El embudo financiero de las revolving atrapa a los clientes de Iberia

Las tarjetas revolving están el punto de mira del Banco de España. En 2019 las quejas se dispararon casi un 200% y el pasado 4 de marzo, una sentencia del Tribunal Supremo estableció que si el interés que se cobra por su uso es superior al 20% debe ser considerado usura.

Las reclamaciones inundan los despachos de abogados, se estima que en España hay más de dos millones de personas afectadas y miles de familias viven enredadas en una deuda permanente por la falta de transparencia de las condiciones de la tarjeta. De hecho, la mayoría de consumidores reconoce que está desinformado sobre las características de este tipo de financiación.

El problema no es solo de ellos, el peligro de las revolving es que se pueden conseguir en cualquier lugar. Desde centros comerciales a hipermercados, pasando por agencias de viajes, tiendas de muebles, tiendas de ropa o grandes almacenes. Y los comerciales no siempre explican los peligros que esconden. Por ello, muchos no saben ni que tienen una.

LOS CLIENTES DE IBERIA, ATRAPADOS

La mayoría de perjudicados piensa que estas tarjetas solo se consiguen en un banco y la sorpresa llega cuando descubren que su tarjeta Carrefour, Cepsa, Alcampo, Decathlon o Iberia también lo son. No todas son revolving, la clave está en identificar si a la hora de pagar solo te permite hacerlo en una fecha concreta (como ocurre con las tarjetas de crédito) o si también ofrece una línea de crédito a devolver en «cómodos plazos”.

Esta segunda opción está disponible en Visa Carrefour Pass, Iberia Sendo, Iberia Classic, Iberia Oro, Visa Cepsa Porque Tu Vuelves o la tarjeta Alcampo…  Las tarjetas están ligadas a entidades o bancos como Wizink, Caixabank o BBVA, pero encierran unos intereses que pueden sumergir al usuario en una deuda interminable.

En el caso de Iberia, existen hasta cinco. La tarjeta Iberia Classic, Iberia Icon o Iberia Sendo pueden ir asociadas a BBVA, el Banco Santander o Bankia. Su gancho está en que el cliente acumula Avios (puntos para volar) por cada compra, pero al contratarlas hay que tener en cuenta que cada vez que se emite un pago, se genera una deuda con el banco.

En el caso de pagar de una sola vez el importe, las entidades no suelen cobrar intereses. Pero cuando el titular elige la devolución en plazos, entran en juego unos intereses que suelen ser excesivos.

SOLO GANA EL BANCO

La mayoría de bancos pueden llegar a aplicar unos intereses superiores al 10% TAE, y en muchos casos el coste de crédito supera el 20%. Son tan elevados que pueden dejar cautivo al consumidor tal y como señaló el TS en su sentencia contra Wizink, considerando usurario el crédito donde las condiciones se situaban en el 27% TAE.

La deuda que se contrae con el banco es tal que por un crédito de 3.000 euros se puede acabar pagando casi 6.000, según explican desde Reclama Por Mí. Los elevados intereses aplicados a la tarjeta, solo benefician, evidentemente, a la entidad que la emite.

La mayoría de consumidores no conocen que tiene la modalidad revolving activa. Esta información aparece en los extractos bancarios y se puede cancelar, pero los que ya llevan sumergidos en espirales de deudas meses, años o incluso décadas, solo tienen una solución, reclamar.

El despacho de abogados antiusura especializados en reclamaciones por tarjetas revolving, Reclama Por Mí, aseguran que las personas ahora están siendo más conscientes que se pueden reclamar, ya cuentan con 20.000 afectados registrados en la plataforma, y las demandas contra las entidades bancarias no han hecho sino «crecer en los últimos meses”.

Además, la mayoría de los juzgados y audiencias provinciales están dando la razón a los afectados considerando los intereses de este tipo de financiación como “usurarios” y en muchos casos poco transparente.