La banca móvil necesita su particular Operación Triunfo

Ni más ni menos que 633 euros es lo que gastará cada hogar en España durante esta Navidad según el estudio ‘Navidades en un click’ de Deloitte. Por encima de otros países como Reino Unido (614 euros), Italia (529 euros) o Alemania (484 euros). En efectivo, con tarjeta, o a través de internet, irán cayendo los regalos para todos los miembros de la familia. Sin embargo, no utilizarán la banca móvil como medio de pago habitual para sus transacciones diarias.

Así, y según un informe del Grupo Ferratum realizado en una veintena de países, únicamente el 60% de las personas que han participado en la encuesta en España usarán servicios bancarios a través del teléfono móvil. Porcentaje que está bastante por debajo de Australia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Noruega, Suecia y Canadá, donde se supera el 80%.

Los españoles pasamos una media diaria de dos horas y once minutos pegados al teléfono móvil

¿Por qué? España es uno de los países donde los smartphones campan más a sus anchas. Es más, durante el último lustro, el porcentaje de españoles que tienen un dispositivo de estas características ha dado un salto del 41% al 81%.

Además, somos el quinto país del mundo en el que sus ciudadanos pasan más tiempo pegado al móvil. En concreto, una media de dos horas y 11 minutos diarios por usuario. Pero preferimos usarlo para contactar con otras personas (vía Watsapp, por ejemplo), para estar al día con las redes sociales o como despertador.

Un camino similar a las tarjetas

¿Qué se necesita para poder pagar con el móvil? Un teléfono de estas características que incluya NFC (la práctica mayoría de gama media o media alta lo incorporan desde el año 2014), una aplicación (BBVA Wallet, Vodafone Wallet, Bankia Wallet…), que el establecimiento donde vayamos a usarlo permita que se pague de esta manera y, en ocasiones, una SIM concreta y específica. Todo al alcance de la mano. ¿O no?

Si echamos la vista atrás, vemos que un recelo parecido sucedió con la llegada de las tarjetas. A quienes estaban acostumbrados a realizar sus pagos con dinero contante y sonante les costó dar un voto de confianza al nuevo sistema. Lo mismo sucedió con los establecimientos, que preferían el ‘método antiguo’.

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La historia se repite. Como no son legión quienes utilizan esta tecnología, los establecimientos no se están volviendo locos tratando de ser los primeros en implantar la banca móvil. Y viceversa. Como las tiendas no lo tienen, los usuarios no la usan. La pescadilla que se muerde la cola.

¿Demasiado complicado su uso? Básicamente, se asemeja bastante al de una tarjeta contactless. Y es posible que siga su misma trayectoria. Hasta que venció todas las resistencias, pasaron cuatro o cinco años. Ese fue el periodo de tiempo que necesitaron los establecimientos para implantar el sistema. Ese fue el camino que recorrió hasta que ganó su particular Operación Triunfo.

Banca móvil y otras preocupaciones

Ropa, juguetes y juegos, dulces, y productos electrónicos son las compras favoritas de los españoles durante la época navideña, según el Grupo Ferratum. Unas adquisiciones cuyo pistoletazo de salida comienza con el cada vez más popular Black Friday (un 68% de los españoles, según una encuesta de Kantar Millward Brown, está dispuesto a comprar ese día), al que le sigue el Ciber Monday (uno de cada tres es partidario de adquirir algún producto).

Tener que dar los datos financieros sigue siendo un freno a la hora de adquirir productos vía ‘online’

Por tanto, hay buena predisposición para llenar la cesta de regalos vía online. Pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Cierto que este método es menos estresante, evita colas, aglomeraciones, la oferta es mucho mayor… pero eso no significa que no haya ‘miedos’.

¿Cuáles son? El primero de todos, recibir un producto defectuoso. Así lo piensa el 70% de los encuestados por Kantar Millward Brown, seguido del reembolso (el hecho de tener que pagar varios costes de envío). El tercer cajón del podio es para los largos procesos de registro, seguido por no tener la certeza de recibir el producto, y la desconfianza que genera el hecho de tener que dar los datos financieros.

Tarde o temprano (más bien esto último), la banca móvil acabará triunfando. Entre otras cosas porque permitirá controlar el presupuesto que se dispone para efectuar compras. Hay que darle tiempo al tiempo.