El eterno debate sobre si Apple y el iPhone son caros

Tengo un buen amigo que, pese a atesorar una plétora de raras virtudes, es un fanboy de Apple e insiste que el iPhone y otros de sus productos no son caros.

Resulta difícil discutir con él en tanto que su amor incondicional por la marca de la manzana, sin duda muy justificado, me hace pensar en lo que me sucedería si yo intentase discutir con los padres de los compañeros de clase de mis hijos sobre cuál es mejor. Por más que se empeñasen en repetir sus absurdos argumentos, sus «datos» o sus opiniones, es TAN obvio que mis hijos son mucho mejores que tendría que estar corrigiéndoles constantemente.

Bromas aparte, sí es verdad que lo digo a menudo: El iPhone de Apple es caro. Para mí es tan natural como decir que los donuts tienen agujero o que Donald Trump es machista. Y no pasa nada porque lo sea: Es el producto estrella de la compañía cotizada con mayor valoración del mundo, vende con buenos márgenes, es el más aspiracional del mercado y consigue, pese a todo, una cuota de mercado significativa en muchos países.

Apple es caro

Incluso en España, un lugar en el que la crisis y los salarios medios no hacen pensar en que vaya a ser nunca la estrella, se ha posicionado en noviembre, según datos de Kantar, en un magnífico 13%, un par de puntos por encima de su resultado en el mismo mes del año anterior (10,8%).

Creo que se debe a dos motivos: En primer lugar, es la compañía que más se ha beneficiado de la caída en desgracia del Note 7 de Samsung tras la crisis de los incendios. También creo que la venta de iPhones es un indicador económico por sí mismo, y que puede indicar un crecimiento en la renta disponible de aquellos hogares que se pueden plantear gastarse ese dinero en un teléfono.

Sobre esto se puede debatir, pero discutir que Apple es «caro», me parece un desafío a la semántica. Es como la lucha contra la realidad de Loretta en La vida de Brian. Especialmente cuando los fabricantes no dejan de lamentar que los precios medios están desplomándose y cuando la batalla por el liderazgo del mercado entre Samsung y Huawei en nuestro país está relacionada menos con la gáma alta sino con la batalla de la serie J y los P Lite, respectivamente.

Porque recordemos el significado de «caro», según la RAE:

Caro

Del lat. carus.
1. adj. Que tiene un precio alto o más alto de lo normal. Pisos caros.

2. adj. Dicho de un precio: Alto o más alto de lo normal.

3. adj. Que hace pagar un precio alto, o más alto de lo normal, por sus servicios. Restaurantes, colegios caros.

4. adj. Dicho especialmente de un lugar: Que requiere grandes gastos, o más altos de lo normal, para vivir. Uno de los países más caros del mundo.

5. adj. Que supone u ocasiona dificultad o sufrimiento, o que puede tener contrapartidas. Te va a salir cara la broma.

6. adj. cult. Amado o querido. Mi caro amigo.

7. adv. A un precio alto. Allí venden muy caro.

No hay ninguna definición de las que se recogen por la que los precios de Apple no me parezcan caros.

Pero el problema del término «caro» es que es relativo y exige un elemento con el que confrontarlo. Cuando digo que Apple es caro siempre lo hago refiriéndome a las dos comparativas que me parecen evidentes: Es más caro que la media de los productos de los sectores en los que opera y el iPhone en concreto es el más caro, sistemáticamente, en su gama, atendiendo a una comparativa por especificaciones.

Sí, el Note 7 salió de origen en 859€, con 64Gb de disco duro, 4Gb de RAM y una pantalla de 5,7 pulgadas. Era caro. Pero recordemos que sólo hay un iPhone 7 más barato, la versión básica de 4,7 pulgadas con 32Gb no ampliables –comprarla me parece, por cierto, un error de libro. Si te vas a gastar 769 euros deberías poder llegar a 879 por la versión de 128Gb–.

Estamos diciendo que lo más premium que puede sacar la compañía más exitosa de entre la competencia (al menos entonces) sólo está por encima de tu modelo de entrada.

