Tendencias inmobiliarias: triunfan si tienen espacios al aire libre

Parece que este verano se espera que el mercado inmobiliario vuelva a coger el ritmo que perdió durante los años anteriores.

Sin embargo, ha quedado claro que habrá dos tendencias: salida de los núcleos urbanos y viviendas en el extrarradio a las que hacer reforma antes de entrar.

Estas son las dos opciones que parece que más pugna tendrán en lo que a demanda se refiere y, por tanto, la oferta tendrá que adaptarse a ellas para poder responder a unos nuevos inquilinos que, tras meses en el interior, valoran más que nunca no solo el contacto con la naturaleza sino también que tengan espacios al aire libre como balcones, terrazas o incluso, cuando se trata de zonas alejadas de los cascos urbanos, algo de terreno.

¿Vivienda nueva o reforma?

El demandante de vivienda ha cambiado. Si algo ha tenido claro en el 2020 es la importancia que tienen ciertos espacios abiertos dentro de las viviendas para poder disfrutar de ellos en el tiempo doméstico.

Esto abre la puerta a las promotoras a nuevas tipologías de viviendas que van desde los pisos con terrazas hasta los chalets. Eso sí, si algo también se ha solicitado al sector es descentralizar las promociones del centro urbano y llevarlas a localidades del extrarradio donde la vida es mucho más llevadera por su ritmo, entorno y también precios.

Esto también significa que las viviendas de segunda mano que estaban en esta zona se están revalorizando.

Las viviendas de segunda mano suelen estar, en la mayoría de sus casos, algo por debajo de las viviendas de obra nueva. Todo porque necesitan una inversión en reforma, algo que suele hacerse con un préstamo que permita cambiar, al menos, baños, cocina y, probablemente, pintura. Los más aventureros se adentran incluso en distribuciones distintas, pero lo básico es un lavado de cara que puede rondar, de media, los 30 o 40.000 euros” explican desde LoanScouter.

La ventaja de las viviendas de segunda mano suele tener que ver con la ubicación y con comunidades en marcha con zonas comunes que ya están más que consolidadas.

Además, el coste suele ser algo inferior y es mucho más fácil entrar en una negociación para conseguir que no se disparen los costes pudiendo entrar a vivir antes que en una promoción que actualmente esté en construcción.