Nadie puede negar que unos tacones de aguja pueden ser espectaculares. Estilizan increíblemente la figura y hace que cualquier combinación de ropa luzca mucho más. Cuanto más altos, más llamativos y codiciados, tanto por el diseño como por la dificultad que entraña vestirlos. Son todo un reto de belleza porque, reconozcámoslo, la incomodidad que pueden provocar es directamente proporcional a lo deseables que parecen. A pesar de todo, son un complemento insustituible en los looks de fiesta y en eventos especiales.
MUCHA CREMA HIDRATANTE
Además del dolor que pueden provocar unos tacones altos, está el problema de las rozaduras de los zapatos nuevos. Hay que evitarlas a toda costa, porque pueden ser muy dolorosas y obligarte a terminar descalza. Un truco que ayuda es hidratar muy bien los pies antes de calzarse, y untar también el zapato por dentro con un poco de crema, sobre todo en los puntos donde más fricción haya. Esto ayuda a que el material ceda un poco, además proporcionar un contacto más suave. De cualquier forma, no olvides meter un paquete de tiritas en el bolso.