La probable reelección de Trump alimenta un boicot contra Facebook

El derecho de pernada de mastodontes digitales que utilizan la sobada libertad de expresión para emputecer el ambiente político con una polarización adictiva para la ciudadanía puede tener fin si prospera la hipócrita campaña de boicot contra Facebook.

El gigante californiano asegura que está seguro de que volverán los anunciantes que le han retirado publicidad en lo que llevamos de año por valor de 7.000 millones de dólares, lo que supone alrededor del 10% de facturación de la compañía en 2019.

Mark Zuckerberg no se amilana ante una campaña impulsada por la Liga Anti-Difamación y el movimiento Black Lives Matter, que ha conseguido que casi tres centenares de marcas retiren su confianza de Facebook.

Las malas lenguas dicen que hay marcas que buscan publicidad gratuita al anunciar que se retiran de la polarizada red social, caldo de cultivo perfecto para un Donald Trump que critica a Zuckerberg mientras mete más de 20 millones en publicitar su candidatura a la reelección para el próximo 3 de noviembre. No tendrá difícil la victoria teniendo en cuenta la fijación demócrata de elegir unos candidatos proestablishment que presentan al Gil y Gil yankee como un pobre outsider.

EL NEGOCIO DEL ODIO EN FACEBOOK

Bajo el hastag #StopHateForProfit decenas de compañías se marchan de Facebook sabiendo que volverán. Porque la compañía digital fundada por Zuckerberg acapara junto a Google y Amazon el 70% de la publicidad mundial gracias a la eficacia que demuestra invertir en estas tres plataformas made in USA.

Facebook
Zuckerberg

Y es que estos tres soportes flotan sobre los países, tienen capacidad de influir en las elecciones y le venden de todo a todo el bloque controlado por los Estados Unidos desde el final de la II Guerra Mundial.

La vieja Europa ni se entera de nada ni quiere enterarse, ains, y China sí que lo hace con una mezcla de la ferocidad que achicó a Google, habituada a compadrear con mandatarios europeos, y de la competitividad de algunas de sus empresas que han dejado a la voraz Amazon con una facturación residual en un gigante asiático donde brillan logísticas como JD.

Amazon, Facebook o Google deberían haber sido troceadas desde hace tiempo, no solo en materia fiscal, si Occidente quiere seguir creyendo en la eficacia de organismos que incentiven una cacareada libre competencia que en materia digital es un ineficaz brindis al sol.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Zuckerberg aduce impertérrito libertad de expresión cuando sabe que su algoritmo prima que el votante de Vox reciba porquería racista descontextualizada y que el de Podemos tenga de portada de su periódico virtual al machista de turno diciendo paridas sobre el 8M.

Facebook dice que trabaja en limar mentiras, las españolas Maldita y Newtral combaten bulos para la empresa de Silicon Valley, pero admite que no va a promover la censura para evitar que determinados mensajes lleguen a los ciudadanos.

ARROGANCIA

A Zuckerberg le entra por un oído lo que le digan los de la Coca-Cola o la Pepsi porque más del 90% de sus ingresos dependen de pymes que no entran en unas campañas casi siempre dadas a la hipocresía.

El mandamás de Facebook no se baja del carro y se niega a hacer lo que hizo Twitter cuando Donald Trump el pasado 29 de mayo publicó sobre las protestas de Minesota que cuando empezaba el saqueo «el tiroteo empieza»: etiquetar el comentario del presidente estadounidense por glorificar la violencia. Zuckerberg asegura que las reglas de su emporio no fueron violadas.

DEMÓCRATAS

Que el Partido Demócrata no haya elegido como candidato a Bernie Sanders demuestra el enfermizo odio que sufre la izquierda política por parte de una sociedad estadounidense lastrada por la hipocresía.

Joe Biden, de la escuela de Hillary Clinton, podrá ser destrozado por un tipo del nivel ético de Donald Trump. Y es que el presidente estadounidense promoverá que se expandan las denuncias sobre los ‘tocamientos’ del candidato de la supuesta izquierda yankee.

Y es supuesta porque los demócratas se diferencian de los republicanos únicamente en una supuesta superioridad moral que es humo al haber demostrado su incapacidad para legislar en favor de los millones de estadounidenses tan patrioteros como desprotegidos en materia sanitaria.