Por qué el temor al declive económico no debe impedir invertir

La desaceleración mundial en la industria manufacturera que comenzó hace un año está mostrando signos tempranos de tocar fondo. Se trata de una combinación de vientos en contra estructurales con factores cíclicos. En el aspecto estructural, probablemente hemos superado el pico de la tendencia a la globalización de los últimos treinta años, que hizo que China se convirtiera en la fábrica del mundo.

Esta situación, de manera generalizada, está provocando el temor por parte de muchos operadores en los mercados. Siguiendo este hilo, los inversores que temen un declive económico no deberían abandonar los mercados de renta variable, pero sí “cerrar algunas escotillas” en los activos de riesgo, según el estratega Peter van der Welle de Robeco.

El primero de estos condicionantes es la inquietud en torno al crecimiento global, que actualmente se está disipando. “Desde hace ya más de un año, los mercados financieros han hecho frente a un aluvión de datos macroeconómicos decepcionantes, procedentes de diversas partes del mundo, sobre todo China y Europa, donde se ha concentrado el impacto de las tensiones comerciales con EE. UU.”, explica Van der Welle.

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Las curvas de tipos en renta fija se han invertido, lo que tradicionalmente augura una recesión. Por ello, muchos inversores, Robeco incluida, han reducido sus posiciones en renta variable o se han infraponderado en crédito y bonos high yield.

La curva de tipos, en realidad, debería aumentar lentamente, en la opinión de Yves Bonzon, CIO de Julius Baer. En esta línea las acciones de Wall Street “puedan alcanzar nuevos máximos históricos. Además, es poco probable que los resultados del primer trimestre decepcionen las bajas expectativas, pero la orientación de las empresas será clave”. La búsqueda de rendimiento continuará y, con respecto a los bonos, preferimos exposiciones al riesgo de crédito a el de la duración.

Con todo, quienes se retiran de estos activos —sobre todo las acciones, que siguen en ascenso— se arriesgan a perder posibles ganancias a medida que el temor a una recesión se vaya disipando y se constate que las inquietudes macroeconómicas sobre la guerra comercial y el desenlace del Brexit eran excesivas.

Bonzon apunta que el descenso de los tipos de interés a largo plazo apoyará a los “sectores sensibles a ellos de la economía estadounidense, Incluida la vivienda.” A su modo de ver, de una forma u otra, “la política fiscal debe activarse, como dijo Mario Draghi cada vez más fuerte y claro”.

Van der Welle agrega que “teniendo en cuenta que el índice MSCI World ha registrado, en euros, un nuevo máximo histórico y que el índice ha subido ya un 14,5% en lo que llevamos de año, resulta quizás complicado escapar a esa sensación de que ‘esto es todo lo que hay’,” según Van der Welle, estratega de Robeco Investment Solutions, que gestiona una serie de fondos multiactivos.

El prolongado debilitamiento de la zona euro, la paralización política del Brexit o un nuevo aplazamiento del posible acuerdo comercial entre EE. UU. y China podrían dar lugar a un “nuevo episodio de turbulencias en el mercado, lo que justifica replegarse un poco. Pero si analizamos desde un punto de vista crítico los tres condicionantes fundamentales subyacentes, podemos llegar a la conclusión de que quienes inviertan en renta variable con un horizonte a 12 meses deberían ser recompensados”.

LA INVERSIÓN DE LA CURVA, CON CALMA

Sea como fuere, puesto que el crecimiento global comienza a sorprender al alza a corto plazo, ¿no deberían los inversores relativizar un indicador de recesión tan potente como la inversión de la curva de tipos y mantener sus posiciones en renta variable a medio plazo?

Tal y como analiza el experto de Robeco, históricamente, el índice MSCI World ha generado una rentabilidad media del 7,3% durante los 12 meses que siguen una inversión de la curva de tipos, cuya fecha de inicio se determina en base a la deuda pública estadounidense a 10 años-1 año.

Este fenómeno sugiere, analiza, que los optimistas “deberían triunfar un año más, ya que estamos por debajo”, aunque bastante cerca, del “8,0% de rentabilidad global anualizada que la renta variable viene generando desde el año 1900”. Esto no quiere decir, a su modo de ver, que no haya que “tomarse en serio el hecho de que se invierta la curva de tipos; en todas las recesiones de periodos de posguerra en Estados Unidos han estado precedidas de este fenómeno”.

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Por el contrario, a la hora de decidir si cambiar de rumbo o no, hay que tener en cuenta también el intervalo variable pero dilatado, de 18 meses de media, entre la inversión de la “curva y el inicio de la recesión”. Las medidas procíclicas de estímulo presupuestario en territorio estadounidense antes de las elecciones presidenciales de 2020 y la predisposición de los bancos centrales a la prudencia podrían hacer que, en esta ocasión, “el riesgo de recesión tarde aún más en concretarse”, concreta el estratega de la gestora holandesa.

EL GIRO EN EL RIESGO POLÍTICO

Así las cosas, las manifestaciones del secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, parecen tener mucho peso. Cuando convocó a los presidentes de los principales bancos estadounidenses, el pasado mes de diciembre, y anunció en Twitter que el Presidente Trump no tenía intención de cesar al Presidente de la Fed, Jerome Powell, el Índice de incertidumbre sobre la política económica, muy vigilado por todos, comenzó a cambiar de dirección tras alcanzar máximos históricos, y ha seguido descendiendo desde entonces.

Ciertamente, explica Van der Welle, “la incertidumbre en torno a la economía global sigue siendo elevada, debido a las tensiones comerciales que persisten entre Estados Unidos y China, y a las arenas movedizas del proceso del Brexit”. Pero en este ámbito también están surgiendo “brotes verdes”.

Las conclusiones positivas de las conversaciones comerciales mantenidas en Pekín recientemente siguen alimentando la esperanza de un acuerdo. Y la probabilidad de que el Brexit se realice sin acuerdo sigue siendo considerada muy baja por los mercados de divisas, mientras que un ‘Brexit sólo de nombre’ es quizás el desenlace “más probable a medio plazo”, termina.