Florentino Pérez y la eterna sombra de la duda contable

ACS y Real Madrid. Tanto monta, monta tanto. Florentino Pérez, a la sazón presidente de ambas ‘compañías’, no sólo ha vivido las alegrías en forma de Champions League o de adquisiciones como las del grupo Dragados o Abertis junto al grupo italiano Atlantia. Aquello que se le ha antojado, como decían las abuelas, lo ha conseguido.

Florentino Pérez Incluso llegó a vender los terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, un hecho que ni siquiera el todopoderoso Santiago Bernabéu había logrado a pesar de sus buenas relaciones con el anterior régimen. Una operación por la que el club merengue recibió 100.000 millones de pesetas (evaporando de esta manera su deuda a corto plazo) y que hizo que, incluso, alguna que otra escuela de negocios la incluyera en su temario.

No faltaron críticas a una operación que, desde ciertos sectores, llegó a denominarse como ‘pelotazo’. Pero, a palabras necias, oídos sordos. Florentino Pérez ha ido a lo suyo. Y poco le ha importado que la duda haya envuelto su larga trayectoria como empresario, sobre todo en lo que a normativa contable se refiere. ¿El último episodio? Cimic.

Hay que remontarse a 1989 para ver el nacimiento de esta ‘aureola negra’ sobre la figura del constructor. Según recogió el periodista Juan Carlos Escudier en un libro, Ocisa salió a bolsa gracias a los beneficios inflados por la primera empresa a los mandos de Florentino Pérez: Padrós. El periodista, asimismo, hacía mención a que los informes de auditoría de ACS de los años 1995 y 1997 contaban con salvedades del auditor. En esos mismos años, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no contenta con los datos, pedía aclaraciones a ACS por haber contabilizado contra reservas, y no contra resultados, unas previsiones de 2.500 millones. De esta manera, los números daban su particular ‘vuelta a la tortilla’ a los resultados, engordando el pertinente beneficio.

FLORENTINO PEREZ Y EL REAL MADRID

En el plano deportivo, para alegría de unos, y tristeza de otros, Florentino Pérez devolvió al club de Concha Espina a “las glorias deportivas”, como dice su himno. Cinco Champions League le avalan. ¿Y económicamente? Allá por el año 2003, en su primera etapa como presidente del Real Madrid (¿quién se acuerda de su espantada en 2006?), Florentino Pérez alardeaba en la asamblea de socios de tener un balance totalmente saneado. Sólo habían pasado tres años desde su aterrizaje en la poltrona blanca, y tenía a todo el mundo a sus pies. La venta de los terrenos de la ciudad deportiva, donde hoy se erigen las cuatro torres, habían permitido al club pasar de una pérdida de 98 millones de euros (había ingresado 192 y gastado 290), a una ganancia de 6,23 millones.

Amortizar en un solo año el coste de las plantillas de fútbol y baloncesto no se ajustaba al Plan General de Contabilidad

¿Más piruetas? Según el informe de auditoría del club, este había amortizado de manera anticipada, y en un solo año, el coste de las dos plantillas (la de fútbol y la de baloncesto). Una medida que no se ajustaba al Plan General de Contabilidad, porque debería haberse realizado atendiendo al tiempo de duración de cada contrato.

La Asociación para la Defensa del Socio del Real Madrid, por aquel entonces, también denunció que recibió un adelanto de Caja Madrid y Sogecable (117,1 millones) que fue contabilizado como beneficios y no como un préstamo financiero. Gracias a esta argucia, las cuentas de la temporada 2000-2001 tuvieron un beneficio después de impuestos de 31,5 millones. Si esa cantidad, en vez de ser recogida en un año, se hubiera repartido por los once que duraba el préstamo, las cuentas hubieran sido diferentes. La citada agrupación lo denunció al Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (Icac) que acabó abriendo un expediente sancionador a la consultora Deloitte & Touche.

VUELTA A ACS

Fue en 2013 cuando Tomás Peña Barrera, accionista y también ex directivo de Dragados, acusó a Florentino Pérez de fraude en la formulación de las cuentas de 2013. El motivo no fue otro que no incluir en las mismas las cifras del Castor (el almacén de gas submarino frente a las costas de Tarragona) y de cometer infracciones de la normativa jurídico-contable.

¿Más madera? En 2015, uno de los socios del fondo Bodenholm Capital acusó a ACS de inflar beneficios, exagerar sus ganancias y manipular las cuentas. Al año siguiente, fue Morgan Stanley quien puso ‘contra las cuerdas’ al grupo de Florentino Pérez. En esta ocasión, fue Cimic, la filial de ACS en Australia, quien estuvo en el disparadero por el desfase entre sus cuentas y la generación de caja. De hecho, Morgan Stanley llegó a situar las ganancias en un 30% por encima de lo que marcaba la realidad.

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La CNMV también puso su ‘punto de mira’ en ACS por la ingeniería financiera con la que llevó a cabo operaciones con bonos canjeables y derivados con acciones de Iberdrola, y su posterior impacto contable. Por cierto, su intento de desembarco en la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán (llegó a tener el 11% del capital) fue todo un hueso duro de roer que fue incapaz de tragar. Quizás el único que se le ha atragantado con la pertinente pérdida de miles de millones en su balance.

El episodio más reciente acaba de tener como protagonista de nuevo a Cimic. Según GMT, una casa de análisis de Hong Kong, sus beneficios durante los dos últimos años han sido inflados alrededor del 100%. Como ya publicó Merca2, los malabarismos contables se iniciaron en 2014, cuando ACS desembarca en la compañía. Una firma que en los cuatro años anteriores había tenido un flujo de caja libre (o generación de efectivo) en números rojos y que, a partir de entonces, se volvieron verdes (casi 440 millones). ¿’Culpable’? Un cambio contable, al enfocarse la compañía en un modelo de reconocimiento de ingresos muy agresivo. Gracias al mismo, y según GMT, se podían manipular fácilmente no sólo los ingresos, también los costes. ¿Será el último regate contable de Florentino Pérez?