Concluye la presentación de resultados de los mayores bancos españoles (Unicaja lo hará el lunes). Las escuchas de Francisco González encargadas a Villarejo han sido una constante en las ruedas de prensa de esta semana y media, si bien cada banco ha contado con su propio problema sobre la mesa que tratar ante los periodistas.
La bomba lanzada por MONCLOA.COM pocos días después de la visita de los Reyes Magos a los hogares españoles dejó una enorme piedra de carbón en los consejos de los bancos españoles. Su tradicional mala reputación ante la sociedad se vio más perjudicada si cabe al conocerse que Francisco González encargó al excomisario Villarejo miles de escuchas a políticos, empresarios y periodistas para evitar el asalto de Sacyr al BBVA.
Con el BBVA investigando aún lo ocurrido, ese carbón se ha avivado con el aire en forma de preguntas de los periodistas y se ha convertido en ascuas con las que los consejeros delegados y presidentes de los bancos cotizados han hecho malabares para no quemarse. Algunos han jugado, otros las han soltado sin apenas sentir el calor del fuego.
Por orden cronológico, la primera en enfrentarse al tema Villarejo fue la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa. Con unos resultados históricos y un balance saneado, las preguntas de su rueda de prensa se focalizaron en asuntos externos al banco. No rehuyó la “batalla”. “Francisco González ha sido un banquero modélico en la actividad bancaria”, afirmó. No quiso valorar los hechos que se le atribuyen al presidente de honor de BBVA. La directiva de Bankinter se limitó a declarar que FG “ha sido muy valiente porque ha liderado la transformación digital de BBVA”. “Espero que haya un desenlace y una investigación rápida”, sentenció.
La semana que finaliza comenzó con la presentación de resultados de Bankia. Su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, trabajó durante más de 30 años en BBVA y tuvo una relación muy cercana con FG. “Tengo que ser prudente y quiero lo mejor para BBVA”, aclaró desde el primer momento en la primera pregunta sobre la trama de espionaje. “Todo lo que está saliendo en prensa representa una enorme sorpresa; ni conocí ni participé en el supuesto de que ocurriese”, afirmó.
Dos días después le llegó el turno a Santander. La presidenta del banco cántabro, Ana Botín, sacó el capote y lidió el asunto FG con dos verónicas de recibo. No necesitó ni coger la muleta. Simplemente declaró que “BBVA es un gran competidor al que respetamos mucho”. Botín zanjó las preguntas relativas al banco azul y su expresidente explicando que hay abierto un proceso judicial, por lo que ha pedido esperar “a ver qué sale de eso”. En cuanto al comportamiento de FG, se remitió a un tuit del 23 de diciembre desde su cuenta personal de la red social, en el que le deseaba “buena suerte en esta nueva etapa, Paco”.
El día grande fue el viernes. Casualidades del destino, o no, coincidieron las presentaciones de BBVA, Sabadell y CaixaBank. Todos los focos estaban puestos lógicamente en Carlos Torres. El nuevo presidente de BBVA tiene un meteorito más que una piedra en el zapato. Se ha escudado en la investigación en curso y su contundencia una vez que se conozcan los resultados. “Es prematuro hablar de ello (…), pero Francisco González me ha demostrado en estos años liderazgo, ser una persona trabajadora, dedicada, íntegra, exigente, incansable, para mí ha sido todo un ejemplo”.
El presidente de Banc Sabadell, Josep Oliu, ha espetado un “osti tú” en la primera pregunta acerca de FG. “Espero que muy pronto resuelva este tema, ayudaría a la crisis de reputación que pueda tener BBVA”, ha explicado. Por su parte, el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha sido escueto y directo en la rueda de prensa. “No vamos a comentar nada de lo que sucede en otras entidades”, ha zanjado.
LAS PIEDRAS DE BANKIA, SANTANDER, SABADELL Y CAIXABANK
Más allá de Villarejo y BBVA, cada uno de los grandes bancos españoles cuenta con su propia piedra que soportar cual Sísifo. Quizá Bankinter sea la entidad con menos problemas por su naturaleza prudente y más enfocada en las empresas. Espera tomar posesión de los activos procedente de EVO Banco y Avantcard el primer trimestre de 2019, por lo que “no hay novedades”. María Dolores Dancausa mostró su intención de incorporar los 225 empleados de EVO Banco al grupo y no hacer un ERE. En cuanto al plan de negocio, la idea de Bankinter es convertir EVO en un “laboratorio de ideas” con el objetivo de “impulsar el negocio de la banca digital” para lo cual mantendrá el nombre del banco, aunque en una división independiente.
Bankia tiene en marcha un macrojuicio por su salida a Bolsa del que sus actuales directivos intentan mantenerse ajenos. No obstante, pese a la “exitosa” integración de BMN en el banco, redujo su plantilla un 10% en 2018 y ha tenido que recurrir a la ingeniería financiera para presentar unos beneficios de 800 millones de euros. Además, su privatización sigue en el aire. El Gobierno ha aplazado un par de años la posible venta, pero ahí está.
Santander presentó unos beneficios cercanos a los 8.000 millones de euros en 2018. Todo grandes números y signos positivos. Sin embargo, el frustrado fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado ha dejado un manchón en la inmaculada página de 2018 (que seguirá en 2019) para el banco cántabro. Le costó a Ana Botín decir el nombre del italiano. Finalmente, confirmó que José Antonio Álvarez seguirá como CEO del banco “de forma indefinida”. Más prudente que en el caso del exdirectivo de UBS, la presidente explicó que buscarán “la mejor persona (…) con rigor y viendo todas las opciones posibles” para sustituir a Rodrigo Echenique en la presidencia de Santander España.
En el caso de CaixaBank, su problema es la reestructuración en marcha de la plantilla que supondrá en torno a 2.000 despidos. Su apuesta por las oficinas Store y la red rural con menos empleados en las oficinas para “adaptarse a la nueva banca”, exige el cierre de 800 oficinas. En conversaciones con los sindicatos desde principios de enero, Jordi Gual y Gonzalo Gorzátar mostraron en Valencia su intención de cerrar “lo antes posible” un acuerdo con los sindicatos “como es tradición” en el banco.
Por último, los mayores dolores de cabeza para los directivos de Banc Sabadell proceden de Reino Unido y de su exposición al ladrillo. Por un lado, el presidente del banco ha explicado que la integración informática de TSB “iba a ser un paseo militar y ha sido una batalla que han ganado”. Por el camino han quedado costes extraordinarios por valor de 637,1 millones. En cuanto al activo inmobilario, Sabadell soltó lastre al vender el 80% de Solvia al grupo sueco Intrum. “Las ventas han permitido que podamos poner el foco en el negocio bancario en un contexto de transformación digital”, explicó el presidente. Sin embargo, el banco no encuentra comprador para los suelos de Solvia Desarrollos Inmobiliarios.
Por tanto, si bien Francisco González ha estado presente en todas las ruedas de prensa de presentación de resultados, ningún banco se libra de sus problemas internos en un año muy complicado para los bancos españoles. Los tipos negativos, las exigencias regulatorias, la elevada competencia, la incursión de las fintech, el viaje hacia la digitalización de los servicios y productos, su mala cotización en el parqué y las incertidumbres macroeconómicas nublan el horizonte del sector.
