¿Morirán Coca Cola y Pepsi por una sobredosis de azúcar?

Existe cada vez más conciencia de la necesidad de llevar una dieta sana para frenar el avance de la obesidad, algo que preocupa a empresas como Coca Cola o Pepsi. A la fuerza ahorcan, pues los datos de la Organización Mundial de la Salud llevan ya a hablar de que estamos ante una pandemia. Un problema global (en Estados Unidos, en 2012, el 35% de la población padecía esta enfermedad) que, además, supone un aumento sin fin del gasto sanitario que en España alcanza ya el 10% del total, según datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

De ahí que se haya instalado una corriente por acabar con todos los productos que ayudan a una ingesta masiva de glucosa. Por ejemplo: comida rápida; alimentos precocinados y, por supuesto, bebidas carbonatadas y azucaradas. O lo que es lo mismo: muchos de los productos de Coca Cola, PepsiCo o Red Bull, entre otros. Por ejemplo, una lata de 330 mililitros del gigante rojo, contiene 35 gramos de azúcares, según su web. Lo recomendado por la OMS es de unos 25 diarios. Eche cuentas.

Ante esta situación, las medidas que se están adoptan son variopintas, pero la mayor parte van en la línea que se aplicó con el tabaco: imponer impuestos que eleven el precio de estos productos, y sufragar así el coste de las enfermedades derivadas de él, a la vez que se desincentiva su consumo. Es lo que ha ocurrido en México, donde las bebidas refrescantes están gravadas con cerca del 10% de su valor. Efecto ha tenido, ya que según Euromonitor, en 2014 la venta de estos productos se redujo en un 4%. Una experiencia que ahora otros países se aventuran a emprender: es el caso de Estados Unidos, Brasil y Reino Unido.

Un riesgo del que son conscientes los fabricantes. De hecho, la propia Coca Cola reconocía Pepsi cada vez hace bebidas menos azucaradasen su Memoria Anual 2015 que “está creciendo una conciencia entre los consumidores, gobiernos y médicos sobre los problemas relacionados con la obesidad. Sugieren que el consumo de bebidas azucaradas son causa primaria, y animan a reducir su ingesta. Esto puede provocar la creación de nuevos impuestos; cambios en los etiquetados y packaging; así como una publicidad negativa que puede afectar a nuestra rentabilidad”.

En México, los impuestos han hecho que la venta de bebida azucarada se haya     reducido un 4%

También PepsiCo alzaba la voz de alarma: “nuestro crecimiento puede verse afectado negativamente si no somos capaces de mantener nuestro mercado de bebidas líquidas y de snakcs, o si no desarrollamos la demanda en mercados emergentes. […] Los gustos del consumidor podrían provocar una menor demanda de nuestros productos. Por eso, es importante que se mantenga el nivel de innovación, aunque esto no garantiza nuestra capacidad para desarrollar, lanzar y mantener nuevos productos o variantes existentes con éxito en el momento oportuno”.

Una preocupación que les ha llevado a trabajar en varias vías. La primera, la conocíamos hace unos días: gastar 9 millones de euros en lavar su imagen, una estrategia similar a la adoptada por la industria del tabaco en su momento. Para ello, según un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine, los dos grandes del sector han pagado a más de 96 instituciones públicas, universidades y agencias del Gobierno americano para que trabajen a su favor.