El ‘clan de la leche’ castiga a la España rural mientras se jacta de ser “sostenible”

La industria láctea española pretende subirse a la ola sostenible con la que los poderes públicos aspiran a superar la crisis económica derivada de la pandemia. Existe la creencia generalizada de que las grandes multinacionales que dominan el mercado español –como Pascual, Nestlé o Lactalis– participan en este proceso ayudando a generar empleo en los entornos rurales y colaborando así a solucionar el problema demográfico. Pero los ganaderos –quienes les suministran la materia prima sin la cual no podrían elaborar sus productos– consideran que esta visión idílica de la industria es un mito y que en realidad la actuación de estas empresas es perjudicial para la supervivencia de las explotaciones y, por ende, para evitar la despoblación de determinadas regiones en España.

A las grandes empresas lácteas no les interesa lo más mínimo salvar a las comarcas ganaderas, sólo miran sus cuentas de resultados y no ayudan a las explotaciones a sobrevivir, más bien lo contrario”, explica a MERCA2 el presidente de ASAJA Asturias, Ramón Artime. Una afirmación que pone en evidencia el mensaje lanzado por la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) a través de sus campañas y actos públicos, como quedó patente en el evento celebrado con motivo del 62º Día Internacional de la Leche, el pasado uno de junio.

En la mesa redonda que sirvió de elemento central de la jornada, se puso el acento en el problema de la pérdida de población por parte de los entornos rurales y el secretario general para el Reto Demográfico, Francesc Xavier Boya Alós, aprovechó su intervención para señalar que “la cohesión social y territorial pasa por la creación de oportunidades laborales estables y de calidad”, indicando que, en esta materia, “el papel de sectores económicos fuertes y productivos, como el de la alimentación, específicamente el lácteo, es y será clave para contener y revertir dinámicas poblacionales”.

Sin embargo, a pesar de tener el apoyo gubernamental, lo cierto es que en los primeros escalones del ciclo de producción de los quesos, las leches envasadas y el resto de productos lácteos los profesionales acusan a la industria de no cumplir con lo que prometen y apuntan a que este tipo de mensajes responden más a una actividad de propaganda que a un compromiso firme para mantener las explotaciones ganaderas en los entornos rurales.

Una crítica que desde la patronal rechazan argumentando que precisamente en aquellas provincias que sufren altas tasas de despoblación como Ávila, Palencia, Soria, Zamora, Cuenca o Cáceres, «las industrias lácteas han dado empleo directo este último año a más de 30.000 personas, además de fomentar e incrementar la actividad económica de otros sectores”, según destaca FeNIL en el comunicado publicado con motivo del día internacional lácteo.

El problema es que según los representantes del sector ganadero español es precisamente la industria láctea quien está alimentando el problema de la despoblación, en lugar de mitigarlo, al actuar como un cártel que presiona a sus proveedores y les obliga a aceptar precio por debajo del coste, a pesar de que la Ley prohibe este tipo de prácticas. El pasado año importe medio del litro de leche fue 0,332 euros, por debajo de los 0,362 del coste medio de producción.

“Nadie puede vender por debajo del coste y vivir para contarlo”, señala Román Santalla, secretario de Ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Organización que denuncia que la Ley de Cadena Alimentaria, que prohibe esta venta a pérdida, no está funcionando porque “la industria láctea y los distribuidores siguen imponiendo su ley en la firma de contratos”.

Especulación que agrava el problema demográfico

Un reciente informe técnico elaborado por el Departamento de Ganadería de COAG, sobre la base de los últimos datos oficiales relativos a producción, consumo y exportación, desmontan el relato de la industria para justificar una reducción de los precios de la leche en origen, verdadera causa de que muchos ganaderos hayan sido obligados a cerrar. Para el responsable del sector lácteo de esta organización, Gaspar Anabitarte, el lobby de la industria “está especulando” y empeorando el problema demográfico.

Llamamos a la responsabilidad de industria y distribución para que refuercen su apuesta por la producción de nuestro país en un momento en el que todos los eslabones de la cadena deben seguir comprometidos con el abastecimiento de productos lácteos de máxima calidad a todos los ciudadanos/as. Este compromiso debe traducirse en la formalización de contratos en el sector a un precio justo y que cubra los costes de producción, en el estricto cumplimiento de la normativa vigente y en la puesta en valor del producto de proximidad”, apunta Anabitarte.

Los datos son tozudos y lo cierto es que una de cada cuatro explotaciones lácteas han cerrado en los últimos años en España a pesar de los esfuerzos del sector por modernizarse y ser más competitivo. Los ganaderos españoles han invertido para ser más eficientes y cada día producen con más calidad pero los bajos precios que paga la industria transformadora y las crecientes presiones regulatorias en materia medioambiental están condenando a muchas explotaciones a su extinción.

Alto endeudamiento y presión bajista de precios

“Ahora mismo las 12.000 explotaciones ganaderas que hay producen casi lo mismo que cuando eran más de 100.000 y existía el sistemas de cuotas lácteas, eso significa que se destruyeron decenas de miles de explotaciones y las que quedaron absorbieron la producción del resto. Para eso tuvieron que comprar cuotas y ampliar sus instalaciones, para lo cual tuvieron que recurrir a créditos que han disparado el endeudamiento en el sector”, explica Ramón Artime de ASAJA, “y ahora el ganadero se encuentra con un crecimiento de los costes de producción, la presión bajista de precios que impone la industria, el golpe de la regulación medioambiental y la incertidumbre de la nueva Política Agrícola Común (PAC)”.

A este respecto, Artime considera que “las empresas de la industria láctea deben darse cuenta de que sin los ganaderos no son nada, ser conscientes de que estamos cerrando explotaciones ganaderas todos los días y que la capacidad de las que se mantienen –sobre todo en el norte de España– están llegando al límite. Se habla mucho del reto demográfico, de los mercados de cercanía pero todo eso no es prioritario. Hay que distinguir entre lo urgente y lo importante y lo urgente en nuestro sector es conseguir que los ganaderos vivan con dignidad y honradez para que sus hijos vean que hay futuro y quieran sucederles. Que se dejen de vender historias, porque el sector tiene futuro”.