Un ciudadano, una vivienda. La propuesta de Errejón para liderar Podemos

Vistalegre II va a ser el punto de inflexión para Podemos. El congreso que puede marcar un antes y un después en la formación morada y en el que el liderazgo del partido está en juego. Sobre la mesa dos modelos opuestos en la relación con otras formaciones, en la forma de llegar a los ciudadanos, en la manera de alcanzar el Gobierno e, incluso, en las políticas que deben aplicarse. Entre ellas, está también, la política económica. Ni siquiera en eso Errejón e Iglesias se ponen de acuerdo.

Mientras que Iglesias apuesta -tal como relatamos en Merca2– por la intervención de los servicios básicos, Errejón opta por cambiar el modelo productivo, la inversión en la I+D+i y en nuevos sectores económicos de alto valor añadido. Según el programa del número dos de la formación Recuperar la Ilusión. Un Podemos para ganar «se impone un cambio estructural en nuestro modelo de producción que modernice los sectores tradicionales de la economía». Y como ejemplo pone la apuesta hecha durante la etapa de Zapatero por las energías renovables (recordemos el caso Abengoa). Sin embargo, cree que para ello es necesario que exista una intervención pública «tanto en la promoción como en la regulación» para que tengamos un «Estado emprendedor que a iniciativa propia o en colaboración con lo privado se convierta en impulsor del modelo productivo».

paneles-solaresEl primer sector en el que apuesta por cambiar las cosas es el energético. El campo de batalla de Podemos en los últimos años. Por ello aboga por «planificar la demanda y la oferta energética» de forma que se pueda «garantizar la energía como un derecho fundamental y devolverle al suministro eléctrico la condición de servicio público», sentencia el documento. De hecho, culpa directamente a Aznar de la situación que se vive en este momento en el mercado de la energía

¿Necesita el Estado reducir el déficit? Para Errejón y su equipo la respuesta es NO. «Frente a la estabilidad presupuestaria y su manifestación concreta en términos de techo gasto, nosotros oponemos un suelo de ingresos que debe partir de la estimación de los recursos necesarios para satisfacer condiciones de vida digna». Es decir, la renta mínima para todos los ciudadanos. 

La nueva estructura empresarial

Sin embargo, el principal cambio por el que propugna Errejón radica en la forma de organizar el trabajo en las empresas. Considera el programa con el que quiere lograr la secretaría general de Podemos reza que «la transformación democrática de nuestra sociedad no estará completa hasta que la democracia no se extienda a las empresas». Para ello, quiere llevar un cambio de jerarquías en el que se organizan las corporaciones. «Frente al autoritarismo de la gestión empresarial tradicional hay que contraponer la democratización de los procesos de producción para que el el producto social se distribuya de forma justa y equitativa», relata. Un debate en el que los de Podemos se reconocen adelantados, porque «la sociedad no se encuentra aún preparada para enfrentar ese debate».

 

Se augura también una fuerte desaparición de puestos de trabajo consecuencia de la automatización de las tareas. De ahí que «el trabajo ya no es el principal elemento de inclusión social, por lo que hay que repensar las estructuras del bienestar», reza el documento. Aboga para lograrlo por «reequilibrar las posiciones de poder entre los agentes económicos. Algo que solo se puede hacer a partir de una actualización de las estructuras de bienestar, que sitúen en el horizonte la implementación de la renta básica universal». Todo esto tiene un fin: quitar peso a la contributividad de las rentas del trabajo y una mayor universalización de las prestaciones. Y para ello ve necesaria «una menor vinculación a la participación en el mercado de trabajo, y más a la condición de ciudadanía». 

Todo ello con mucho más gasto: en educación, sanidad, nuevos derechos. Un gasto cuya financiación «habrá que debatir». Y en medio de todo esto, la solución definitiva al problema de la vivienda. «Garantizar normativamente y, sobre todo, mediante recursos suficientes el acceso a un hábitat digno». De este modo, ya no sólo se trata de reconocer que haya una vivienda digna para cada ciudadano, también que el entorno sea digno: accesibilidad, servicios sociales, etc.