Un MIR y 15 contratos: la epopeya del doctor Andina en la precariedad sanitaria

David Andina es pediatra, estudió seis años de carrera, se preparó el MIR, realizó cinco años de residencia y finalmente se lanzó al mercado laboral. Tras terminar su formación como Médico Interno Residente obtuvo su primer contrato, y luego el segundo y el tercero y el cuarto, y así hasta 15, en tres años, dentro del mismo hospital.

David trabaja en un hospital público en Madrid, su contrato más extenso fue de un año de duración. Entre sus últimos acuerdos laborales figuran bajas maternales, reducciones de jornada o enfermedades. Su contrato número 15 corresponde a una reducción de jornada del 40%, hasta que se mantenga esa reducción. El día que lo firmó lanzó un tuit en el que denunciaba esta situación de precarización laboral, y cientos de personas lo respaldaron.


Su situación no es única, muchos jóvenes viven circunstancias parecidas, lo que está provocando una desbandada a la sanidad privada, donde las condiciones son más favorables respecto a la contratación, aunque similares en cuanto a los salarios. “De mi promoción muchos compañeros se han ido a la privada, tienen mejores condiciones, pero también renuncian a unos ideales, como son los de trabajar en la sanidad pública”, apunta Andina en declaraciones a Merca2.

Un gran peso de la culpa recae en la crisis económica, que lo arrasó todo, y que provocó, entre otras cosas, que la oferta pública se congelase, que no se repusieran los puestos de aquellos que se jubilaban, ni que tampoco se sustituyera al personal por enfermedad común, a no ser que se prolongara mucho en el tiempo, escenario que continúan en la actualidad.

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La última oferta pública de empleo para pediatras en Madrid fue el 2017, se presentaron 520 personas para 22 plazas. La particularidad es que hay muchos pediatras que llevan más de 20 años sin plaza fija, por lo que es muy difícil que los más jóvenes obtengan un puesto. “Aprobé el examen, pero tenía mucha gente por encima de mí con muchos más puntos, y es casi imposible optar a una plaza”, asegura Andina.

Otra de las irregularidades son las horas trabajadas. Algunos sanitarios tienen contratos sólo por guardas, una suerte de fijos discontinuos que pueden firmar hasta 50 contratos distintos en 365 días. Este pediatra apuntó en su tuit que sobrepasó las 140 horas mensuales con las guardias y que sólo cobró el 40% de los complementos.

RECORRIDO JUDICIAL

Los tribunales han hablado a este respecto. En 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dio la razón a una enfermera que denunció que entre los años 2009 y 2013 firmó siete contratos en la sanidad madrileña. Cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid decidió prescindir de los eventuales denunció, y el TJUE señaló que España está obligada a prevenir el abuso de este tipo de contratos.

En febrero de este año el Tribunal Superior de Justicia de la Rioja falló a favor de un empleado de la sanidad riojana, que denunció que en 9 años encadenó una veintena de contratos. La sentencia señaló que la sanidad riojana incurrió en fraude de ley porque el sanitario debía ser interino, ya que no existía una justificación para el encadenamiento de estos contratos. Además, este mes de julio, el servicio gallego de salud sufrió un revés por parte del TSJG al obligarle a convertir en indefinidos a cientos de interinos por considerar que sus contratos eran fraudulentos. Y así cientos de casos en España.

ADVERTENCIAS DE LA OMC

A raíz de la situación que viven los facultativos en España, la Organización Medico Colegial advierte de la tendencia alcista de los médicos que solicitan el certificado de idoneidad para emigrar fuera de España y poder ejercer la medicina. En 2015 fueron 2.917, en 2016, 3.500 y en 2017, 3.282. Los datos recogidos hasta el 30 de junio de 2018 ponen de manifiesto una nueva tendencia ascendente. Según la OMC los médicos del ámbito hospitalario son los que más demandan estos certificados, un 48%, frente al 19%, que corresponden a la atención primaria, además apuntan que la mayoría de ellos tienen menos de 35 años, aunque también los hay mayores de 50.