La Asociación Española de Quiropráctica exige que se regule la profesión en España

La Asociación Española de Quiropráctica (AEQ) ha remitido al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades sendas cartas en la que exige que se regule la situación de la profesión en España y en la que se exponen los datos científicos que la avalan.

A finales de 2018, los citados ministerios dieron a conocer el Plan de acción contra las pseudoterapias, con el que quieren poner fin a las disciplinas no avaladas por la evidencia científica y que pueden afectar negativamente a la salud.

Tras el anuncio del plan y a lo largo de las últimas semanas diferentes medios de comunicación han afirmado de manera repetida que los ministerios van a incluir la Quiropráctica como una pseudoterapia más de esa lista.

La AEQ indica que la Quiropráctica está reconocida como profesión sanitaria en países del entorno, como Francia, Portugal, Italia, Malta, Chipre, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega, Reino Unido o Islandia, y en la mayoría de los países considerados “desarrollados” de todos los continentes, como Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda.

Pero lamenta no es así en España, «único país de la UE en el que la situación jurídica de la Quiropráctica no está clara y en el que, además, existe el riesgo de ser procesado por ello. Por delante de España se sitúan países como Estonia, Grecia y Hungría, en los que la profesión todavía no tiene carácter sanitario, pero en los que está reconocida de facto».

La asociación agrega que la formación de Quiropráctica en Europa se realiza en facultades de Medicina de instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Zürich, la Universidad del Sur de Dinamarca o la del Sur de Gales, entre otras.

Así, agrega que España, donde no se ha reconocido la enseñanza de la Quiropráctica ni sancionado leyes que regulen la práctica autorizada de la profesión, se sitúa muy por detrás de los Estados considerados como más desarrollados y avanzados de la Unión Europea.

«Es más, cualquier ciudadano europeo puede acudir con todas las garantías a un quiropráctico, reconocido como profesional sanitario en países desarrollados como, por ejemplo, Francia y Portugal. Pero en España no es así. Se puede pensar que todos estos gobiernos, facultades de Medicina y universidades están equivocados o, quizás, que la situación en España es anómala», agrega.