicos, comienza, seguramente sin saberlo, un camino que tiene cuatro jalones. El primero es el soborno: ahí suele quedarse la mayoría sin sufrir más consecuencias. El segundo es la pérdida del trabajo en los medios de peso, circunstancia que he tenido ocasión de comprobar en distintas ocasiones. El tercero es la ruina económica propiciada no pocas veces por una inspección de la Agencia tributaria (casual, por supuesto, pero que también he tenido oportunidad de contemplar en casos más que señalados). Y el último es la muerte. Naturalmente, se puede pensar que no hay por qué complicarse la vida hablando de ciertos temas y limitarse a otros menos arriesgados, pero eso ya dice mucho del estado de la libertad de expresión en España y explica algunos casos de exilio». ¿Le habrán pitado los oídos a Losantos?