La curiosa figura del ‘tipster’: el corredor de bolsa de los millennials

Jóvenes, preparados y con muchas ganas de ganar dinero. Así son los nuevos ‘brokers’ del siglo XXI. La bolsa y las acciones han dado paso a internet y a las apuestas deportivas. La generación 3.0 también ha cambiado la forma de especular con el dinero. Así son los tipster, la mayor amenaza de las casas de juego.

Parece sencillo. Un partido, un pronóstico y miles de euros ganados en tan sólo 105 minutos, que es lo que dura un encuentro de fútbol con descanso incluido.  Pero lo cierto es que detrás de la figura de los pronosticadores de apuestas –‘tipster’ es el término utilizado en inglés- se esconden muchas horas de visionado, multitud de datos recogidos y una gran sangre fría.

La mayoría de las personas relacionan el big data con la afamada película ‘Moneyball’. En el largometraje un matemático llega a un equipo de beísbol desahuciado con malos resultados y menor probabilidad de remontada. Al final, gracias a la recopilación de datos el equipo acaba ganando. Qué bonito, ¿verdad? Pero todo esto tiene una explicación matemática. Todo, derivado de un modelo que permite detectar talento analizando multitud de parámetros que hasta la fecha no habían sido puestos en valor.

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En la actualidad el big data se ha transformado en una herramienta para los tiptster profesionales. El objetivo es convertir los datos en información. O lo que es lo mismo, en información que produzca dinero. Partidos de fútbol, tenis, baloncesto… todos los deportes son válidos. El problema es saber analizar las cifras extraídas de los encuentros. Para esta labor no cualquier persona es apta. De hecho, muchos de los ‘tipster’ son profesionales que derivan de la banca o de alguna actividad financiera.

Este es el caso de Daniel Mateos, un exmpleado de banca, que en la actualidad cuenta con su propia página de pronósticos deportivos. Mateos no es sólo un ‘tipster’, también es CEO de la empresa Pyckio, una página web donde se ofrece al usuario convertirse en un profesional del sector. Porque lo que se busca es profesionalizar un mundo que todavía muchos observan como un nicho de suerte y azar.

Pero la empresa no se presenta fácil. Para llegar a ese nivel se necesitan más de 500 pronósticos, un ‘rating’ de entre 4,25 y 5,00 y un ‘yield’ mínimo del 4,0%. Este último concepto, que marca la calidad del ‘tipster’, es el beneficio medio en términos porcentuales que obtiene un pronosticador por cada unidad monetaria apostada. Es decir, si un ‘tipster’ tiene un ‘yield’ del 9%, significa por ejemplo que por cada 100€ de media obtendrás un beneficio de nueve euros netos.

El fenómeno ‘tipster’ –no confundir con hípster- ha llegado a la generación millennial, que ve en esta figura una oportunidad para ganar dinero fácil. Pero, ¿qué es en realidad un ‘tipster’? Un ‘tipster’ es un pronosticador que refleja sus apuestas deportivas en una cuenta que puede ser abierta o cerrada. O mejor dicho, son aquellos que creen que pueden hacer ganar dinero a la gente que sigue sus pronósticos. Algunos lo hacen de forma gratuita y otros a cambio de una comisión. A priori, cualquiera con unos conocimientos básicos de fútbol, baloncesto o tenis podría convertirse en un ‘tipster’, pero las estadísticas muestran una realidad bien distinta. De hecho, todas las páginas web piden un mínimo de apuestas realizadas y un porcentaje mínimo de acierto para poder convertirse en ‘premium’ y cobrar por los vaticinios.

El problema es la facilidad con la que se accede a las apuestas deportivas. Dice el dicho que todo español lleva un seleccionador dentro. Este síndrome del creer que uno todo lo sabe se ha extrapolado al mundo de las apuestas y ha dejado en la banca rota a muchos usuarios. La realidad es que las puestas son una carrera a largo plazo y, aunque parezca lo contrario, hay estudios que dicen que no más del 3 o el 4% de la gente que apuesta gana dinero. La ascensión de este negocio se ha visto también reflejado en el nivel de adicción. De hecho, es la segunda causa de ludopatía en España, tras la máquina tragaperras.

Lo cierto es que por muchos esfuerzos que hagan los ‘tipster’ premium por profesionalizar su labor, con la legislación actual lo tienen muy difícil. En el año 2011, se aprobó la ley que regula el juego online y muchas de las mejores casas de apuestas se “fugaron” por las restricciones. Para salvar este escollo, muchos apostadores tomaron la vía de la ilegalidad. En la actualidad, muchos ‘tipsters’ y apostadores abren cuentas bancarias en Gales, donde se encuentran las mejores cuotas y las mejores casas de apuestas. Es una práctica ilegal, pero muy habitual.

EL TIPSTER, LA MAYOR AMENAZA DE LAS CASAS DE APUESTAS

Para las casas de apuestas los aficionados al deporte que creen entender de ello son una ‘perita en dulce’. Son un usuario muy suculento. Un ‘palomo’, que diría un feriante. Otra cosa son los ‘tipsters’ profesionales o los que contratan los pronósticos de estos. Para las casas de apuestas son verdaderos enemigos a los que identificar antes de que logren desplumar las arcas virtuales. Una vez reconocidos sufren las restricciones de las casas de apuestas. Cabe recordar que hay tipster que ofrecen a sus clientes un beneficio de 20 céntimos por euro apostado. Ya quisiera el BBVA, Santander o CaixaBank ofrecer este tipo de rentabilidad.

Al final, estos pequeños corredores de bolsa son para la casa de apuestas como ‘los pelayo’ para los casinos. Sufren cierren de cuentas por exceso de ganancias. En otras ocasiones las casas optan por una vía más diplomática: restringir la cantidad que pueden apostar. El problema es que en la mayoría de las ocasiones son cifras irrisorias como dos o tres euros. Por este motivo, el trabajo de un buen ‘tipster’ no es sólo saber qué aposta, sino dónde. La clave es tener cuentas en varias casas de apuestas, repartir bien el dinero y no levantar las sospechas de los analistas de los que dispone la casa de apuestas. Porque sí, el big data es direccional y las casas no van a dejar este hecho al azar.