El futuro de la prensa en papel: la tortuosa vuelta al siglo XIX

La Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, que tres veces al año examina a los medios con el EGM, aseguraba en 2008 que la penetración de la prensa en papel en 2008 llegaba al 42,1% de la población española. Once años después, noviembre de 2019, la cifra se ha desplomado a menos de la mitad: 20,4%.

El País, diario generalista hegemónico durante cuatro décadas, afronta un año clave en el que ratificará como directora a Soledad Gallego-Díaz, tal y como adelantó MERCA2.es el mes pasado, e implantará un muro de pago poroso con el que intenta adaptar el modelo del The New York Times.

Prisa, eso sí, no desatenderá la febril guerra del click que amarillea la prensa y que ahora lidera La Vanguardia, que el marzo promocionará como director a Jordi Juan (tal y como barruntaba MERCA2.es hace quince días).

ELITISMO EN PAPEL

El periódico papel, guste o no, volverá a ser un producto elitista. En el siglo XIX la prensa impresa era un producto que disfrutaban las élites, alfabetizadas al cien por cien. Y en el XXI volverá a ser un soporte que buscará la influencia en el día estrella de los kioskos menguantes: los domingos.

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La prensa de papel volverá al siglo XIX.

Porque la sangría del papel es irreparable: El País tuvo una difusión media diaria de 469.183 ejemplares en 2004 y el 2020 lo ha arrancado por debajo de los 100.000 tras dejar de imprimirse en México y Argentina para encauzar esos costes hacia el modelo digital. Y es que atrás quedan los tiempos en los que el papel ponía y quitaba a ministros…

CUANDO FUIMOS LOS MEJORES: LA PRENSA EN LOS 70

Cuando se mitifica el periodismo truhán del pasado, especialmente en los setenta, hay que recordar los artículos dedicados al diario Pueblo de Emilio Romero por Arturo Pérez-Reverte, que da gusto cuando deja descansar al tipo populista que interpreta en los domingos impares.

El padre de Alatriste recordaba la redacción esquizofrénica de Huertas 73 como un diario «poblado por una cuadrilla de desalmados de ambos sexos, de formidables cazadores de noticias, de depredadores rápidos, implacables y geniales, capaces de jugarse a las cartas, al cierre de la edición, la nómina del mes cobrada horas antes, dormir la borrachera de ese día tirados en el sofá del pasillo, mentir, trampear, disfrazarse, dar sablazos a los colegas, engañar a los compañeros para llegar antes al objetivo, robar de casa del muerto la foto con marco de plata incluido, vender a la madre o la hermana propias a cambio de obtener una sonora exclusiva. De reírse, en fin, del mundo y de la madre que los parió, con la única excepción del sagrado titular en primera página«.

Ignacio Camacho también sacó la tinta golfa para enterrar con un obituario señorial a Manolo Alcántara: «Llevaba tinta en las venas y la pasión de escribir grabada a fuego en el alma. Pertenecía a la estirpe del periodismo de raza, el de flexo, nicotina y alcohol, el de la gabardina colgada, el de la dinastía de los cronistas de ring y de las tertulias literarias. Un oficio de otra época acaso idealizada y desde luego romántica, en la que la calle era una escuela, el lenguaje una patria y la voluntad de estilo un rasgo de aristocracia».

UN MITO DE LA PRENSA ESPAÑOLA

Pedro J. Ramírez aseguraba en los inicios de El Español que no ya no hacía falta papel. Pero la prensa en papel no puede olvidarse del riojano, que en junio cumplirá cuarenta años como director de periódicos.

El 19 de junio de 1980 la UCD aprovechaba la influencia que tenía en el periódico editado por Juan Tomás de Salas para situar al frente del alicaído Diario 16 al anglófilo Ramírez, que llegaba desde ABC apadrinado por el exministro Joaquín Garrigues Walker.

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Pedro J. Ramírez en la redacción de El Español.

El periodista, que soñaba con protagonizar su propio Watergate, prometía «profundizar en la seriedad y rigor informativo» de Diario 16. Pronto dispararía las ventas con otras recetas complementarias, pero esto ya es otra historia…

CUIDADO CON LAS NUEVAS VÍAS DE INGRESOS

‘La vuelta a El Mundo’ fue una iniciativa del periódico generalista de Unidad Editorial que se lanzó el pasado año con estreno en Roma: Jorge Bustos ejerció de guía en la capital italiana en una viaje de cuatro días y tres noches que se ofertaba por 1.200 euros. Esta vía de negocio no debió resultar muy exitosa ya que en la página web de este negocio no están planteados nuevos viajes.