Asalariado, autónomo o pensionista: ¿Quién ahorra más?

Si alguna vez se ha preguntado qué cantidad dedica el español de a pie a ahorrar, el siguiente ejemplo le sacará de dudas. Supongamos que un asalariado, un autónomo o un pensionista gana 1.000 euros. Imaginemos que tiene que pasar ‘por caja’ y pagar los correspondientes impuestos. Es lo que se conoce como renta disponible, que no es otra cosa que los ingresos menos los impuestos. Pues bien, hecha la resta, el resultado es que sólo tendrá 61 euros para dedicarlos a un depósito, un fondo de inversión o cualquier otro instrumento de ahorro.

¿Por qué? Porque la tasa de ahorro de los hogares, según el INE, fue del 6,1% en el tercer trimestre de 2017. Eso supone un 0,5 menos que en el trimestre anterior. ¿Mucho o poco? Si lo comparamos con el año 2008, estaría más o menos a la par (58 euros). Si lo equiparamos con 2009, sería bastante inferior (140 euros). ¿Cuál sería la cifra que podríamos calificar como ejemplar? Un 10% de la renta disponible. Por tanto, y siguiendo el ejemplo planteado, unos 100 euros.

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¿Qué ha pasado durante la crisis? Para empezar, la renta disponible ha descendido por varios motivos: menor actividad empresarial, desempleo, y más impuestos tanto por parte de la administración central como de las autonómicas (subida del IRPF y del IVA en 2010 y 2012, reducción del salario para los trabajadores públicos, congelación de las pensiones públicas, recortes en sanidad o educación…). “En este escenario, parece razonable suponer que las decisiones de consumo y ahorro de los hogares en esos años se hayan visto alteradas de forma bastante significativa, aunque presumiblemente de manera no homogénea para todos ellos”, afirman Julio López Laborda, Carmen Marín y Jorge Onrubia en un estudio de Fedea.

La renta del pensionista

Una de las conclusiones más significativas del estudio de Fedea es que los únicos hogares que en el periodo 2007-2013 (los ocho años de la recesión) no han visto desinflarse su renta disponible han sido los mayores de 65 años. Y aquí incluyen tanto los que viven solos como aquellos que viven en pareja y uno de ellos tiene esa edad.  ¿Cómo es posible si las pensiones estuvieron prácticamente paradas? ¿Dónde está el truco? En aquellos que se incorporaban al sistema: su pensión media era superior a las ya existentes.

“Pese a la evolución positiva de sus rentas, hay que recordar que los hogares formados por un mayor de 65 años son uno de los que presentan una menor renta disponible. En cambio, los compuestos por parejas con al menos un miembro mayor de 65 años están ya en 2013 muy próximos a la renta media para el conjunto de hogares”, advierten los autores del estudio.

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En el otro lado de la balanza, aquellos que han padecido la mayor caída de ingresos han sido los hogares compuestos por una sola persona, adulta, pero con menos de 30 años. En concreto, un 35,7% entre 2007 y 2013. ¿Culpable? El paro juvenil. Y aunque se ha recuperado un 26,3% entre 2013 y 2015, sigue siendo el colectivo más castigado: -18,2% en global.

Entonces, ¿cuáles han sido los hogares más ricos? Los sustentados por asalariados y autónomos. La caída de su renta fue del 13,5% en 2007 y del 22,4% en 2013. Eso sí, todas las categorías analizadas por Fedea tienen un nexo común: han reducido el consumo.

¿Y qué pasa con el ahorro? “Los hogares dependientes mayoritariamente de la renta de un asalariado, autónomo o pensionista son los únicos que tienen tasas de ahorro, bruto y corregido, positivas en los tres años”, indican desde Fedea.  ¿Cuál fue en 2015? Del 17,4% para el asalariado, del 12,5% para el autónomo, y del 16,7% para el pensionista. “Los hogares dependientes de pensiones son los que tienen propensiones al ahorro por tener menores cargas derivadas de la compra de la vivienda habitual”, matizan.

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No han sido años propensos para echar monedas a la hucha. Sueldos bajos, desempleo de larga duración, subidas de impuestos… han desincentivado el ahorro. A ello hay que unir los bajos intereses desembolsados por las entidades financieras, amén de algunos escándalos financieros tipo preferentes.

Aun así, asalariados, autónomos y pensionistas han logrado incrementar su nivel de ahorro entre 2017 y 2015. “La tasa de ahorro bruto, expresada como porcentaje de la renta disponible no destinada a consumo y antes de la amortización de préstamos destinados a la financiación por los hogares de su vivienda habitual, prácticamente se multiplica por tres, del 4,9% en 2007 al 15,4% en 2015”, concluyen en Fedea. ¿Y eso por qué? Por prudencia. Ante la incertidumbre, el español ha preferido echar mano de la hucha.