Prisa y Godó separan caminos 30 años después la ‘operación Antena 3 Radio’

En el verano de 1992 un tormentón mediático sacudió al país a tan solo unas horas de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, que se iba a convertir en el gran escaparate mundial para la moderna y democrática España, decían.

La antigubernamental Antena 3 de Radio, que había sorpassado en el EGM un mes antes a la Cadena SER tras solo diez años de emisiones, pasaba a las fauces de su principal competidor, el progubernamental Grupo Prisa que pilotaba con acierto un empresario de contrastado olfato empresarial y político: Jesús de Polanco.

El Grupo Godó decidía replegarse en Cataluña para hacer caja y borrar los crecientes problemas que le ocasionaban sus negocios estatales, la gritona radio de los Antonio Herrero y José María García y la ruinosa televisión (Antena 3 TV) que pasó a manos de Antonio Asensio gracias a la financiación de Mario Conde, perejil de todas las salsas en aquel momento.

Las operaciones mediáticas otorgaron una vida extra a Felipe González que, barruntando nubarrones judiciales y económicos a la vuelta de la esquina, adelantó elecciones a 1993 y ganó por sorpresa frente a un dirigente que prometía regeneración, juego limpio y ética económica… hasta que tomó el poder en 1996: José María Aznar.

DIVERGENCIA DE CAMINOS

Prisa ha cerrado un acuerdo para adquirir el 20% del capital de su división radiofónica que mantenía en propiedad el Grupo Godó por 45 millones de euros (30 a la firma del mismo y los 15 restantes a abonar en 2023). Fuentes cercanas a la operación explican a MERCA2.es que esta operación se produce por «expreso deseo de Godó», que pretende centrarse en sus negocios radicados en Cataluña.

«Esta operación es un paso más en la consolidación de los negocios de radio y de prensa puesta en marcha por la compañía y refuerza el proyecto industrial del grupo. Además, permite a Prisa simplificar la estructura, dotándola de mayor flexibilidad y menores costes», asegura la compañía presidida por Joseph Oughourlian.

Prisa ha asumido esta operación en un momento razonablemente tranquilo para la compañía: la SER ha mantenido el liderazgo radiofónico estatal a pesar de los rumores de sorpasso de la COPE; El País se ha erigido como el periódico español con más suscriptores tras superar los 200.000; y el grupo ha presentado 100.000 euros de beneficios en el primer trimestre de 2022.

El editor de la Cadena SER y El País acaba de refinanciar su deuda, 679 millones tras menguar más de 70 el pasado ejercicio, y en 2021 anunció unas pérdidas superiores a 90 millones de euros por las indemnizaciones desembolsadas para redefinir la estructura de la compañía.

DESINVERSIONES

El Grupo Godó perdió 8,9 millones de euros en el pandémico 2020 por el efecto negativo que le produjo su participación en Prisa Radio. Esta sangría invitó a Javier de Godó a seguir desinvirtiendo para centrarse en sus tres joyas de la corona: la todopoderosa La Vanguardia, que ha superado los 100.000 suscriptores; RAC1, que lidera el mercado radiofónico catalán con 970.000 oyentes diarios, según el último EGM; y Mundo Deportivo.

Cabe recordar que en 2019 Godó vendió sus acciones en la productora Nova Veranda (proveedora de TV3), en 2020 vendía su compañía de clasificados Yaencontré y el pasado año vendía Emissions Digitals de Catalunya, que contaba con un multiplex con cuatro diales autonómicas en Cataluña y producía 8TV. Las señales y el canal pasaron a manos de OC 2022, controlada por el polémico empresario italiano Nicola Pedrazzoli (fundador del extinto Canal Catalá y exaccionista de Trece).

Godó aseguró entonces que «el contexto del mercado de las telecomunicaciones y el sector televisivo han sufrido todo tipo de cambios y modificaciones que hacen que poco o nada tengan a ver con la situación actual. Durante estos años, y como consecuencia de dicha variabilidad del mercado y la complejidad en el despliegue de la TDT, resulta patente, asegura el Grupo Godó, que EDICA ha tenido que hacer un importantísimo esfuerzo para producir una oferta de calidad y explotar con aprovechamiento y utilidad pública los diversos programas que componen el multiplex».

«Los principales esfuerzos han ido dirigidos a superar los problemas derivados de dichos cambios en el contexto y mercado audiovisual televisivo, que se podrían resumir en los siguientes puntos: el retraso en el apagón analógico definitivo; el importante descenso del mercado publicitario como consecuencia de la crisis económica que nos afecta desde hace años; la aparición, consolidación y crecimiento de nuevos operadores tanto de ámbito estatal (estos últimos sometidos a regulaciones diferentes y a menudo más permisivas) como catalán; los diferentes e importantes cambios normativos que han tenido lugar durante los últimos años; los cambios tecnológicos; y, en última instancia, la emergencia sanitaria debido a la pandemia de la covid», añadían.

La editora aseguraba que se había «llegado casi a un punto neutro en cuanto a los resultados. Esta circunstancia ha llevado al Grupo Godó a considerar que ha llegado el momento de ceder el testigo a un nuevo operador que podrá aprovechar el trabajo realizado hasta el momento en beneficio de la televisión en Cataluña y su audiencia, con una producción diferente, más basada en la proximidad».

Lo cierto es que Pedrazzoli intentó dotar de producción propia a 8TV, pero el mayúsculo fracaso de audiencias de esta televisión que decía querer resurgir para competir contra TV3 ha obligado al italiano a echar marcha atrás, cancelar la mayoría de sus proyectos y llenar parte de la parrilla con cine clásico y series antiguas.

El Grupo Godó, por su parte, intenta reposicionarse tras haber recibido más de 35 millones de euros de publicidad institucional y subvenciones en la última década por parte de la Generalitat de Catalunya. Este tipo de ingresos han menguado desde el final del procés, barco del que el Conde se comenzó bajarse cuando en 2013 relevó como director de La Vanguardia al independentista José Antich por el monárquico Màrius Carol, que finalmente cayó en favor de un periodista con un perfil más catalanista y digital: Jordi Juan.