El negocio de la traducción: el hombre contra la máquina

A comienzos del año 2018 el Centro Botín, un espacio de arte patrocinado por el Banco Santander, era anunciado por la página oficial de turismo de la capital cántabra. Todo parecía bien, excepto porque aquellos que leyeron el anuncio en inglés recibieron un confuso mensaje, ya que el nombre del lugar había pasado a llamarse «Centro Saqueo». Además, la traducción al inglés de «casco histórico de la ciudad» era «historic helmet» (casco pero de cabeza).

Esta situación dejó en evidencia lo extendido que está el uso del traductor automático para cualquier encargo, sea de la importancia que sea, además de demostrar claramente los riesgos que tiene utilizarlo.

Parecería evidente que si organizaciones y empresas como ésta usan un traductor automático, la mayoría de compañías y organismos con recursos más limitados también lo harían. Sin embargo, el mercado de la traducción crece a un ritmo constante los últimos años, pero parece totalmente dividido entre los procesos que realizan los trabajos automáticamente y las fórmulas más tradicionales.

Blarlo es un página que se encuentra entre ambas cosas. Por un lado son profesionales los que traducen, pero están conectados a los clientes al más puro estilo Uber y Cabify, a través de la plataforma pero sin ser trabajadores. La diferencia con las dos empresas de movilidad es que las dos partes no están conectados solo por la App, sino por un sistema de inteligencia artificial que determina quién es el más adecuado para cada trabajo y resuelve con traducción automática aquellos puntos que no estén redactados. Por este sistema la empresa ha sido galardonada con el premio a «Mejor Idea del Año» de este última edición.

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Su cofundador, Óscar Martín, explica a MERCA2 que este crecimiento del sector lleva un ritmo de crecimiento del 10% anual en los últimos 3 ejercicios. Este incremento estaría justificado, según él, porque a la hora de comprar por internet «una mala traducción genera mucha desconfianza y finalmente rechazo. Por ello se está yendo cada vez más a una traducción no automática».

Sin embargo, explica que crecer en este mercado es muy complicado debido a que «hay una enorme competencia, el precio por palabra traducida está prácticamente fijado, por ello las áreas donde se puede diferenciar una empresa es la confianza y el SEO».

Aunque el gran competidor de plataformas como esta, y lo que ha cambiado totalmente las reglas de este mercado, es el sistema de traducción automática que lidera Google Translate. Estos sistemas tecnológicos de momento no monopolizan todo el sector por sus múltiples fallos, pero cada vez  sus sistemas de inteligencia artificial hacen que estén más cerca de una traducción automática perfecta.

Desde Blarlo creen que esto es una realidad, que llegará un momento en el que se consiga que las máquinas traduzcan como humanos, pero que falta mucho más de lo que se augura. Además explican que estos sistemas fallan «porque se dedican a traducir palabra a palabra» y «así no es como funciona una traducción, las frases tienen un contexto, unas connotaciones… por lo que hace falta saber el sentido que tienen para poder llevarlas a otro idioma».

LAS CIFRAS DE LA TRADUCCIÓN PROFESIONAL Y AUTOMÁTICA

Según el informe de CSA el sector tradicional factura a nivel mundial 47.000 millones de dólares, dista mucho de los 38.000 millones que movía hace tres años. Además es en Europa donde está la mayor parte del mercado, este continente representa el 53,9% del negocio.

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El mercado de la traducción automática también está creciendo, sin embargo es más difícil saber sus cifras por su gratuidad y porque casi todo es dominado por Google Translate. Pese a esto la propia empresa ha reconocido que se han traducido más de 145.000 millones de palabras al día y hace tres años rondaba las 100.000 millones.