Boyero afila su cuchillo ante la catarsis de Almodóvar, ‘Dolor y Gloria’

La multitud de fans de Pedro Almodóvar miran de reojo el calendario ante la llegada de su film más personal, ‘Dolor y Gloria’. El genio manchego retrató el frenesí del círculo social que le rodeó durante «La Movida» con ‘Pepi, Luci, Boom…’, bebió del neorrealismo italiano para parir ‘¿Qué he hecho yo para merecer esto?’, sacó su vena punki con ‘Entre tinieblas’, estilizó su trazo en la sobrevalorada ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’…

Se hizo un autorretrato en ‘La ley del deseo’, se despistó con ‘Kika’, nos regaló ‘Todo sobre mi madre’, visitó la casa maternal en ‘Volver’, trampeó hasta ganar con ‘Hable con ella’, curó su pasado en ‘La mala educación’, se regaló sin suerte ‘Los amantes pasajeros’ y ahora desnuda su terror ante el abismo de la posibilidad de no volver a rodar con ‘Dolor y Gloria’, obra con la que supura el dolor por la pérdida de su madre y con el que echará la mirada atrás con Banderas como alter ego después de décadas de la reclusión semivoluntaria que provoca la fama.

Gloria y Dolor: Pedro bebió los flujos de la fama, se ganó el respeto como autor y ahora le toca hacer una catarsis por el paso del tiempo, la soledad y el miedo a la muerte. Veremos si nos encontramos ante el mejor Almodóvar, que es mirado con ninguneo por algunos sectores. Cierto es que él se enfangó en guerras innecesarias, como los Goya del 91 tras su enfado con Andrés Vicente Gómez, Carmen Maura y los Trueba.

Pero ahora que son tiempos en los que el genio es despellejado con saña y quizás con merecimiento el divismo que se le presume (Victoria Abril, Gael García Bernal, Lluís Homar o Yolanda Ramos), también es hora de revisitar su obra, asistir a su amago de funeral cinematográfico que viene precedido de unas críticas elogiosas unánimes y acudir a los cines… si Carlos Boyero no los vacía con su látigo.

ALMODÓVAR Y BOYERO: LAS DOS ESPAÑAS

Almodovar ha apadrinado al mejor talento español (Coixet y De la Iglesia), ha aportado su granito de arena en el cine sudamericano (‘El clan’ y ‘Retratos salvajes’) y no ha mirado para otro lado (‘El silencio de los otros’).

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Pedro Almodovar junto a un Oscar.

Solo por eso merece respeto. Boyero ha demostrado que se lo tiene, aunque parece divertirse con las salidas de tono del genio. Nacho Vigalondo, eterna mirada frívola, dice que «Boyero y Almodóvar son las dos Españas».

Y las dos Españas chocaron. Especialmente en 2009 tras el estreno de ‘Los abrazos rotos’ en Cannes. Boyero, recién incorporado a El País tras alejarse de Pedrojota, afirmó sobre el film que «lo que oyes te suena a satisfecho onanismo mental. Y no te crees nada, aunque el envoltorio del vacío intente ser solemne y de diseño. Y los intérpretes están inanes o lamentables. La única sensación que permanece de principio a fin es la del tedio».

Almodóvar, que según Boyero sacó su vena folclórica, contestó que al artículo de su enemigo «se le puede calificar de cualquier cosa excepto de crítica cinematográfica». El cineasta acusó al crítico de emplear «el 75 por ciento del espacio para despotricar sobre mi persona, lo que ni siquiera es una novedad, porque lleva casi treinta años haciéndolo».

El director de ‘Los abrazos rotos’ también cargó contra Borja Hermoso, jefe de Cultura del diario de Prisa, «ilustre colega-escudero» de Boyero, por haber distorsionado unas declaraciones que mostraban que él pensaba un hecho evidente: que en Francia le tratan mejor que en España.

En 2014 el drama se repitió con ‘Los amantes pasajeros’, quizás uno de los films más discretos del director. Boyero afirmó que a Almodóvar «lo que más le interesa es hablar de pollas hasta la extenuación, de la bisexualidad como regla infalible y generalizada del deseo en hombres y mujeres, del supremo placer que se pierden los hombres si los de su género no les han comido los genitales con inigualable arte».

Y añadió: «Se supone que en algún momento semejante acumulación de dislates con pretensiones libertarias y surrealistas va a conseguir su sagrado objetivo. O sea, que te rías. Pero no hay forma. La acreditada gracia del autor en esta ocasión parece no haber nacido de su cerebro, sino de su glúteo«.

Ya por aquel entonces Almodovar había dejado de mostrar ejemplares de El País en sus films. Ahora escoge a La Vanguardia. Aunque el tiempo todo lo cura y ‘Dolor y Gloria’ ha estrenado una escena en exclusiva en El País Semanal.

HISTORIA DE LA CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

Durante el franquismo la Iglesia católica contribuyó a la censura y al fracaso de algunos proyectos contrarios al Régimen. Fue Alfonso Sánchez el rey de la crítica cinematográfica durante los sesenta y setenta con espacios de TVE como ‘Revista de cine’.

Carlos Pumares, apadrinado por Martín Ferrand, le cogió el relevo con su consultorio ‘Polvo de estrellas’, que seguía a García con explicaciones sobre «el monolito» o con sus enfados por el «fibergran». El carácter solitario del crítico (que viajaba en coche hasta Berlín acompañado de un cine para recluirse en su hotel) y la deriva friki, entre Sardà y Segura, le hizo perder fuerza.

Pedro Almodóvar
Pedro Almodóvar prepara su regreso con ‘Dolor y Gloria’.

Carlos Boyero se convirtió en el tercer crítico estrella del cine en color con sus duros alegatos desde Diario 16, El Mundo y ahora El País. Menos mediático, pero quizás más respetado, es Diego Galán, que sufrió en el Festival de San Sebastián de 1982 que el excrítico Fernando Trueba le arrojase un cubo de agua en la entrada del Vitoria Eugenia porque había comparado su regalo a Chicho Sánchez Ferlosio, ‘Mientras el cuerpo aguante’, con un programa televisivo menor.

Pepa Blanes, presentadora de ‘El cine en la SER’ y colaboradora de ‘La Script’ en Canal +, mostraba la semana pasada en ‘No te metas en política’ las dificultades que tiene para escribir en libertad sobre un mundo tan pequeño y endogámico como es el cine español, que sigue sufriendo la etiqueta de subvencionado pese a que el Estado ‘solo’ aporta alrededor de 70 millones mientras Francia reparte 1.000 ‘kilos’ e Italia y Alemania en torno a 400. Ese es el drama del cine español. El de Almodóvar, eterno niño solitario que utiliza la creación como alivio del alma, lo conoceremos el 22 de marzo.