El ‘milagro’ de las naranjas con el covid-19 dispara su precio

El campo español vive la campaña más extraña y atípica que se recuerda. Hace un par de meses organizaban tractoradas para protestar por la grave situación que atravesaba el sector. En pleno Estado de Alarma, y decretado sector esencial de actividad al garantizar el abastecimiento de la población, los productores, agricultores y temporeros trabajan a destajo, aunque con muchas dificultades para asegurar el seguimiento de protocolos sanitarios y la adecuada movilidad. Sin embargo, el covid-19 ha cambiado muchas más cosas en el campo, dejando cifras de venta de naranjas y limones desconocidas en el sector de los cítricos.

Y aunque parezca una explicación obvia dada la espectacularidad de los resultados, el origen de todo se sitúa en el cambio de hábitos que ha traído aparejado el confinamiento a causa del coronavirus. Así de simple. La demanda de naranjas ya era elevada semanas atrás, «pero lo que ha ocurrido en los últimos quince días es increíble» ha asegurado a MERCA2 José Vicente Andreu, vicepresidente de ASAJA Alicante, «la demanda es brutal, como nunca», concluye.

El representante de la organización agraria atribuye este incremento al cambio de hábitos de consumo derivado del confinamiento que mantiene Europa, «cuando hacemos vida fuera de casa, en un restaurante, por ejemplo, no se come tanto postre de fruta como en casa y lo mismo ocurre con los zumos naturales».

Por otro lado, el elevado contenido en vitamina C tampoco escapa a los motivos que justifican este cambio de costumbres. El miedo a contraer el virus lleva a muchos ciudadanos a buscar refuerzos vitamínicos para fortalecer su sistema inmunitario. Las sobradamente conocidas propiedades de la naranja, juegan una importante baza a favor del sector.

Aunque lo cierto es que, siendo rigurosos, confluyen más factores para que el consumo de naranja se haya disparado de una manera inusitada, y no precisamente vinculados a la salud. Uno de estos motivos es «la merma de la producción a nivel mundial, en comparación con el año pasado cuando se registró una gran producción en Egipto y Sudáfrica», ha explicado Andreu, ya que una muy buena cosecha condiciona, «en cierta medida», a la siguiente. Un descenso de la producción que no se ajusta a la demanda, que ha crecido de forma desmesurada, sobre todo en Francia y Alemania, los países de mayor consumo de naranja valenciana.

Y tal es la demanda, que la producción de naranja en árbol ha pasado de venderse hace 15 días, de unos 0,28 euros a los actuales 0,82 euros el kilo. Si unimos esto a que estamos en la fase final de la campaña, -se trata de una fruta de invierno-, la coyuntura deja precios «nunca vistos», ha confirmado Andreu. «El precio lo está poniendo el agricultor», concluye.

En cuanto al coste de mano de obra, también se ha duplicado. El transporte de las cuadrillas a los puntos de recolección se ha encarecido «ahora se paga un autobús completo que va ocupado al 30% de su capacidad», por la necesidad de guardar las distancias de seguridad. Los trabajadores que antes se trasladaban en un autobús ahora necesitan tres.

El precio sube en origen, básicamente por la elevada demanda, pero también por la escasez de naranjas a estas alturas. Aunque las complicaciones derivadas de las restricciones a la movilidad impuestas para combatir el covid-19 no terminan en nuestras fronteras y disparan el precio en destino. «Un transporte que, de aquí a Alemania costaba entre 2.500 y 3.000 euros, ahora supone el doble, puesto que se paga la ida y vuelta, ya que el camión vuelve vacío», ha afirmado Andreu. En este sentido, el transporte de la mercancía puede implicar un incremento de 0,10 €/Kg

Pese a las oscilaciones de los precios las naranjas españolas se pueden estar vendiendo en Francia y Alemania a unos cinco o seis euros el kilo y desaparecen de los lineales.

La habitual competencia de países como Sudáfrica y Egipto juega en desventaja con una producción mermada y serias complicaciones para trasladar la mercancía, así que, la naranja para consumo en fresco que se compra en Europa es española. En España, el 60% de cítricos se destinan a la exportación. Otro de los países productores, como Brasil, se dedica a la producción para zumo. En Marruecos, la mayor parte de la producción se destina al autoconsumo.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.