El 70% de los hoteles españoles no tienen material para atender paradas cardíacas

En España se producen cerca de 30.000 muertes por parada cardíaca cada año. Desgraciadamente, se trata de una enfermedad que no presenta síntomas que pueden alertar de ello. Puede darse en cualquier momento, incluso de vacaciones. Nuestro país es líder en llegada de turistas. Se esperan más de 84 millones de visitantes para este año. Ofrecerles todas las comodidades y seguridades a estos viajeros es importante. Es por ello que choca que siendo una potencia mundial el 70% de los establecimientos hoteleros, según B+Safe, no cuenten con desfibriladores con los que atenderlos en caso de que sufran una parada cardíaca.

Son muchos los que no cuentan  con espacios cardioprotegidos y la cifra empeora cuantas menos estrellas tenga el hotel. Según  el fundador de Proyecto Salvavidas, Rubén Campo, sólo la mitad de los hoteles de 5 estrellas cuentan con uno de estos aparatos; en los de 3 y 4 estrellas sólo el 20%; y menos del cinco por ciento en el caso de los hoteles con menos de 3 estrellas.

Se trata de una cifra que contrasta con la de otros países más desarrollados y que, curiosamente, son el origen de los principales grupos de turistas en nuestro país. Es el caso de Francia y Alemania, países en los que el número de desfibriladores supera ocho veces los de España.

Solo cuatro Comunidades Autónomas obligan a tener desfibriladores

La ausencia de estos aparatos se debe, en muchos casos, a que la ley no obliga a tenerlos en los establecimientos. Solo los hoteles y demás espacios públicos de cuatro comunidades autónomas están obligados a tener un desfibrilador. Son los de Canarias para establecimientos de más de 1.000 plazas; Cataluña y Andalucía en aquellos con capacidad para más de 5.000 plazas; y Euskadi para hoteles con más de 700 plazas. Algunas tienen otro tipo de legislación o están en proceso, como Galicia. Sin embargo, Madrid es la única en la que no existe ninguna ley sobre ello.

El que un hotel no cuente con desfibriladores no se achaca a cuestiones económicas. Según Campo, el alquiler de cada aparato cuesta 50 euros al mes. Los establecimientos pagan esa cifra para tener además un lugar donde ubicarlo, cartelería, todo el mantenimiento del equipo y todas las altas, registros y seguros.

Cuestión de salud e imagen

Son varias las razones que llevan a los hoteles a contar con estos equipos sanitarios. Campo nombra tres: porque obliga la ley, por concienciación y por imagen. Un hotel que no tenga desfibrilador no es igual de aceptado que otro que sí lo tiene, principalmente cuando se trata de un turista extranjero.

Los viajeros que vienen de países un poco más desarrollados en cuanto a protección están acostumbrados a lidiar con estos aparatos. En esos países todo el mundo sabe utilizarlos y conocen técnicas de reanimación. Por lo que el no tenerlo causa una mala imagen en la marca hotelera.

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Las cadenas lo saben y por eso están creando espacios cardioprotegidos. Las últimas en hacerlo han sido Meliá, Tryp y Fuerte Group Hotels. La empresa que dirige Gabriel Juan Escarrer ha instalado desfibriladores hace apenas un mes. El último en hacerlo ha sido el grupo andaluz Fuerte Group Hotels.

Y es que actuar en los primeros 5 minutos después de producirse una parada cardíaca es vital para salvar la vida de la persona afectada. También para que no le queden secuelas. Desde B+Safe explican que a partir de los 5 minutos, las probabilidades de supervivencia se reducen un 10% cada minuto. Puede salvarse, sí, pero si se actúa después de los 10 minutos las posibilidades son mínimas. Aun así, y a pesar de que solo tres de cada diez hoteles tienen un desfibrilador, son muchas las vidas que se salvan en estos establecimientos.