A eso hay que asumir que Samsung baja sistemáticamente de precio sus productos al poco de salir al mercado y Apple, bastante menos.

¿De qué está hablando mi amigo en realidad?

Mi buen amigo recurre siempre al mismo argumento, y es que el iPhone suele durar muchos años, con actualizaciones razonables y oportunas del sistema operativo y magníficas hechuras. Amén de estar dotado de una notable capacidad de ser revendido de la que, siendo justos, muchos otros teléfonos carecen.

Y mi respuesta es siempre la misma: No estás diciéndome que sea menos caro, estás diciéndome que siendo caro tiene una gran relación calidad-precio para ti de la que, también a tu juicio, otros carecen. O que es un activo caro pero con mayor liquidez.

Es como negar que Messi o Ronaldo son grandes jugadores porque tienen sueldos estratosféricos. ¿Alguien niega que valgan la pena?

Incluso entiendo el tipo de tropo que le impele a decir siempre que Apple no es caro. Simple metonimia. Es como cuando dices que lees a Stephen King en lugar de decir que lees las obras de Stephen King. Mi amigo no quiere decir que Apple no sea caro. Quiere decir que le da igual porque es bueno y a cambio de pagar mucho siente que consigue mucho.

Pero que sea dinero bien gastado no quiere decir que no sea caro

Lo que más gracia me hace de todo esto es que alguien piense que cuando hablo de que algo es «caro» es una queja. No lo es. Apple consigue con precios altos que mucha gente sea feliz y aspire a tener sus productos. Lo difícil en cualquier sector económico es hacer lo que han hecho ellos hasta ahora: Fabricar barato, vender caro, que tu produzco sea útil y conseguir que su consumidor, muy fidelizado, llegue hasta donde haga falta. Y eso en un segmento como el del smartphone, en el que las diferencias entre un chisme de 250€ y uno de 1000€ se han reducido drásticamente. A mucha gente le sobraría con un Moto G4 de 179€ y se compra en cambio un chisme que está más cerca de los 1.000€. He recomendado el iPhone 7 a mucha gente que puede permitírselo.

Me gustaría vender más caro mis productos. Me gustaría que la gente estuviese dispuesta a pagar por los artículos que publicamos en merca2.es. Implicaría que estamos haciendo muy bien nuestro trabajo o, al menos, que así lo percibe la gente. Actualmente regalamos el producto a cambio de la publicidad con la que se topan nuestros lectores al leernos y patrocinios institucionales. Si cobrásemos un euro por artículo leído y la gente pagase, estaríamos vendiendo el producto muy caro. Infinitamente más caro que la mayoría de nuestros competidores. Y tampoco me parecería ninguna deshonra.

Lo mejor de todo es que siempre tengo una forma de dar la razón a mi amigo. Como «caro» es relativo, siempre puedo cambiar de eje para darle la razón.

Apple no es caro

Un iPhone no es caro si lo comparas con un Tesla cualquiera. O con un piso. Es incluso muy barato frente a este bolso de Balenciaga de casi 1.800 euros. Un bolso que, aunque por su precio lo parezca, no es como el bolsillo mágico de Doraemon. Es muy bonito y tal, pero no tiene gigas, ni procesador, ni puedes hacer con él nada diferente a estar estupenda y demostrar que puedes prescindir de 1.800€ con la misma tranquilidad con la que yo podría prescindir de diez kilos, pero con mucho menos esfuerzo.

Incluso sin salirnos del sector de los móviles, tenemos pruebas de que el iPhone es muy barato. Sólo hay que pensar en los Vertu, móviles que costaban muchos miles de euros y que hasta hace muy poco eran simples Symbian con joyitas que se vendían por muchos miles de euros –todavía hoy los jeques tienen Android con joyitas–. ¿En comparación con eso? Un iPhone es un producto asequible. Económico. Tiene un precio módico. Está saldado. Es una ganga. Prácticamente un chollo de las rebajas. Una gran ocasión.

Si así os sentís mejor, el iPhone es barato. Incluso muy barato. Y todos tan amigos.