As Pontes se resiste al ‘apagón’ y se aferra a los biocombustibles

La térmica de carbón de As Pontes es mucho más que una central de cuatro grupos generadores con una potencia total de 1.468,5 MW. Hablamos del medio de vida y del sustento, no sólo de la villa, sino de varios municipios de la comarca gallega del Eume. Además ha sido “la batería de España durante años en los que generaba el 10% de la energía nacional”, en palabras del Luis Varela, el presidente del Comité de Empresa. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, también empleaba el térmico “batería” al asegurar que “apagarla” puede poner “en discusión” la “suficiencia y seguridad energética” de España. Tras el anuncio de ‘apagón’, el municipio gallego se juega todas sus bazas al mantenimiento de una central, pero alimentada con biocombustibles. Endesa niega la viabilidad técnica y económica de esta alternativa. Los trabajadores se aferran a las nuevas pruebas con estos biocombustibles que se iniciarán en marzo.

La solicitud formal de cierre por parte de Endesa, tras meses de paralización, no pillaba por sorpresa a los trabajadores, pero sí impactaba la incertidumbre por la ausencia de una salida laboral definida para las familias tras el varapalo que sufrirá la actividad en la zona. “No hablamos de fechas fijas, pero se prevén unos 18 meses hasta el cierre definitivo y un proceso de desmantelamiento que podría alargarse cuatro años”, ha explicado Varela a MERCA2.

La eléctrica asegura tener diseñada una estrategia denominada Plan Futur-e para «atenuar las consecuencias sobre el empleo, desde un enfoque de Transición Justa». En este marco Endesa «propone sustituir en Galicia los 1.468 MW térmicos de la central por 1.505 MW renovables en el periodo 2020-2026 -con una inversión de unos 1.580 millones de euros y la generación de unos 1.250 empleos directos de media anual en los 6 años de la fase de construcción y 125 en la de operación y mantenimiento-«. La pregunta es «¿dónde?» porque los ponteses reclaman soluciones para su territorio, más allá de que se puedan instalar proyectos renovables en otros emplazamientos gallegos.

Cuando se habla de megavatios renovables, Varela recuerda que “aquí ya está explotado todo lo explotable, agua, viento, y… el sol precisamente no es nuestro gran amigo”. En cuanto a los proyectos eólicos, el representante de los trabajadores se pregunta “¿dónde los van a instalar?” porque “las familias demandan soluciones aquí”, recuerda.

En el mismo sentido, Endesa asegura que «dará prioridad a la contratación de personas del entorno para los trabajos de desmantelamiento de las instalaciones, así como para fomentar el desarrollo de la industria local renovable en la construcción de la nueva potencia solar y eólica». De nuevo asalta la duda: pero, «¿qué hay de la actividad auxiliar y de los empleos indirectos?». Hablamos de numerosos puestos en la zona “ligados a esa central”.

Eso sí, la compañía deja abierta una posibilidad y se reserva el derecho de desistimiento de esta petición de cierre en el supuesto de que, como consecuencia de las pruebas adicionales de combustión con distintas mezclas de biocombustible, se pudiera garantizar la viabilidad de la planta. “Ahí es dónde está la esperanza, en que se estudie en profundidad la viabilidad de convertir la central en un centro receptor de biocombustibles”, ha afirmado Varela.

LA ESPERANZA DE AS PONTES

Endesa achaca el cierre a la falta de competitividad derivada de «la profunda modificación de las condiciones de mercado tras el aumento del precio de los derechos de CO2 y una caída significativa del precio del gas«. Desde el primer anuncio de “discontinuidad” se puso sobre la mesa la posibilidad de aprovechar biocombustibles para convertirlos en energía y así mantener el funcionamiento de la central: co-combustión de carbón con biomasa -“trama de hoja y subproducto, de bajo valor en el mercado”- y mezclas con lodos de depuradora.

Desde el inicio del proceso, los trabajadores han mirado con esperanza el aprovechamiento de recursos forestales como la salida laboral al cese del carbón, que supondría, según sus planes, el mantenimiento de muchos puestos de trabajo, -ahora unos 600 en personal propio y auxiliar- y también una salida a los transportistas de la zona –unos 150- cuya actividad también está vinculada a la central. La apuesta de los empleados es que la actividad económica siga girando alrededor de la central, pero empleando una fuente de energía renovable –biocombustible- para la generación de electricidad.

La propuesta no cuestiona tanto los inconvenientes técnicos como la rentabilidad de este tipo de proyectos dadas las características específicas de la central. Endesa considera que la alternativa no es viable desde el punto de vista económico. Los trabajadores insisten en “el compromiso de la compañía de realizar más ensayos con biocombustibles en marzo, con pruebas más sólidas, más profundas –con la intervención del IDAE-, porque se ha demostrado que técnicamente es viable, pero económicamente no lo sabemos”, ha asegurado Varela.

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En todo este proceso en el que está en juego el futuro de la comarca, el representante sindical echa en falta una mayor implicación de Endesa a la que se refiere como uno de esos, “grandes emporios que no tienen sensibilidad con la zona donde han crecido y de la que se han nutrido de trabajadores durante años”.

LA XUNTA, ALINEADA CON LOS TRABAJADORES

El Comité de Empresa apuesta por la continuidad de la mesa de trabajo que se estableció cuando se hizo pública la paralización de la central y que sentó, en dos reuniones, a todos los agentes implicados: Ministerio para la Transición Ecológica, Xunta de Galicia, Ayuntamiento de As Pontes, empresa y trabajadores. “Tenemos solicitada esta mesa en la que trabajemos en la búsqueda de soluciones todos juntos, y no cada uno desde su silla”, ha manifestado Varela.

En esta batalla, los trabajadores de la central tienen al Gobierno gallego de su parte. “La Xunta está muy alineada con este problema, porque está viendo que se cierran 2.000 MW en la misma provincia, – los casi 1.500 MW de As Pontes y los 500 MW de Meirama de la central térmica de Naturgy-«, en este sentido, prosigue Varela, «fuimos toda la vida la batería de España y hemos pasado a ser deficitarios”.

Varela ha reclamado “que alguien ponga cordura al sistema eléctrico, la energía es un mercado regulado y el Gobierno tendrá algo que decir a las eléctricas”.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.