Jonathan Stearns para Bloomberg
Cuán diferente es la Unión Europea en comparación con la de hace un año.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, pronunciará el discurso anual del bloque la próxima semana con un estado de ánimo más optimista que en 2016, cuando el grupo compuesto por 28 naciones fue azotado por la decisión del Reino Unido de separarse y los partidos anti Unión Europea empezaron a florecer.
En un signo de renovada esperanza de la UE, Juncker impulsará acuerdos de libre comercio con Australia y Nueva Zelanda en momentos en que los Estados Unidos se cierra al mundo, junto con un sistema de bloque para analizar adquisiciones extranjeras y una integración bancaria más profunda en la zona.
Para subrayar la gama de proyectos de la UE que se planifican sin Gran Bretaña, Juncker ni siquiera planea referirse al Brexit, según un par de fuentes vinculadas al líder.
“Hay un gran suspiro de alivio”, observó Michael Tscherny, ex funcionario de la UE que ahora asesora a empresas sobre políticas europeas en GPlus Europe en Bruselas. “La marea populista fue derribada y el Brexit no es una gran amenaza, pero quedan muchos desafíos, incluyendo las guerras comerciales”.
Theresa May, primera ministra británica, se enfrenta a una disputa por el divorcio. La canciller alemana, Angela Merkel, parece preparada para su cuarto mandato y la victoria de Emmanuel Macron en Francia fue una coronación para las fuerzas pro Unión Europea. Como resultado, el bloque percibe la oportunidad de extinguir fuerzas centrífugas que han disminuido desde que propulsaron el voto por el Brexit y sacudieron a los principales partidos políticos europeos.
Conversaciones de libre comercio
Los líderes del bloque dicen que 60 años de integración europea proporcionan la plantilla para abordar desafíos actuales que van desde los flujos de refugiados de Medio Oriente y las amenazas terroristas hasta el alto desempleo y la lenta inversión.
En el discurso del 13 de septiembre ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia, Juncker pedirá a los gobiernos de la UE que den a su comisión la autoridad para iniciar negociaciones de libre comercio con Australia y Nueva Zelanda. Su plan se produce tras un acuerdo provisional de la UE con Japón y una semana antes de que entre en vigor un nuevo tratado con Canadá.
Acercarse a Nueva Zelanda o Australia plantea una mayor distancia con Europa
El acercamiento a Australia y Nueva Zelanda ofrecerá un nuevo recordatorio del peso de la apertura de mercado global de la UE, una mayor distancia de Europa a la inclinación proteccionista del presidente Donald Trump y planteará preguntas incómodas para May. Mientras prepara el Brexit, planea cortar y pegar los acuerdos comerciales de la UE y no podrá hacer sus propios pactos hasta abandonar el bloque en marzo de 2019.
“Es la decisión del Reino Unido la de salir -un error para Gran Bretaña-, pero la democracia es democracia”, dijo Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, en una conferencia celebrada el 6 de septiembre en Bruselas.
Otros temas
En la lista de tareas de Juncker hay una propuesta de un marco de la UE para analizar las inversiones extranjeras en Europa cuando surgen inquietudes sobre la competencia desleal. Juncker está presionando esto como una recompensa política para Macron después de derrotar a su rival de extrema derecha Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas y su partido consiguió una mayoría parlamentaria posterior.
Macron se ha hecho eco de los llamados para que Europa respalde sus defensas contra el comercio desleal y asegure que los fabricantes basados en la UE tengan un campo de juego nivelado en el mundo.
Francia y Alemania están listos para tomar la delantera en el relanzamiento del proyecto europeo
La victoria de Macron puede llevar a profundizar los vínculos de Francia con Alemania, que se está preparando para las elecciones parlamentarias del 24 de septiembre, e impulsar iniciativas de la UE que incluyen estancados intentos de crear una unión bancaria más profunda. El gobierno de Merkel ha rechazado propuestas como un sistema común de seguro de depósitos para la zona del euro, diciendo que las economías más débiles necesitan priorizar los riesgos financieros.
“Francia y Alemania están listos para tomar la delantera en el relanzamiento del proyecto europeo”, expresó Herman Van Rompuy, quien presidió las cumbres de la UE como el primer presidente del bloque durante cinco años hasta 2014.
El panorama económico ayuda a la política. La economía de la zona euro se planea a su crecimiento más rápido en una década, la moneda común está en un máximo de casi tres años frente al dólar y el Banco Central Europeo sopesa la liquidación de su programa de estímulos.
Globalmente, con Trump desafiando el orden transatlántico y el líder norcoreano Kim Jong Un probando bombas nuclear, la UE se plantea como un bastión de estabilidad.
La UE tiene su cuota de riesgos. Macron debe cumplir con una reforma económica local que Alemania le exige y Polonia ha provocado preocupaciones sin precedentes sobre el retroceso democrático en el bloque y una fisura con los vecinos occidentales, pero estas realidades no estropean el optimismo.
“Algunos hablan de un renacimiento de Europa”, expresó Janis Emmanouilidis, directora de estudios del European Policy Centre de Bruselas. “Debemos tener cuidado de no animarnos demasiado pronto”.
