Guerra abierta en las autoescuelas por la obligación de clases presenciales

El futuro del modelo de negocio de las autoescuelas está en plena guerra interna ante la irrupción de nuevos actores digitales. Mientras, la parálisis legislativa que sufre España impide una solución.

La Dirección General de Tráfico (DGT) promueve a través de un Real Decreto la modificación del Reglamento General de Conductores con objeto de incorporar al ordenamiento jurídico nacional la Directiva (UE) 2018/645 del Parlamento Europeo y del Consejo 18 de abril de 2018 en lo que respecta a la modificación de la Directiva 2006/126/CE sobre el permiso de conducción.

El organismo dependiente del Ministerio del Interior preparó un borrador del Real Decreto que preveía la entrada en vigor de los cambios el 1 de julio, pero no se ha aprobado por la falta de Gobierno.

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La medida más controvertida es la obligación de contar con un mínimo de ocho horas de formación presencial en las autoescuelas para acceder al examen teórico. Aunque fuentes de la DGT recalcaron a Europa Press que el documento está sujeto a modificaciones e incluso no descartan que la medida quede finalmente sin aprobarse, ha provocado la guerra dialéctica entre la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) y la Plataforma de Autoescuelas Digitales (PAD).

Miguel González-Gallarza, portavoz de la PAD y responsable de Obikar, sostiene que, si bien la DGT promueve el RD, “la CNAE lleva años abogando por la presencialidad para defender «el futuro del sector» (no necesariamente el futuro de los alumnos o la calidad de la formación vial)”. “Buscan que los modelos digitales no puedan implantarse y tener un argumento para que los alumnos que hoy en día buscan sacarse el teórico sin pisar la autoescuela tengan que volver a hacerlo”, destaca.

De hecho, un informe desarrollado por la PAD y el movimiento por la educación vial libre #Wantodrive señala que la medida provocaría un grave perjuicio económico a 5,6 millones de habitantes de las regiones más rurales en despobladas. En concreto, un sobrecoste total medio de 191,09 euros por alumno y curso.

En la otra esquina del ring, la CNAE cree que “efectivamente hace falta llevar a la normativa ese mínimo de clases teóricas presenciales para los aspirantes a conductores, lo cual redundaría en una mayor seguridad vial”. “El sector lo agradecerá igualmente porque le permitirá orientar mejor su labor formativa”, indica su presidente, José Miguel Báez.

La DGT y la patronal están a favor de implantar la obligación de ir a clase antes del examen teórico. Las autoescuelas digitales se oponen.

José Miguel Báez señala que la obligatoriedad no es algo que hayan promovido ellos. “No lo creemos nosotros; lo cree la comunidad científica”, afirma. “Nunca, en ningún sistema educativo, se ha valorado más la enseñanza a distancia que la presencial”, sentencia.

En esta fase de parálisis, la PAD apuesta por “presentar un piloto de curso de sensibilización online para convencer a la DGT de la viabilidad del modelo online para el curso que tienen previsto”. Además de eso, “seguiremos comunicando como asociación la validez del modelo digital aplicado a la educación vial”.

Como juez está la DGT, el regulador que debe defender una formación vial de calidad. “Hoy en día opta por la presencialidad obligatoria porque es el único modelo que conoce y es el que viene promocionado por el principal actor del sector (CNAE, apoyado en el INTRAS que produce estudios pro-presencialidad)”, expone Miguel González-Gallarza. “Ahora que tiene sobre la mesa una propuesta fiable y de futuro para promover la educación digital, debería poder dejar convivir los dos modelos”, ahonda el portavoz de la PAD.

¿UN NUEVO MODELO DE AUTOESCUELAS?

La aprobación de este Real Decreto va más allá de la obligación de asistir a clase. Se trata de la adaptación del sector a las nuevas maneras de enseñanza y su evolución hacia un modelo diferente en una sociedad diferente.

No obstante, partimos de la base de que el presidente de CNAE niega la existencia de autoescuelas digitales. “Se trata de un nombre coloquial que se ha popularizado, pero todo se reduce a programas para hacer test de examen a través del móvil o del ordenador, con los que, por cierto, también cuentan las autoescuelas reales”, explica. “Bien utilizados, sirven para constatar el grado de preparación del alumno”, indica.

No tiene la misma opinión el portavoz de la PAD. “Las autoescuelas digitales abogan por una formación integral, creando entornos de interacción eficaces con contenidos audiovisuales, seguimiento de alumnos y una asesoría permanente con profesores altamente cualificados”, apunta Miguel González-Gallarza.

Las autoescuelas digitales aportan, según Miguel González-Gallarza, “una experiencia 100% digital sin pisar la autoescuela, un contenido interactivo y de calidad para repasar el teórico, un modelo transparente (sin gastos de gestión opacos y sin papeleos innecesarios) y una mayor disponibilidad de clases prácticas que se adapta al modo de vida de los jóvenes”.