El futuro de Apple sigue unido al legado de Steve Jobs: hablemos de privacidad

El valor de la privacidad del usuario ha sido, quizás, el mayor legado que Steve Jobs dejó en Apple. Así, se lo explicó el propio Jobs a Mark Zuckenberg una década atrás: «Nosotros siempre hemos tenido una perspectiva muy distinta sobre la privacidad que algunos de nuestros colegas». Hoy, se puede apreciar como esa filosofía sigue siendo el elemento conductor de cualquier avance o desarrollo que promueva la firma de Cupertino.

Los avances en materia de seguridad para el usuario por parte de la compañía, que han sido numerosos, nunca se han ganado grandes titulares. Ni tampoco han recibido los focos que, por ejemplo, ha recibido cada pequeña modificación en sus dispositivos. Una predisposición que no ha cambiado en su 31º conferencia de desarrolladores (WWDC 2020), la primera que se celebra de forma telemática. En ella, el principal reclamo ha sido el anuncio oficial de su ruptura con Intel, Apple creará sus propios chips con tecnología ARM, junto a sus avances en inteligencia artificial o el nuevo sistema operativo (iOS14 y Big Sur).

Pero, el desarrollo más notable es el decidido esfuerzo de la compañía para dar una nueva vuelta de tuerca para proteger la privacidad del usuario. Apple, a diferencia de otras grandes tecnológicas, lleva años trabajando en tecnologías que posibilita la minimización de los datos que extrae de sus clientes. Y cuando debe dar permisos, como en el caso de la cámara y el micrófono, se aclara su uso. Una política heredada del mismo Jobs cuando aseguraba, frente al fundador de Facebook, que la base de la confianza era preguntar: «Pregúntales. Pregúntales cada vez. Haz que te digan que dejes de preguntarles si se hartan de que les preguntes. Infórmales exactamente qué haces con sus datos».   

MENOS DATOS, MAYOR CONFIANZA… Y MÁS NEGOCIO

Para entender cómo entiende Apple la privacidad, primero, se debe explorar el término ‘integridad contextual’ que en pocas palabras viene a decir que cuando revelamos información en un contexto, confiamos en que no aparecerá en otro para sorprendernos. Así, el concepto de confianza que ha generado Apple, tras años de trabajo, se asemeja mucho a este concepto. La privacidad es muchas cosas para mucha gente, pero lo que nunca será es un secreto absoluto. Los humanos estamos continuamente contando nuestros secretos, en algunos casos mucho más profundos que nuestros datos personales, susurrándolos en público a amigos o familiares. Incluso, eso se extiende a desconocidos cuando vamos a consultas médicas o acudimos al psicólogo.

Al final, los desarrollos de Apple en materia de privacidad -como dotar a los dispositivos de una mayor inteligencia o apostar por la transparencia- tiene un objetivo evidente: minimizar la utilización de datos de los usuarios. Y, en especial, suprimir cualquier trasvase de los pocos que obtienen a terceros. Por ello, los datos de ubicación siempre son aproximados, no se permite el seguimiento de los mismos, las etiquetas de privacidad crecen a buen ritmo, no han parado de aplicarse restricciones en las aplicaciones de AppStore o el Apple Home Kit emplea un identificador aleatorio que limita la información transmitida del usuario.  

Por ello, también, Jobs muchos años atrás evidenciaba que la compañía había rechazado «un montón de aplicaciones que quieren obtener muchísimos datos personales y subirlos a la nube. Un montón». Una filosofía que ha permitido a Apple desarrollar un modelo de negocio diferente y que, ahora, le ha permitido avanzar mucho más que el resto en forma de fidelidad de los clientes. «El enfoque de la firma en la minimización de datos puede generar una mayor confianza del usuario en los productos y servicios de la compañía», explican desde Bloomberg. Una posición que se retroalimenta a medida que pasa el tiempo para el beneficio de todos.

EL ECOSISTEMA APPLE SIGUE AVANZANDO

Bajo la premisa de la confianza, la firma que dirige Cook ha erigido un nuevo gigante que ya supone una alternativa real, los servicios, al que ha sido su gran sustento durante años, el iPhone. De hecho, dicha área de negocios proyecta alcanzar en este año fiscal los 52.000 millones de dólares y, además, lo hará con un margen bruto superior al 65%. Con ello, Apple logra que su pequeño, ahora gigante, facture cerca de tres veces más que los que Facebook se apunta por Instagram o Google por Youtube. Todo ello, pese a que su público objetivo es mucho más pequeño.

Aunque, lo mejor de todo es que esos datos no son más que otro principio. La compañía lleva años embarcada en una transformación que la lleve del simple término de servicios a otro más rico como el de ecosistema. Los nuevos avances, bajo la filosofía de primar la seguridad, avanzan en esta idea: Apple continúa desdibujando las líneas entre sus productos. El motor de inteligencia artificial de la compañía «debería asumir un papel cada vez más significativo para mejorar la experiencia del usuario en la próxima generación de sistemas operativos, aplicaciones y hardware», señalan desde Bloomberg. También, muchas funciones simplificadoras en App Library, App Clip, Siri, Scribble, los sonidos envolventes de AirPods, Watch’s Sleep Tracking y Hand Washing están personalizadas.

Incluso, Apple «está extendiendo la experiencia del usuario más allá de los límites de la compañía con CarPlay e ‘iniciar sesión con Apple’», advierten los analistas. Para todo ello, la nueva política de fabricar chips propios será fundamental en los próximos años. «El cambio a sus propios sistemas en chip de las CPU de Intel, junto con importantes herramientas de desarrollo de software, probablemente haga una transición suave y exitosa a largo plazo», señalan desde Bloomberg. Pero, todo ello no son más que avances tecnológicos que se pueden encontrar en otras firmas. Por ello, lo verdaderamente único de la compañía es que mantiene intacto, y en clara progresión, el deseo y legado de su fundador: la privacidad.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2