Casa Mas, la marca de comida preparada de moda en los ‘súper’ de España

La crisis dio una estocada al menú del día. A cambio, surgió el mundo «tupper». En esa línea, cada vez más consumidores acuden a los supermercados en busca de una solución buena y rápida para comer. Algo que encuentran –a golpe de microondas– en la comida preparada. Dentro de la oferta variada de cadenas como Carrefour, Alcampo o Eroski destaca Casa Mas, una marca catalana que produce 10 millones de unidades al año y que se ha colado en la casa de media España con su lasaña, sus canelones o su pastel de atún.

“Nuestras principales zonas de influencia son Cataluña, Madrid, País Vasco o Valencia, es decir, zonas con una cultura del plato preparado más acentuada”, explican desde la compañía a MERCA2. Y en cada región tiene un top ventas. Por ejemplo, en Cataluña el canelón es el más vendido, mientras que en Madrid lo es la lasaña. Otros como los pasteles fríos –categoría creada en exclusiva por Casa Mas–, tienen muy buena respuesta en todas las zonas al ser un producto fresco válido para cualquier mesa.

Pero su menú va incluso más allá de la lasaña y los canelones: croquetas, base de pasta, base de carne, albóndigas, gazpachos, salmorejos, base de arroz, pizza, ensaladas o pasteles fríos. Estos platos preparados, además, forman parte de la alimentación de jóvenes, trabajadores o parejas con poco tiempo para cocinar, pero exigentes a la hora de comer. Buscan el sabor de la comida casera más allá de las pizzas congeladas, las sopas de microondas o los bocadillos.

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¿El secreto de Casa Mas? “Nos diferenciamos por tener un producto fresco, envasado en atmósfera protectora que nos permite mantener las propiedades organolépticas de nuestros platos. Las fechas de caducidad, situadas mayoritariamente entre los 11-18 días, supone un hándicap a nivel de distribución, pero nos permite ofrecer al consumidor un sustituto de su menú hecho en casa”, explican desde la empresa.

DE LA CHARCUTERÍA A LA MESA

La historia de Casa Mas arranca hace más de 20 años. En 1993, Sebastià Mas, fundador y actual gerente, creó una pequeña empresa familiar dedicada a la comercialización y distribución de productos cárnicos y de charcutería en Castellterçol (Barcelona), bajo el nombre de Can Mas. Tres años después, comenzó a elaborar platos precocinados de cocina mediterránea.

Tal fue el éxito que, en 2002, vieron una oportunidad de negocio en la comida preparada a nivel nacional y se tiraron a la piscina. Primero, el fundador decidió invertir en una fábrica de 2.500 metros cuadrados con la tecnología más puntera del sector. Y cuatro años después, de la mano de Alcampo saltaron de Cataluña al resto de España. Ahora están presentes en Simply (grupo Auchan), Carrefour, El Corte Inglés, Bon Preu-Esclat, Eroski, DIA, Consum, Ahorramas, Aldi, Uvesco, Sánchez Romero o Hiber, entre otras distribuidoras.

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Productos de Casa Mas.

Este crecimiento obligó a la marca a adaptar su imagen y nombre corporativo pasando de Can Mas al actual Casa Mas, así como a realizar diversas ampliaciones de la fábrica y a poner en marcha una nueva nave refrigerada destinada a dar salida a todas las referencias. Un total de 10 millones de unidades el pasado año.

AUMENTAR UN 10% LAS VENTAS

En el plano económico, Casa Mas no se puede quejar. En 2017, alcanzaron una facturación 23,5 millones de euros y esperan cerrar este año con un 10% más gracias a algunas de las novedades que han lanzado. Entre ellas, destacan la gama de ensaladas refrigeradas “con el objetivo de aportar un valor añadido contra las propuestas de primer precio”. Además, han incluido una servilleta y un tenedor para tener un envase “listo para comer”.

Durante este año, también se ha realizado mejoras en las croquetas refrigeradas. “Las recetas son completamente nuevas. En estas se ha buscado más cremosidad en el relleno y crujiente en el empanado a la vez de conseguir un producto más ligero y digerible”, explican. No obstante, siguen con las cuatro variedades que ya tenían en el catálogo: caseras, de jamón ibérico, boletus y bacalao.

Y a finales de 2017, pusieron en marcha una cocina piloto con el objetivo de reforzar la apuesta en I+D+i con un diseño que reproduce las mismas condiciones y tecnología de la planta de producción para garantizar la estandarización y mejora en seguridad alimentaria.