El Tratado de Libre Comercio con USA podría despertar gracias a Canadá

“Nos quedan cinco meses en circunstancias complicadas pero hay margen”. La contundencia de Alfredo Bonet, director internacional de la Cámara de España, insuflan un leve hilo de oxígeno a la comatosa Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés).

Respiro que ha cobrado más fuerza tras la claudicación de Valonia ante la firma del CETA, o lo que traducido es el Acuerdo Económico y Comercial Global con Canadá. El pasado domingo el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker, su homólogo en el Consejo, Donald Tusk y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau rubricaban los trece capítulos y 1.598 páginas del Freddy Krueguer en que se ha convertido el tratado para los detractores del libre comercio.

Existe una gran oposición pública a los acuerdos comerciales. Sin embargo, algunos economistas defienden sus ventajas para las empresas

Lo cierto es que pese a que todavía queda el trámite de su ratificación por cada uno de los Parlamentos europeos, el CETA arrancará su andadura en diciembre. Será a partir de esa fecha cuando, en palabras de Trudeau, “inmediatamente” se empezarán a notar los efectos tanto a uno como a otro lado del charco.

El filón de las licitaciones

Entre las ventajas de los acuerdos de libre comercio está el mayor acceso de las empresas a las licitaciones internacionales. Un área en el que las grandes, pequeñas y medianas empresas españolas juegan con ventaja. La parálisis política en España ha llevado a las compañías a competir en los mercados exteriores, así y según el último informe de ICEX España ocupa el segundo puesto en el ranking de adjudicaciones del Banco Mundial y del BID con más de 328 y 64 millones de dólares en volumen. Con 29 contratos por importe de más de 17 millones de dólares, en el primer caso, y 58 en el segundo cuyo valor total rozó los 21,78 millones de dólares, el sector servicios el que concentra el mayor número de empresas adjudicatarias. Le siguió bienes y obras con 18 y 6 contrataciones por valor de 311,17 y 42,69 millones de dólares respectivamente.

La supresión del 99% de los aranceles de la que se beneficiarán unos 510 millones de europeos y 35 canadienses supondrá un ahorro de 500 millones de euros para las empresas exportadoras de los 27.  Asimismo, el impacto económico es de 12.000 millones de euros año para la Unión Europea (UE) en su conjunto y de 8.000 para Canadá.

Cifras que no son moco de pavo dada la inestabilidad de la economía mundial que se enfrenta, de pleno, a una fiebre proteccionista calificada por el economista Daniel Lacalle como “letal e incuestionablemente dañina para el desarrollo de las empresas”.

El impacto del tratado puede ser mucho mayor si Barak Obama consigue, en el tiempo de descuento, llevar adelante sus intenciones de cerrar el acuerdo antes de que la siguiente Administración tome pleno relevo. “Haced todo lo posible”, ese fue el mandato que el todavía presidente de Estados Unidos habría encargado al equipo negociador de la reunión informal de Bratislava así como para la decimoquinta ronda de negociación que se celebró la primera semana de octubre en Nueva York.

El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos puede no salir adelante. El año que viene habrá elecciones en Francia y Alemania, y los resultados pueden dar alguna sorpresa inesperada

Hemos de tener en cuenta que el 77% de las exportaciones canadienses van a parar a Estados Unidos, de donde provienen a su vez el 54% de las importaciones. Asimismo China ocupa la segunda posición en las relaciones comerciales con el país de la hoja de arce.

Llama la atención la oposición frontal que la opinión pública viene demostrando desde el inicio de las negociaciones con Estados Unidos al ‘libre comercio’. Más aún si ponemos en valor los más de 80 acuerdos comerciales que la UE tiene suscritos con terceros países. En España el número de TLC’s (Tratados de Libre Comercio) supera la veintena.

El resultado de la apertura, en ambos casos, Bonet lo resume en que “siempre nos ha ido bien”. Además de la reducción de costes arancelarios, las mejoras a nivel regulatorio han favorecido que muchas pequeñas y medianas empresas hayan podido inernacionalizarse. Y es que “los intereses ofensivos son mayores que los defensivos”.

Ventajas del Tratado de Libre Comercio con USA

Fuente: Instituto de Estudios Empresariales (IEE)
Fuente: Instituto de Estudios Empresariales (IEE)

Entonces, ¿a qué se debe la aversión? La respuesta radica en la politización de los Tratados. “Que haya aranceles se ha convertido en electoralmente rentable”, explica Lacalle. Ya que de la opacidad de la que sindicatos y grupos de izquierda acusan poco si tenemos en cuenta que todos y cada uno de los libretos de las negociaciones pueden ser consultados sin restricciones “se ha hecho el mayor ejercicio de transparencia de la historia”, apostilla Bonet.

Intereses políticos aparte la coyuntura no ayuda y economistas como Álvaro Lodares ven “muy complicado” que se pueda llegar a la rúbrica. Así, si bien durante 2017 el CETA tendrá que defenderse de sus detractores en el cara a cara de las cámaras nacionales, el TTIP ha de superar una triple barrera: las elecciones del próximo 08 de noviembre en Estados Unidos, los comicios en Francia y Alemania, y el Brexit. Cabe recordar que Gran Bretaña ha sido el principal valedor del acuerdo y su salida de la UE “ha hecho que Estados Unidos pierda cierto interés” insisten fuentes conocedoras de las negociaciones.