BMW teme al futuro tras un año para olvidar

El sector automovilístico no está pasando su mejor momento. Pero no todas las empresas lo ‘sufren’ por igual. Grandes marcas, como Mercedes-Benz o Volkswagen, han pronosticado que esta mala racha acabará en los últimos meses de este año. Sin embargo, BMW no lo tiene tan claro. El consorcio alemán ha señalado que 2019 no será un ejercicio fácil. Su negocio tendrá que prepararse para los desafíos a los que se enfrentará. Entre ellos, las guerras comerciales y el Brexit.

Todo esto tras la presentación de sus resultados trimestrales. Hasta septiembre, el grupo BMW, que ostenta las marcas BMW, Mini y Rolls-Royce, obtuvo un beneficio neto de 5.788 millones de euros. Esta cifra supone un descenso del 8,7% respecto al mismo periodo de 2017. A pesar de que las ventas de la compañía aumentaron durante este tiempo un 1,3%, con más de 1,83 millones de unidades, sus ingresos disminuyeron un 1,2%, hasta 72.460 millones.

De esta manera, el beneficio operativo de BMW cayó hasta 7.224 millones de euros, un 11,2% menos. Esto fue debido, según ha advertido la empresa, a los “diversos factores adversos que surgieron en el tercer trimestre, combinados con los altos niveles de gastos iniciales para investigación y desarrollo”. Pero las explicaciones no fueron suficientes. Las acciones de la compañía cayeron más de un 3% en una sola jornada, y encadenan un descenso superior al 10% en lo que va de año.

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“Seguimos siendo una empresa ambiciosa, estableciéndonos objetivos desafiantes. Sin embargo, junto con el resto de la industria, nos enfrentamos cada vez más a factores externos adversos, cuyo impacto negativo no se puede compensar por completo”, ha apuntado el director Financiero de BMW, Nicolas Peter. En este sentido, la marca ha vuelto a culpar, entre otras cosas, a la nueva regulación WLTP de sus malos resultados.

Asimismo, los actuales conflictos comerciales internacionales, con China y Estados Unidos a la cabeza, también agravaron la situación del mercado y alimentaron la incertidumbre del consumidor. “Estas circunstancias provocaron distorsiones inesperadamente severas en la demanda y, por lo tanto, presiones en los precios en varios mercados”.

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“BMW reportó un trimestre difícil muy similar a otras marcas premium alemanas», ha destacado el analista de Evercore, Arndt Ellinghorst. Tal como lo recoge Bloomberg, dado que BMW ha tenido menos problemas para cumplir con el nuevo régimen de prueba de emisiones de la UE que sus competidores, “habríamos esperado que la compañía mostrara alguna fortaleza relativa, lo cual no hizo».

Es demasiado pronto para decir si las cosas mejorarán en 2019, mientras la compañía se prepara para las guerras comerciales, los costes del Brexit y los desafíos regulatorios. «Cuánto de eso se puede traspasar a los consumidores es un gran interrogante”, ha asegurado Peter.

BAJAN LAS VENTAS DE MINI

El desempeño de las principales marcas del grupo en lo que va de año ha sido dispar. La firma BMW matriculó más de 1,5 millones de vehículos, un 1,9% más. Los principales impulsores del crecimiento fueron el BMW Serie 5 y el nuevo X3, que aumentaron sus entregas un 14,9% y un 15,3%, respectivamente. Además, en el caso del X3, sus entregas crecieron un 62,5% en el tercer trimestre “gracias a la disponibilidad total y a la capacidad de producción ampliada”.

Pero a Mini no le fue tan bien. Hasta septiembre, se entregaron un total de 265.935 unidades. Este dato supone un 2% menos, en comparación con los 271.394 vehículos matriculados en 2017. Su modelo Countryman continúa dándole alegrías, ya que registró un crecimiento de casi el 25%.

Rolls-Royce fue la firma del consorcio que más creció, hasta un 13,5%. Con 2.659 unidades en los primeros tres trimestres del año, la demanda mundial de todos los modelos sigue siendo “fuerte”. Asimismo, la compañía prepara las primeras entregas del modelo Cullinan, que están programadas para principios de 2019. Este nuevo modelo de todoterreno ya tiene una “fuerte” demanda de los clientes, con la cartera de pedidos completa hasta el próximo año.

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Cabe destacar que tanto Mini como Rolls-Royce tienen sus factorías en Gran Bretaña. Por ello, se están preparando para que el Reino Unido deje la Unión Europa sin un acuerdo de salida, según ha explicado el CEO del grupo, Harald Krueger.

BMW REDUCIRÁ LA PRODUCCIÓN EN EEUU 

BMW busca opciones para solucionar su problema. Por esto, el grupo podría trasladar producción de EEUU a China para eludir la guerra comercial entre ambos países. En las próximas semanas la compañía decidirá si fabrica más utilitarios deportivos en China, posiblemente a expensas de su enorme fábrica de Carolina del Sur, según asegura Bloomberg. Los aranceles a los automóviles enviados de un país al otro restarán 300 millones de euros a las ganancias de BMW este año.

“Durante muchos años BMW ha considerado a Estados Unidos su segundo hogar. Si los aranceles afectan la competitividad de la producción de BMW y las ventas en EEUU, el resultado podría reducir mucho los volúmenes exportados, lo que tendría efectos negativos en las inversiones y empleados en EEUU”, ha señalado el portavoz de BMW, Kenn Sparks.

La planta de SUV de Carolina del Sur es la mayor instalación de BMW en el mundo y da empleo a casi 10.000 personas. Para el fabricante alemán ha sido un escudo contra las diatribas del presidente Donald Trump dirigidas a las empresas del sector de la automoción extrajeras, a las que ha criticado por importar vehículos al país. La fábrica exportó casi el 70% de su producción en 2017.