El calvario de los autónomos: cuota, IVA e IRPF, sin dinero y en plena crisis

santander autonomos

Menudo cacao tienen los autónomos. Las medidas que anunció el Gobierno el martes para paliar los efectos del coronavirus tuvieron que ser modificadas el jueves después de que este colectivo quemara las redes sociales con sus quejas.

Reclamaban que no se había aprobado nada nuevo para ellos porque su principal interés era el de no pagar la cuota mensual a la Seguridad Social mientras no generen ingresos, es decir posponer el pago durante el estado de alarma. Y si pudiera ser, tener alguna ayuda.

Y todo porque el último día de marzo, los trabajadores por cuenta propia van a tener que hacer frente a esta cuota, cuando algunos habrán facturado este mes como mucho la mitad. Pero es que un día más tarde, ya en abril toca hacer balance del primer trimestre del año y pagar el IVA.

Además, también será el turno para hacer la declaración de la renta, aunque en este caso (al igual que cualquier asalariado) el plazo para pagar es más amplio.

LO QUE APROBÓ EL GOBIERNO

Ante este escenario, donde la mayoría de negocios han tenido que echar el cierre y otros muchos autónomos han visto reducida la actividad, el Ejecutivo decidió establecer dos grupos. Por una parte, aquellos que hayan tenido que suspender su actividad por el estado de alarma y por otra, los que han reducido su facturación en un 75% en relación con los 6 meses anteriores.

Todos estos podían acogerse a una prestación en la que cobrarían el 70% de la base reguladora por la que coticen y estaban exentos de pagar a la Seguridad Social. El resto no. Pero precisamente el problema es el resto, que son muchos.

El presidente de ATA, Lorenzo Amor cifraba en 1,6 millones las personas que se quedaban fuera con esta solución, esto es “el 50% del tejido empresarial”. Y a continuación las quejas por las medidas que había tomado el Gobierno, invadían las redes sociales. La opinión generalizada es que les tendrían que haber amparado a todos, sin excepción.

EMPIEZA LA BATALLA

Acto seguido, la vicepresidenta tercera del Gobierno, Nadia Calviño se mostraba “sorprendida” en un programa de televisión y defendía que si han proporcionado medidas de liquidez, aplazamientos en el pago de impuestos, la posibilidad de hacer ERTEs con todos los gastos cubiertos y de cobrar una prestación económica extraordinaria si cierran sus negocios o ven reducida su actividad.

Pero Lorenzo Amor, reclamaba que los autónomos quieren una cuota cero mientras tienen ingresos cero, que además es más barata para el Estado y para la Seguridad Social que el cese por actividad. Según sus cálculos, si el estado de alarma dura dos meses y esto son unos 600 euros por persona, es menos que estar ese tiempo cobrando prestación por cese de actividad y exonerando del pago de la cuota, que son 2.000 euros.

Así, ante la presión, el Gobierno rectificaba el jueves y los autónomos ganaban la batalla, según el presidente de ATA. Ahora pueden pedir prestación por desempleo y prescindir del pago de las cuotas de manera inmediata todos, sin darse de baja en Hacienda ni en la Seguridad Social.

¿QUIÉN PAGA?

Mientras dure el confinamiento, una entidad gestora se hace cargo de todas las cotizaciones (aunque esto no se ha aprobado oficialmente). El autónomo tiene que rellenar la solicitud ante la Mutua y ésta debe resolverlo en 30 días hábiles.

La ayuda se recibirá durante un mes, pero se puede ampliar hasta el último día del mes en el que finalice el estado de alarma, si finalmente se prorroga. Los que justifiquen la caída de ingresos, tienen que demostrar que es de al menos un 75% respecto a los meses anteriores, pero al mismo tiempo pueden compatibilizarla con los ingresos que genere su actividad.

No se pierden las bonificaciones, como la tarifa plana asociadas al mantenimiento de la actividad.