La pandemia provoca un «derrumbe» histórico de la actividad manufacturera de la eurozona

La pandemia de Covid-19 y las medidas de confinamiento implementadas en los distintos países de la zona euro provocaron un desplome histórico de la actividad de las fábricas de la región, según refleja el índice de gerentes de compras (PMI), que se situó en 33,4 puntos, frente a los 44,5 del mes anterior, registrando así su peor lectura de toda la serie histórica, que se remonta a 1997.

Entre los países analizados en la encuesta manufacturera realizada por IHS Markit, los índices de actividad más bajos se registraron en Grecia (29,5) España (30,8) e Italia (31,1), mientras que Países Bajos (41,3) obtuvo el mejor resultado, aunque incluso así su ritmo de contracción fue el más fuerte en los últimos once años. Asimismo, Austria y Francia registraron mínimos históricos, mientras que en Alemania el dato retrocedió a mínimos de 133 meses.

El rápido deterioro de la producción y de los nuevos pedidos hizo que el exceso de capacidad continuase aumentando en abril, hecho subrayado por una notable reducción de los pedidos pendientes de realización. Se registró una caída de los pedidos por completar por vigésimo mes consecutivo y esta última fue la más fuerte registrada por la encuesta desde febrero de 2009.

En consecuencia, los fabricantes redujeron sus niveles de personal por duodécimo mes consecutivo. De hecho, la tasa de contracción fue considerable y la más aguda desde abril de 2009. La pérdida de empleos fue especialmente fuerte en Grecia, Irlanda y España.

«El índice PMI muestra un sector industrial que se ha derrumbado a una tasa de disminución trimestral medida en dos dígitos, y la recuperación será frustrantemente lenta», ha señalado Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit, para quien el desplome de la producción manufacturera en la zona euro en abril «ha superado cualquier declive observado con anterioridad en los casi veintitrés años de la historia del estudio del PMI» como consecuencia del cierre generalizado de fábricas, la caída de la demanda y la escasez de oferta a raíz del brote de Covid-19.

No obstante, el experto apunta que ante el aplanamiento de las curvas del virus y las recientes medidas encaminadas a levantar algunas de las restricciones impuestas por la pandemia, «con suerte abril habrá representado el ojo de la tormenta en términos del impacto del virus en la economía», lo que significa que probablemente el ritmo de deterioro a partir de ahora comenzará a moderarse.

En este sentido, advierte de que las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad y la salud de los trabajadores en la vuelta a la actividad supondrán que las empresas que puedan reiniciar la producción generalmente funcionarán a baja capacidad, y la mayoría trabajarán en un entorno de demanda muy reducida, no solo por la debilidad del gasto de los hogares, sino también porque el gasto empresarial en insumos, maquinaria y equipos también seguirá siendo moderado durante algún tiempo.

En cualquier caso, el economista confía en que, a menos que se produzca una segunda ola de infecciones, lo que entorpecería cualquier recuperación en curso, «las noticias deberían comenzar a mejorar a medida que observamos que más personas y empresas vuelven al trabajo».