Naturgy deja en manos del Gobierno y el “cariño” el futuro de sus centrales

A finales de 2018 Naturgy solicitó el cierre de las centrales térmicas de Meirama (Galicia); Narcea (Asturias); y La Robla (Castilla y León). Anteriormente ya había hecho lo propio con Anllares (CyL), que ya está lista para su desmantelamiento. Ahora tiene que esperar los pertinentes informes para validar dichos cierres. Aunque llegarán, la normativa europea aprieta. Pero todo parece haber perdido algo de fuerza una vez que el Gobierno no está por detrás con una Estrategia de Transición Justa. Básicamente porque no hay cámaras que puedan aprobar nada.

Y es que en las postrimerías del gobierno socialista se presentó el paquete de medidas energéticas más importante de los últimos años. Ley de Cambio Climático, Plan Nacional de Energía y Clima, y Estrategia para la Transición Justa. Esta última afecta en gran medida a Naturgy; en concreto en los procesos de cierre de centrales y reubicación de trabajadores.

Básicamente porque la compañía intenta que todo se resuelva de la mejor manera posible, aunque siempre queda la duda sobre si la gestión podría haber sido mejor. Sucede así porque como en todo conflicto laboral habrá bajas de empleados. En concreto, de manera directa, quedan en el aire 77 trabajadores en Meirama, 82 en Narcea y 80 en La Robla; más decenas de puestos indirectos asociados a las centrales.

El futuro de las centrales térmicas es menos ciertos que hace unas semanas

Y todo parecía estar atado, pero en la última Junta General de Accionistas que se ha celebrado este martes en Madrid, el presidente de la compañía, Francisco Reynés, ha pegado unas cuantas “patadas y adelante”. Sobre los planes concretos para dicha transición justa ha sentenciado que “la obligatoriedad de los planes no la dictamina la compañía”. Con esto desliza la idea de que, una vez que no haya Estrategia, debido a la falta de Gobierno, los planes pueden esperar.

Para generar más dudas sobre el futuro de los trabajadores, tanto directos como indirectos, Reynés ha mantenido que “el desmantelamiento depende de cuándo se tienen los permisos, y eso lo tiene que decidir la autoridad competente”. De forma pareja insiste en que se buscarán soluciones para la plantilla, aunque el tiempo pasa, el desmantelamiento se acerca, y las alternativas tardan en llegar.

NATURGY, SIN MUCHA CLARIDAD

En casos concretos, el máximo responsable de Naturgy ha sido más ambiguo, si cabe. Los planes para la central de Meirama, en relación con la creación de un centro de gas renovable, ha dicho que “están en estudio con todo el cariño del mundo”, pero Reynés no se sabe si el proyecto puede salir.

Todo esto contrasta con lo trasladado a los diferentes sindicatos desde hace semanas. En concreto, desde que solicitase el cierre de las centrales. Y es que se había insistido en la idea de que todo estaba bajo control. Incluso, fuentes sindicales consultadas por MERCA2 aseguran que, efectivamente, ha habido un cierto giro en los últimos días, coincidiendo con el anuncio de nuevas elecciones.

Por lo tanto, sobrevuela en el ambiente la idea de que Naturgy pudiera haber echado, en cierto modo, un cubo de agua fría a las recolocaciones prometidas a las decenas de trabajadores de las centrales afectadas.

INVERSIONES Y LAS “OTRAS ELECCIONES”

Al margen de los asuntos fiscales que han sido noticia en la energética tras la presentación de resultados, Reynés también ha hablado, y mucho, sobre inversiones. En concreto, el año pasado Naturgy destinó a inversiones 2.321 millones de euros, un 70% de ellas destinadas al crecimiento, por lo que, en conjunto, las inversiones de la multinacional caen un 16 % en la comparativa con 2019.

La inversión en renovables se convierte en una obsesión

Sin embargo, Naturgy matiza que en 2018 se destinaron unos 400 millones a buques metaneros, por lo que las inversiones sin tener en cuenta esa inversión específica aumentan un 5%.

Asimismo, Reynés ha insistido en que «pase lo que pase» con las elecciones generales en Argelia, inmersa en una crisis social ante la presentación a la reelección de Abdelaziz Bouteflika, el contrato de suministro con la estatal argelina Sonatrach «va a seguir cumpliéndose» y que el riesgo de un problema de suministro es a día de hoy «prácticamente nulo».

No obstante, ha reconocido que «siempre hay que tener planes B» y destacó que los contratos con Argelia se pueden reemplazar por otros. «Somos uno de los grandes jugadores (en GNL) y contemplamos alternativas de flexibilidad para dar suministro al mercado español». Además, Reynés señala que el grupo no necesita realizar en sus cuentas ningún tipo de provisión por el riesgo geopolítico en Argelia, ya que «no tiene exposición material» en el país africano. «Son contratos que se pueden sustituir por otros contratos que tenemos en otras partes del mundo».

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.